domingo, 24 de mayo de 2009

Frágil Merlina


El cuervo en el árbol posado
y la lúgubre luna mortecina,
el corazón ensangrentado,
el cuervo observando a Merlina.

La luna cae, el silencioso bosque,
Merlina tristemente agonizando,
en la rama está el duque
el amo de la noche llorando.

Oh mi cuervo, mi amo negro,
dulce sufrimiento Merlina,
viejo cuervo, cuida de su corazón siniestro
y su recuerdo preserva en la mañana.

Triste cuervo enamorado de la grácil dama,
solitario en el olvido del recuerdo
el cuervo observando en la rama,
derramando la lágrima del olvido.

Adiós Dulcinea, adiós mi amada
con una mirada el cuervo se expresa,
Merlina muerta se encuentra posada,
del sufrimiento el cuervo es presa.



sábado, 16 de mayo de 2009

História por De La Croix

I.-

APARICION

Las doce la noche, daban en aquel lugar...Cerca de la ciudad de México, donde el viento era fresco, sin traer dolor ni sufrimiento. Un automóvil llego a lo que pareciese una casa abandonada, aquellas cortinas de terciopelo y el jardín cubierto de rosas secas daban un aspecto lúgubre y deprimente a ese palacio donde se contaban muchas historias.

Aquel hombre, de una complexión alta, delgada, poseía un traje de magnifica costura y perfecta creación, portaba un portafolio en una mano, y un arma en otra. Lentamente aquel misterioso recorrió la vereda de rosas secas, marchitas por el tiempo, hasta dar lugar a un objeto, que no distinguía desde la posición donde estaba. Conforme el se acercaba logro ver que era una lápida de la cual se podía leer, entre los restos de las rosas que fueron arrojadas quizás ahí hace algún tiempo:

“Aeternam dubitare † interrare stare”[1]

-Veo entonces que si eran ciertas las cosas que se decían de este maldito lugar, bueno…una lápida más para este lugar.

Habiéndose dicho eso, cargo su arma, y la coloco en su boca, pero algo lo detuvo, cual cosa era más impresionante que lentamente bajo su arma, la dejo en el suelo y avanzó como un mosco cegado por la luz de una linterna, hacia aquella única rosa, que estaba en lo mas cerca de la entrada principal de aquella fantasmagórica morada.

Lentamente, como si habitase aun alguien ahí, decidió cortarse esa rosa para su alma tan solitaria, cuando una mano lo tomo por detrás y suaves palabras, que parecían que venían del viento pronunciasen;

-Buenas noches caballero, lamento molestarle en su concentración pero me es importante deciros que esa rosa, es de mi pertenencia y no consentiré que le quitase de tan bello tallo.

Muerto de miedo ese hombre se volteo a ver que ser, o fantasma habíase detenido esa acción y antes de pronunciar palabra, se dio cuenta de que ente fue el que pronuncio tan elevadas palabras.

Un joven, que con la luz de la luna solo se podía observar su complexión y estatura medias, el cabello tan negro como la misma sombra que lo rodeaba, y una cruz cuyo destello cegaba a la vista del hombre, se le había acercado sin que el escuchase más que sus latidos del corazón que tanto éxtasis fue inyectado al ver aquella flor.

-Mire jovencito no se que es lo que hace aquí, pero… ¿su flor?, por favor no es que quiera ser grosero pero en esta casa no habita nadie.

Una estruendosa carcajada escaparon de los labios de aquella figura y aun sin dejar de reír.

-¿Joven?, Ja… eso es solo lo que los mortales pueden decir a aquellos que no se ven como de su edad, vamos, debe tener frio, por que no pasa a mis aposentos, estaba a punto de cenar. Ante aquellas palabras el joven mostro unos dientes tan afilados que solo en las pesadillas podíasen ver. Espantado ante ese espectáculo, nuestro personaje tomo su arma y hendió en el aire la bala que iba a hendir en su boca.

Con ese acto el joven solo mostraba una sonrisa maligna, como si alguna mano invisible estuviese forzándolo a sonreír, cuando solo de sus labios apenas abiertos salieron las palabras.

-¿Vos… espantarme con eso?

-Si, dado que me interrumpe en mi momento.

-Ah interrumpo, su… ¿reflexión?, ¿robo?, ¿calvario?

-¡Eso!, mi calvario, quiero morir, no deseo mi vida, ahora retírate antes de que la siguiente bala vaya hacia ti, te matare y me matare, nadie lo notara.

Su lúgubre mirada del joven desapareció de la viva ansiedad de sus ojos de aquel señor, herido como un águila en pleno vuelo. Sintiendo la misma mano por su hombro, inconscientemente el hombre dio un respingo y murmuro incoherencias, o lo que pareciese un rezo.

-Ah entonces estaremos los dos de acuerdo que quiere que haga lo que mencione, ¿no me cree capaz de hacerlo verdad jovencito?

-No, no me puede matar-. Y ante esas palabras aquel hombre, mas alto que su depredador fue a reposar sus espaldas en el epitafio donde había llegado. -Creo que no tiene idea acerca de lo que soy, y por eso tendrá que pagar, las consecuencias…pero no se mortifique, su muerte será placentera para mi.

El hombre palideció y sintió algo cerca de su cuello, un fuego interior que lo incitaba a mostrarle ese rígido cuello ante un desconocido creció hasta que sintió el dolor, su corazón se junto al otro corazón, latiendo como uno solo, pero por extraño, el joven se separo de el, dejando entrever sus blancos dientes manchados de la sangre que bebió.

-Aun la deseas, o dejaras vuestras estupideces, para otro momento.

El hombre desconcertado antes esas palabras y aquel rostro que aun seguía sin distinguir sus rasgos, solo pudo dejar escapar un sollozo y unas lastimeras palabras….

-No me mate, le daré lo que quiera, dinero, mi auto, vamos le doy mi auto pero no me mate, me arrepiento de desear esa muerte.

-Vamos, vamos-decía el joven- su valentía es el seguir ante sus problemas, aun no lo catalogo de cobarde dado que su decisión de quitarse la vida se la sustituyó, pero… ¡mire la hora! Las dos menos quince, tendremos que pasar, sin miedo buen hombre, no me temáis, no soy vuestro enemigo aun ni vuestro salvador, solo soy… como lo dicen ustedes…alguien más.

-De acuerdo, pasare a tu…casa, si es que se puede decir.

II.-

EL APOSENTO DEL CONDE DE LA CROIX

El joven, habiendo tomado ya del brazo al hombre, le condujo ante aquellos aposentos que tanto temor habían infligido en esa alma desesperada por su redención. Al entrar, aquel perturbado solo pudo exclamar una emoción al ver lo que en ese lugar había….

La habitación principal era sencilla, no tenía más que una mesilla donde había licor en una botella de vidrio labrado, unas copas, había recuadros por todos lados, de sombrías formas ante la única luz que procedía del candelabro superior, y la escalera principal, mostraba al visitante unas gárgolas que solo la imaginación podía crear….las ventanas, de 3 o 4 metros aproximadamente, cubiertas por unas telas de terciopelo, roídas por las polillas y el demonio del tiempo daban a esa entrada un aspecto triste, olvidado durante quizás siglos.

-Dispensad el desorden y el mal estado de este lugar, pero han pasado tantas cosas que no creía que iba a recibir alguna alma en pena, como vos en esta esplendida noche, sentaos por favor.

Conforme el hombre se sentó aquel joven le acerco la mesilla donde el remedio de los condenados aguardaba ser tomado por aquel mismo, que bebió directo de la botella, y al ver por vez primera a este joven misterioso casi se ahogaba en el licor que había pasado por su garganta.

En efecto, era un joven de unos 17 o 18 años aproximadamente, cuya tez demacrada, pero aun conservando algo de su moreno color le produjo aquel hombre una sensación de temor, sus ojos de un negro azabache y cejas relajadas sin ningún esfuerzo, aquellos labios constituían una línea recta y en conjunto, daban el carácter de una persona que ha vivido más tragedia que alegría y el tiempo le consumió hasta dejarle la viva personificación de la resignación y la tristeza.

-No te ves muy bien, pareces enfermo, pero dime hijo, ¿Quién eres? Me dijiste algo acerca de que no te puedo matar, ¿acaso bromeabas conmigo? Si, he de suponer que si ¿verdad?

Su sonrisa forzada, que tanto temor le causo al hombre, se volvió a asomar sobre los labios del joven, levantándose de la silla desde donde le hacia guardia y fue a ver un cuadro, quedando así de espaldas al hombre.

-Lamento decirle que no bromeaba con vuestra excelencia, y sí…es cierto acerca de mi inmortalidad.

El efecto del hombre, antes sorprendido por aquel movimiento que realizó, una gran risotada escapo de sus labios, derramando licor por todos lados.

-¿Acaso me quieres ver la cara de idiota?, ¿que crees que soy?, hazme el favor, ¡inmortal!, es lo más ilógico que jamás había……

-Oh, quizás jamás lo escucho de un ser- murmuró el joven –y es lógico, están tan ciegos- diciendo esto en voz alta…

-¿Ciego?, me llamas ciego, jajajaja, por el amor de Dios joven, no estoy ciego, veo con claridad que eres.

-Y ¿queréis decirme que es lo que soy?

El hombre se quedo meditando un rato, o al menos eso reflejaba su expresión, y al terminar dijo:

-Eres uno de los desaparecidos, los llamados “oscuros” que hace tiempo nuestro gobierno hizo el favor de eliminarlos del mapa, jóvenes que necesitaban atención, si eso es lo que eres.

Aquel joven volteo ante aquella explicación, moviendo la gabardina con elegancia y dejando ver, su camisa de cuello largo, su chaleco bordado y sus pantalones delante de aquella prenda.

-No, me temo que solo se dejo ir por mi vestimenta señor, no negare que pertenezco a las sombras…pero no soy lo que usted piensa…no soy mas que usted ni tampoco estoy por debajo de vuestra anima… pero tampoco pertenezco a los suyos….

-Tonterías, eres un ser humano y….

-Era un ser humano, hace 108 años, ahora… soy un vampiro.

Esas últimas palabras helaron al hombre, cuya frase inconclusa dejó, e involuntariamente se llevo una de sus nervudas manos al cuello donde aun sentía tibia la sangre que poco a poco coagulaba en su herida….

-¡Ah!...eres un… por favor…dime que estoy soñando…

-Iba a alimentarme de vos pero, creo que es hora que de que le cuente a alguien mi…existencia, por favor, seguidme, iremos al aposento de arriba…

El hombre no pudo más, y salió corriendo hacia la puerta, quitando el seguro y abriéndola, no pudo ahogar el grito de horror que le ocasionó al ver al joven contemplando la rosa, con un sentimiento, que no pareció escuchar, o al menos ignoró, el grito.

-¿Cómo?, ¿Qué diantre haces aquí afuera?....ah me volveré loco…

Y con la misma seriedad característica del joven, con frialdad, tomo por el brazo al hombre, y aquel, sin oponer resistencia, se dejó conducir hacia las escaleras, donde reaccionó e intentando huir, aquel “vampiro” le susurro al oído:

-No temáis, estaréis bien ante este lugar, como puedo deciros que no os haré daño… ¡ah!, esta noche no tengo apetito de suicidas…tenedlo por seguro

El hombre, presa del pánico solo pudo afirmar con la cabeza.

-Excelente, entonces sigamos el camino…por aquí.

Y así juntos, como el hijo consolando al padre después de una larga jornada de trabajo, subieron escalón por escalón.

La segunda planta estaba hecha de alfombra el piso y largos candelabros que caían como arañas ante las sombras que aquellos proyectaban, un estrecho pasillo donde en ambos lados habíase puertas, seguramente siendo las habitaciones. En aquel pasillo se observaban cuadros de Picasso, Dalí, Da Vinci, entre otros creadores del arte, pero lo que más sorprendió al hombre fue que la mayoría de los cuadros, habían seres encapuchados como fondo, y siempre, una rosa.

Al llegar al fondo, el vampiro se acerco a abrir la puerta, y una mano con uñas largas, indico al hombre que pasase delante de el. Con cierta desconfianza el hombre entro y pudo ver lo que el cuarto poseía.

Comprendía de una gran biblioteca, múltiples tomos de libros de todo el mundo reunidos en aquel extraño lugar, colocados en estantes. Una mesa en el fondo y un velo de teatro en la pared de enfrente era todo lo que comprendía ese cuadro, quizás menos lujoso que la entera casa.

Al ver la mirada del visitante, fija en el velo teatral el joven vampiro le dijo:

-No os preocupéis, detrás de ese velo, solo se encuentra la ventana que da a la calle, lo coloque en forma de velo de teatro, por que para mi eso representaba….la vida.

El hombre, mas tranquilo, se sentó y al dar una última mirada a todo el aposento, al fin articulo palabra…

-¿Cómo te llamas?...tienes nombre, ¿no es así?

-Si…tengo un nombre…pero ese nombre jamás lo pronuncio, permitidme introducirme….soy el Conde De La Croix, y esto que ve a su alrededor…es una casa que alquile hace tiempo.

-¿Conde?...perdón que te lo diga pero, ¿no esos títulos están prohibidos ya?...nadie tiene el derecho de poseer algo.

-Bueno, ahora como los controlan a ustedes los humanos si…tenéis razón, ya no pueden poseer nada, ni una esperanza, ni alegría….pero yo si me doy el gusto de poseer algo, que no es físico…ni terrenal

-¿Y que es?

-Sencillo, la cruz de la muerte.

Con esas palabras el sarcasmo del hombre desapareció, y como si no hubiese escuchado bien…volvió a repetir:

-¿La muerte?

-Si, así es...verá. El hombre solo es dueño de sus propias pisadas, pues todo lo que crea es destruido por alguien más, no posee nada en este mundo…y se niegan ante esas verdades, pero existen cosas…por decirlo así, que el hombre si puede poseer…su vida, su fe, su amor, sus sentimientos, sus ideas…su muerte. Ustedes no pueden ser dueños de la muerte como yo….pero pueden ser dueños de su forma de morir. Yo soy dueño de la muerte, por que la muerte soy yo…y yo soy su verdugo….

La estupefacción del hombre no podría ser más grande al haber escuchado esas palabras…con una sencillez, como si fuese el mismo Heráclito a quien halla oído.

-Ah…me impresiona tu forma de hablar, pero estamos en pleno siglo XXII y eso ya no es valido. Ya no se hablan con esos acentos ni mucho menos se viste así.

Una sonrisa burlona salió de la boca del conde, murmurando casi como si fuese un soplido:

Anima eterna…non cambiare[2]

-Entiendo-dijo al fin- pero el esnobismo puede no cambiar, pero se tiene que adaptar al medio, de lo contrario no habría visto caer todo un siglo, ¿no lo cree?

-¿Sigues insistiendo en que eres de verdad un vampiro verdad?

-Por que habría de mentiros, no tendría la necesidad de hacerlo, no lo conozco y no se nada de vuestra vida, pero supongo que como hombre de gobierno….

-¿Cómo supo que pertenecía al gobierno?

-Sencillo, vos mencionó algo acerca de unos oscuros, eliminados por el gobierno, la gente que esta fuera de esto creyó que aquellos jóvenes habían sido rehabilitados, y solo vosotros, dominantes leones, sabe acerca de la innegable y triste verdad….

-Ah, hubiera entendido que me las estoy viendo con un adivino.

-No…-dijo el conde, dejando entrever una sonrisa que mostro sus largos y afilados dientes –Es cuestión de lógica, pero como ustedes, ya no pueden ser nada, no tienen lógica….

-Ah, déjate de estupideces y de jugar amigo mío, si, admito que me dio temor a lo que me dijo pero sigo sin creer que eres…lo que dices…

Las 4 de la mañana sonaban en el reloj de aquel frio lugar….cuando la ultima campanada fue tocada, el vampiro se levantó con tanta rapidez que el hombre se espanto…

-Dispensad caballero, pero como os dije, tengo que comer…para existir, y el alba esta pronto a disparar…

-Oh... ¿así que si duermen de día, y de noche salen?

-Es inevitable…pero no correcto del todo, sea día o sea noche la muerte se presenta con miles razones, ¿no cree?

Después de unos momentos, el hombre habiéndose colocado su saco, creado con sencillez pero dejaba ver mucha elegancia.

-Casi olvido presentarme, me llamo Luciano.

-Mmm….-medito el conde-así que entonces es portador de la luz, casi como Lucifer…

-¿que quiere decir eso?

-“Que al igual que Dios no juego a los dados y no creo en las coincidencias”, es usted el indicado, ¿podrá mañana por la noche hacerme de nuevo una visita?

-¡¿Con que objeto?!

-Con el hecho de que quiero platicarle todo cuanto he vivido…

-Oh, bueno… está bien-dijo tímidamente Luciano…

-¡Sea!...entonces mañana por la noche….au revoir Monsieur. Y habiendo dicho esto, una sombra parecía que se apoderaba del joven, desapareció, dejando caer lenta y elegantemente, una rosa.

-Mmmm…vaya personaje- se decía el hombre -será divertido que me cuente como es que hizo aquel truco, debe ser un heredero de las artes oscuras de Houdini. Y salió tan apresuradamente…como si se hubiera olvidado del lugar donde estaba, y lo que estaba pronto a efectuar, de no haber sido por la llegada de aquel hombre, o lo que fuese.

-Ah, la locura del mismo hombre, olvidar sus propios planes…-murmuraba de nuevo el conde detrás del velo sin abrir, viendo como aquel senador salía, encendía un cigarro y arrancando el automóvil, se alejaba de este lugar. –Bien, cada quien a lo suyo- y habiendo dicho esto, las luces del aposento quedaron en penumbra y el conde salió de nuevo, hacia el gran manto que tan lleno de pesadillas para los humanos, se encontraba.

III.-

EL COMIENZO

Como habíamos dicho antes, nuestro vampiro y humano, después de la platica que en la noche tuvieron, dejaron un tanto preocupado y ansioso, como solo el hombre suele ser, ante tal personaje. Aquel personaje que solo para Luciano era algún loco que después de vivir tanto tiempo solo, se imaginaba cosas y las decía sin ningún acento de emoción, ese personaje no lo dejó dormir las pocas horas que faltaban para el alba…solo preguntándose si ese ser ya estaba en su “ataúd” y ante tales preguntas solo se reía y hablaba consigo mismo:

-Si, ya creo que ese tonto me este diciendo la verdad, seguramente es alguna clase de mago, o que se yo, pero para aclararme las dudas, iré al amanecer a ese lugar y juzgare por mi mismo.

Habiendo planeado su incursión en ese lugar, tomó un baño, un pequeño desayuno y salió precipitado, como alma que lleva el diablo ante aquel aposento.

Cuando llegó, el sol apenas disparaba al cielo sus rayos mortales, que asesinaban a la noche y lenta, dolorosamente aquel manto se cubría de la sangre que derramaba al ver llegar al día a querer ocupar su lugar, solo se encontró con la casa casi en ruinas, y con el alba saliendo, se veía mas tétrica de lo que se apreciaba cuando la luz de luna iluminaba tal paisaje.

Al bajar de su auto, el hombre tenia el aspecto de la emoción y la curiosidad reunidos en aquel rostro, blanco como el marfil, con unas mejillas rosadas por el viento frio que aun soplaba en ese terreno. Intentase abrir la puerta pero por extraña razón aquella permanecía fijamente cerrada, como si estuviese bajo ordenes de no dejar pasar a nadie, dado que el cerrojo estaba roto y no habría necesidad de colocarlo de nuevo. Luciano solo pudo dejar escapar una pequeña exclamación. Dio un respingo y volvió a su búsqueda, hasta llegar ante las ventanas de comunicaban a la habitación principal.

Al percatarse de que los marcos de las ventanas no poseían vidrio alguno que protegiese las telas que se usaron como cortinas, intentó colocar su pierna cuando una voz lejana y el eco de un disparó alertaron a nuestro amigo, sacando también la suya y aguardando a aquel enemigo.

Se distinguía un hombre, de la misma edad que Luciano, aproximándose con linterna en mano y arma en otra, suponiase que había sido él, aquel creador de la detonación.

-Ah…buenos días señor Bautista, me dio un tremendo susto, pensé que había sido alguien mas quien….

-¿Qué hace en estos lugares señor Del Valle?, esta casa es propiedad privada y quiero que se retire ahora mismo, o le aseguro que la próxima bala no ira al cielo, si no a su pecho.

-¿Propiedad privada?- pregunto Luciano,- pero si nadie vive en este lugar, ¡demontre!

-Aun así, yo me encargo de este lugar desde que el amo…- y ante aquellas ultimas palabras, pronunciadas con un dolor que las convirtieron en un suspiro casi al terminar.

-El amo-repitió y casi burlándose del dolor de aquel hombre-vaya locura la tuya Bautista, ¡ya no hay amos desde que la democracia puso su pie en el estado!

-Para mí si lo hubo y lo habrá siempre… ¡ahora!, retírate antes de que haga lo cumplido-dijo aquel maestresala las últimas palabras con un acento que denotaba su furia y habiendo amartillado de nuevo su arma...se dispuso a tirar de ella.

Al ver la actitud tan explosiva, Luciano solo pudo retirar su pie del marco de la ventana e irse lentamente a su automóvil, y vio con sorpresa que la puerta principal cedió ante Bautista con una naturalidad que pareciese que Luciano no tenía fuerzas para abrir la puerta o algo extraño y fantasmal sucedía en aquella casa.

Llegando tan perturbado y demacrado a la cámara de los dominantes, no le sorprendió que sus colegas se diesen cuenta de tan marcada expresión, dado que la mayoría de ellos se encontraban así por el exceso del trabajo que los “magos” (solo podían aquellos dominantes referirse a ellos) les dejaban.

Al llegar a su oficina, se dejó caer en su silla y colocándose las manos entre su cabello y su rostro seguía pensando en esa zona, cuya encrucijada aún prevalecía en la mente del hombre. Entre tanto pensamiento Luciano se fue quedando dormido hasta que el sonido de la puerta que estaban tocando le sacó de su letargo.

-Adelante- con voz soñolienta dijo.

Un joven, 25 años quizás, hijo de un prominente empresario y que diariamente se le veía en la cámara por su ambición de poder, se acerco trayéndole unas carpetas y una carta cuyo sello estampado en cera, le volvió a dar ese escalofrío involuntario.

-¿Qué es esto Arturo?

-No lo se- dijo Arturo indiferente a la pregunta – quizás un reporte o algo así.

-¿En una carta sellada a la antigua?

-Puede ser de los “magos” no lo se…buenos días señor Del Valle.- Y el joven salió a cumplir parte de su rutina.

Alarmado por la respuesta de Arturo, Luciano se propuso a abrir la carta y cuya forma de escritura era en una bella cursiva.

-Bien veis que tengo la emoción de veros otra vez…a las 9 de la noche en la lapida de la entrada principal…mis mas afectísimos saludos” †

Esa cruz…daba por entendido, además de la caligrafía, que nuestro misterioso conde había enviado la carta, sin más que decir Luciano doblo la carta por la mitad y la guardo en su bolsa interior del saco, como si fuese una invitación hacia algún evento de gala.

Conforme las horas del reloj de la torre principal del senado avanzaba, Luciano no podía evitar ser victima de una emoción que le embargaba, como le poseyó cuando vio esa esplendida rosa, cuya imagen aun no se le borraba de la mente. Las seis, siete, ¡ocho!, al darse cuenta de la hora tomo de nuevo su auto y regreso a las afueras de la ciudad, dando la vuelta por la carretera que conducía al ajusco y al llegar ahí, la noche había caído otra vez…magnifica por el despejado cielo que mostraba aquellas estrellas y con sus tintineantes destellos acompañaban a una luna menguante, en su iluminación del mundo.

Al llegar a la lápida, vio una silueta que esta sentado enfrente de la misma, sin hacer ruido Luciano recorrió lo que faltaba de la vereda para llegar al punto de reunión cuando la sombra suavemente le dijo:

-Buenas noches señor Luciano Del Valle, por favor, pasad a los aposentos, tenemos mucho de que hablar.

Ante tal tranquilidad, el invitado no pudo sentir más que lo mismo que esas palabras le habían propiciado así que como un sonámbulo siguió al joven conde para entrar a los aposentos que, en la misma mañana no pudo invadir.

Al entrar, el vampiro le indico con su nostálgica mirada que subiese y llevándose un dedo a los labios, le recomendó silencio.

Empezaron a subir.

En lugar de llevarlo a la biblioteca, De La Croix lo guiaba hacia una puerta cerrada de las tantas que habíase en ese cuarto, al ceder el cerrojo, se dio cuenta de un largo y estrecho pasillo, donde la luz de la antecámara apenas y podría mostrar el mármol que tenia por piso aquella zona de aspecto lúgubre y triste. Luciano, en calidad de su ojo humano le costaba trabajo distinguir entre la penumbra, pero para el conde, era como si se supiese el recorrido de memoria, o pudiese distinguir todo cuanto le rodeaba en estas condiciones. Al fin llegaron a una cámara donde lo único que se observaba era una mesa larga, varias sillas, una esplendida chimenea y que su fuego avivaba la habitación. El único adorno que poseía aquella habitación era el cuadro de una mujer.

Ante este recuadro Luciano no pudo evitar la mirada soñadora de la mujer que le observaba. Su vestido negro, y el velo que con elegancia tenia por encima de un cabello lacio…negro, le hacía recordar a Luciano alguna viuda, quizás, o alguna mujer que al igual que el conde, pertenecía a las sombras. Sus brazos cubiertos por unos guantes aterciopelados dejaban ver unas manos tan finas que inclusive aunque erase una pintura, se podía percibir la suavidad de aquellos dedos. Luciano dejo escapar un grito de impresión al ver los ojos de esta bella mujer…no eran caídos ni nostálgicos como los del conde…más sin embargo dejaba ver un par de ojos claros, vivos…llenos de esperanza y vida…y a la vez tan seria…todo este conjunto del ángel descrito daban la impresión de que el cuadro tenía vida y lo comprobó, dado que el conde hipnotizado, colocó sus labios en los labios de su amada retratada.

No pudo evitar también observar que aquella mujer llevaba una cruz, no erase la misma que el vampiro llevaba, sin embargo la sorpresa de Luciano fue tal, cuando el conde saco de su camisa una cruz, un antiguo rosacrux, colocándolo junto con el emblema de la mujer…dejándole claro a Luciano que este ritual tenia significado alguno. Su rostro, de un tono más suave y blanquecino que el del conde, daba lugar a que aquella mujer era muy aristocrática, sus labios entrelazaban una fina y tímida sonrisa, que a comparación de la mona lisa de Da Vinci, era más enigmática la de aquella mujer.

-¿Quién es?-preguntaba casi sin respeto Luciano. Y ante tal pregunta el conde se limito solo a mirarlo, después miró al retrato, y acercándose a el, suavemente dejo reposar sus labios en la frente del cuadro.

-Es…-dijo el conde tratando de ahogar un suspiro- la Condesa De La Croix.

-Ah…perdóname, no sabía que era algo tuyo. ¿Murió?, ya ves, si era tu pareja como era posible que tú digas que eres inmortal, si ella hubiese sido…

-Al contrario, sigue viva…bueno, existiendo- sonrió el conde. –Hace mucho que los dos dejamos de “vivir”

El conde reaccionó tan rápido que Luciano estuvo tentado a abandonar el lugar, cosa que ya no pudo hacer al ver al vampiro posado en medio de Luciano y la única puerta del comedor.

-Veo que seguís sin creed en lo que soy…tempo al tempo, dijo al fin. -Mi estimado señor, creo que no será hasta dentro de unos momentos cuando vea que lo que digo es verdad. Tomad asiento – mostrándole un asiento forrado de terciopelo y que estaba en posición al fuego de la chimenea, mientras que la otra, se encontraba de espaldas a la chimenea, así cuando el vampiro se sentó, la mayoría de su cuerpo estuvo en sombra.

Luciano se sentó, e inmediatamente, antes de que aquel ser lo volviese a interrumpir mencionó:

-Aquel truco que hizo, el desaparecer y dejar una rosa de rastro, quisiera que me lo enseñaras, se ve magnifico.

-Truco, ¡ah!...no era un truco-dijo fríamente el vampiro. Mi padre lo hacia y con mi experiencia a través de los años y los poderes oscuros que se le otorgan al vampiro me permitieron dominarlo.

-¿Su padre?...bueno me he de imaginar que era un gran mago su padre.

Ante la palabra “mago”, el vampiro palideció horriblemente y el fuego de la chimenea destelló, asustado, Luciano intento salir de ahí pero el conde volvió a estar detrás de el en un santiamén.

-¡Mago!... ¡ofendéis a las sombras al mencionar ese nombre, esa raza maldita, que con su putrefacta y coagulada sangre han envenenado las enmohecidas mentes de los humanos, depravados que han hecho de ustedes sus mascotas y que fielmente obedecen a sus llamados, como el perro a los silbidos de su amo, que sea la ultima vez que escucho de vuestros malditos labios esa inmundicia!- y haciendo otro movimiento se encontraba de nuevo en su sillón y el fuego de un modo normal.

Si se hubiese abierto el abismo, dejando ver a los seres que habitan en el, pidiendo carne humana, Luciano no se hubiese aterrorizado tanto, como se aterrorizo al ver la reacción del vampiro. Y ante tal reacción el gran dominante, el senador, el recto y correcto, había quedado reducido por la furia del joven, sus principios, sus ideas y sus estudios, habían sido desmoronados por aquel fuego que consumió por completo a la burocracia del hombre. Por segunda vez, Luciano se sentía humillado por un joven, una persona que no ha vivido tantas experiencias como el hombre, o al menos Luciano eso pensaba.

-Discúlpame-dijo Luciano después de un gran momento de silencio- no sabia que te ofendería escuchar el nombre de nuestra máxima autoridad.

-Y seguís, obrando según tu estupidez-dijo el conde con mucho más frialdad de la que había escuchado Luciano- pero os comprendo, vos estáis más podrido que la anima de cualquier otra persona. –Y dejadme aclarar- sentencio el vampiro- que esos lideres vuestros, no son mis lideres, el que domina a mi ser, soy yo mismo y no hay mas que eso, Yo jamás me inclinare ante esos monumentos ni ante esas leyes, que de poca importancia y veracidad tienen para mi.

-Me impresionas-dijo el hombre –Aún crees que puedes cambiar a nuestro gobierno, yo te diré algo, esto que dices me recuerda mucho a tus extintos prójimos y de…

-Creo que es hora de contaros mi historia –Interrumpió el conde –pero debo de deciros, que tendréis que apagar vuestro teléfono, y todo cuanto traiga en la mesa, si es tan amable.

-¿Y si no lo hago? –Dijo Luciano en un tono desafiante.

-Simple, vuelvo a realizar mi “truco”, como vos decís, y terminare por beber cada gota de vuestro mísero cuerpo.

Su desafío de Luciano volvió a desaparecer tras esa muralla de palabras heladas, y sin hacer esfuerzos, apoyado más por su curiosidad que por su sensatez dejó todo cuanto poseía, sus llaves, su teléfono, su localizador.

-Si dejasteis algo en vuestros bolsillos, lo sabré…

-No te preocupes –dijo Luciano –confía en mí.

-Sea entonces –dijo el conde –empezaré entonces.

Y habiendo bebido la sangre que tenia en una copa, comenzó, la historia del Conde De La Croix.

-Hace casi 108 años si no es que más, el tiempo no me interesa, poseía una vida mortal, pero no era una vida como la de un común. Mi filosofía y mis gustos eran inclinados hacia un ámbito oscuro y placentero. No tenía más que escasos 12 o 13 años. Siendo muy joven en mi nueva etapa de la vida, aceptaba el hecho de que en las sombras mi lugar se encontraba. Conforme los días avanzaban, y las noches en vela por mis pensamientos asumía, mí mente cambiaba más y más rápido que de lo normal. No tenía interés alguno como los jóvenes de esa edad. Mis ambiciones crecían hacia la literatura y la reflexión, y hacia la historia también. Así pues llegamos a la edad de 13, donde mis propias dudas empezaban a brotar desde mi alma, y mi mente se consumía en pensamientos acerca de si erase lo correcto lo que estaba haciendo. Para ese entonces una querida mujer, que conociese desde los 12 años comenzó a enamorarme, por decirlo así. Ella me daba cierta tranquilidad, sabia que era la indicada para mí y siendo pequeños…ella y yo nos hicimos llamar…los condes de la croix.

Todo era perfecto mi poesía, mi tétrica y realista actuación en el teatro de las sombras y la vida misma eran para ella…hasta que un día, una enfermedad que ella me ocultó acabó con su vida…y con mis esperanzas también. Si…sufrí, era un calvario terrible…había perdido a alguien especial para mi, y no habíase forma de volverme a enamorar…ni siquiera a volver a tener una amistad … había llegado a los 15 años…2 largos y negros años desde que perdí a Mariana…

–y… ¿tus padres?- interrumpió Luciano

El vampiro sacó de nuevo un tipo de sonrisa, como si le hubiese satisfecho que se halla formulado aquella pregunta.

-Mis padres…hace tiempo que no se de aquellos mortales…a la misma edad fue cuando ellos decidieron que era momento que abandonase la casa paternal, y me hiciese de mi propia vida. Se necesito un conflicto del tamaño del mundo para poder sacarme de ese lugar, tratando de controlar a mi madre en un ataque de ira…ella me tomo entre los brazos, y me dio una bofetada…tal que me hizo caer al piso…y solo sentía las patadas descargadas en varios puntos de mi cuerpo, con tal furia, y placer de mi madre. A veces pienso que era por mi forma de ser… por cómo creé una vida, una verdadera vida, sin embargo no fue así, ellos me odiaban, me odiaban por ser como era…por haber nacido.

No fui muy provisto a los estudios normales, me interesaba más en otros contextos. Entre ellos el vampirismo….llegué a conocer a los clanes a la perfección, ya que era lo único que hacia que el recuerdo de Mariana no me hiciera daño…en la preparatoria los profesores se burlaban de mi forma de ser pero no podían creer lo que yo era, no podían creer que mis capacidades eran excepcionales y que podría querer estudiar o no, pero retomaría el camino de nuevo...sin esfuerzo…retos que tenia retos que aceptaba y vencía, pero no dejaba de sentirme…vacío, a pesar de que los estudiantes me tenían entre sus conocidos, yo me sentía rodeado de tumbas…de ilusiones tan vacías de sentimientos, y deseaba sentir cariño por alguien…por desgracia el amor no era un tema que yo podía retomar…erase una persona digna del romanticismo, admirador de la belleza y enemigo de lo superfluo…pero en estas épocas un hombre así…no era apreciado por las damas, y me sentía solo…disfrutaba de que nadie me molestara…podría leer y estudiar al tiempo, escuchar al piano que caía victima del las manos del hijo prodigio, las notas del violín del monje rojo, la tocata in fuga del magnifico Bach…pero por otro lado, no podía dejar de sentirme…abandonado, y me volvía loco al pensar que solo era yo, sin nadie. Mariana había muerto…mis padres me odiaban, la escuela tenia envidia de mi, un hombre no podía soportar tales adversidades, era muy joven y por muy filosófico que fuese, maduro o serio mi calvario era horrible, no podía soportarle, hasta que decidí tomar la decisión que cambio el curso…de mi…vida…

-¿Que hiciste? ah, puede ser que te hayas…

-¿Querido saltar la tapa de los sesos como vos quiso efectuar?..Preguntó sarcásticamente el conde –no…era muy sutil en cuanto a mi forma de arrojarme al abismo, así que tome una daga y por honor propio, la enterré en mi corazón… ¡ah!...la muerte…dulce deseo que nace a partir de una existencia gracias a la apatía por la misma vida, huyendo ella de ti o tu de ella, y por más que intentase uno alcanzarla, nunca podrías llegarle a par…el deseo que ocasiona el propio Chemin de la croix de las almas, cuando el propósito de la vida, nunca lo encontraron o simplemente, lo sobrepasaron, pero en fin…-sentencio el conde –creo que me he salido de la línea.

Al haberme enterrado esa navaja que encontró su vaina en mi corazón, al fin creía que iba a realizar algo productivo, sin embargo, al estar a punto de empezar a caer hacia ese abismo, sentí una mano fría, me atreví a realizar un esfuerzo para ver que ser o espectro había colocado su miembro en mi hombro…y solo pude distinguir la blancura de su tez y un bastón que portaba…me desvanecí sin saber si al fin estarían cantando letanías en mi honor…o si me habían salvado.

- No recuerdo mucho acerca de ese día en el cual desperté, salvo que me encontraba en el lugar del descanso eterno de los cuerpos, donde la más sinfónica melodía del viento llega a vuestros oídos, donde la orquesta de las ramas sin follaje que las cubra son tan sublimes que reverencian a esa brisa…me dolía todo el cuerpo, no tenia aun la consciencia de poder decir si me encontraba en los terrenos eternos de la muerte…o solo era en el cementerio, con vida y sin haber conseguido cruzar el umbral, al fin me apoye en un epitafio para poder levantarme y al hacerlo, lo primero que realice fue verificar si había algo que me indicase si había pasado a mejor vida….pero… niente , mi herida no estaba y sin embargo veíase la cicatriz, como si hubiese pasado mucho tiempo de haber cumplido mis votos…y al levantar la vista, ahí fue donde lo vi por primera vez, y su recuerdo aun prevalece en mi, tal y como si fuese ayer el momento…

Esas palabras surgieron efecto en Luciano que no pudo evitar preguntar:

-¿Viste al vampiro?... ¡¿viste un vampiro?! –notabase un acento de emoción al formular tales preguntas.

El conde no respondió enseguida, si no que volvió a levantarse de su asiento, y acercándose hacia el cuadro de la mujer, su mujer, de espaldas a su interlocutor:

-Si… -dijo después de un rato –vi ahí a ese ser, cuya fisionomía era tan extraña que la dejaba indescriptible, -pero trataré de hacerlo –vestiase con una extravagancia, su larga y ondulante gabardina de un color como el ocaso sangriento que acontecía en ese momento, aquel pantalón que dejaba ver aquellas largas y finas botas, su camisa y chalecos impecables. Pero ante toda esa elegancia, no pude dejar de ver aquel rostro, tan blanco como el del un muerto, aquel cabello, tan largo que podía flotar, con aquel viento que moría en las ramas de los arboles, dejando escapar solo sus soplidos, sus rojos ojos que denotaban un fuego interno, sus manos, tan blancas y llenas de anillos. Para ese entonces se notaba demasiado el contraste entre aquel vampiro y yo…un simple mortal, y antes de que pudiese formular palabra, el, como si hubiese escrutado entre mis pensamientos dijo con una voz, seriamente fría y con un tono que pareciese que fuese extranjero aquel salvador, o verdugo:

-Si fui yo el que te salvó amigo mío…me parecía que tu calvario era tan enorme, como la cruz del hijo del señor…y el hecho de dejaros ahí, sin piedad, no era algo que en ese momento anhelaba.

-Pero…como es que vos…. –apenas y podía escuchar mis palabras, mi confusión era tan grande pero al ver esos ojos, llenos de compasión y cariño, me aventuraba a expresar, me miraba, dándole confianza, como si llevase años en conocerlo.

-¿Cómo es que yo puedo hablar de piedad…si al igual que la providencia, asesino al azar?... ¿eso os preguntáis caro amico?

-Si…-dije al fin…sin comprender el significado de si al igual que la providencia, asesino al azar, pero sin dejar entrever esa duda, continué -como es que podéis hablar en esos sentimientos, tan bajos que el hombre no debería tener, pero su misma debilidad es su misma destrucción…

“Al fin había recordado mi filosofía, y entonado como si esta fuese solo una platica con algún otro semejante. Ante esas palabras solo pude darme cuenta que aquel hombre, (cabe aclaraos que aun pensaba que era un hombre) me seguía mirando sin alguna expresión que denotase sorpresa, si no mas bien indiferencia, al fin, después de haber sacudido mi gabardina aterciopelada, me atreví a preguntar”:

-¿Estoy vivo aún?...

“Una sonrisa un tanto macabra se noto en los labios, mas finos de los que ahora poseo, dejándome ver sus largos y blancos colmillos, y gracias a ese movimiento que realizo, me di cuenta que no era un hombre con el cual charlaba”

-Ah…la vida…me temo que si aun tenéis esa rutina… ¡pero veo que os afligís!

-Ciertamente –sonreí con tristeza –yo pensé que al cerrar los ojos, al fin estaría en el teatro de mi vida, y observándola desde el palco mas alto, por toda la eternidad.

-Ah…eso es…-dijo el extraño –pues aún tu triunfo puede concederse, claro está.

-¿Y como es eso posible? –le pregunte muy animadamente, dado que mi deseo de morir era tan grande que excedía en todos los sentimientos que un hombre podría tener.

-Te puedo matar… -me dijo fríamente –pero os debo advertir que esta muerte….

-¿Si?...

-Esta muerte –prosiguió –puede ser più dolore que la que vos practicó.

-Mi amico, el dolor más grande que puede existir es el no conocer su propia existencia, no saber que es lo que es, y su propio propósito en esta vida, ese dolor jamás lo conocí por que tempranamente conocí mi existencia a fondo, se que mi vida y triunfos en la sombra se encontraba y mi propósito lo supe desde ese momento. Nada puede doler más que no haber conocido aquellos preceptos.

-¡Ah!...dijo al fin este personaje –y ahí pude notar la primera expresión de sorpresa de ese ser. –Entonces sea…solo cerrad vuestros ojos, extender los brazos, que el viento os diga, que vuestro momento ha llegado, que los cantos de los cuervos lejanos suenen melodiosamente ante vuestra anima, que al fin del dolor, escapa…. ¡morid pues!...entregad vuestra vida a las manos…-y levantó sus manos…haciendo ademan de abrazar, -de la muerte…

“Y ante ese pequeño discurso, yo no pude hacer nada, el se encontraba detrás de mi y con una brutalidad, mordió mi cuello…el dolor se apodero de todos mis miembros, pero no eran más que la misma exaltación y sorpresa con la que esa muerte personificada, me daba su abrazo…y al fin, sentí mis espaldas caer entre toda la hojarasca y sentir el frio del piso…el anochecer caía ya, como mi sangre abatía sobre las hojas muertas, y solo sombras, la luna y las estrellas podía ver…todo aquel espectáculo que presenciaba, era tan bello en ese final…y el vampiro estaba recostado sobre un mausoleo, donde claramente escuche sus palabras decirme:”

-¿Aun deseas esto?... y que tal si te pudiera salvar, quitarte todo el dolor a través de tus heridas, como el veneno de una serpiente, para que jamás tocase tu corazón, ¿Qué tal si tu sufrimiento lo compensara…llenándote el cuerpo de nueva sangre, más pura, y así nunca abandonar las sombras?

“Yo no sabia por que ese vampiro, aun se interesaba por mi, en algunos momentos expiraría y aun no comprendía el por que de su actitud…sabia de vampiros, era un ser que siempre me fascino, y en una vida mortal, llámese, personificaba aquellos seres, al momento de hablar, o de escribir, e inclusive a la forma de vestir, pero nunca creía que podría encontrarme en algún momento con ellos, y al fin, uno al lado de mi, esperando por una respuesta, y de nuevo, un sentimiento que durante los cortos años en la penumbra, nunca volví a sentir, me abordó aquella noche: la duda.”

-¿Cómo se que no es mentira lo que me decís….?- le pregunte, apenas podía hablar…el frio se apoderaba de mis sentidos y solo podía articular pocas palabras….

-La duda, mi amico…-¿Por que dudas…? no os dudéis de que lo que os estoy diciendo es verdadero….he aquí mi prueba- y diciendo esto….el misterioso personaje vertió… en mi garganta algo de su sangre… que se había escapado de una muñeca tan blanca…..que tan solo de verle se poseían escalofríos involuntarios.

-Sentía un calor muy acogedor…bebí la sangre de esa muñeca y algo me motivaba a seguir adelante, no sentía los latidos de mi corazón pero si sentía los de aquel ser…quería acabarlo…beberme cada centímetro de sangre…No os puedo decir que paso en ese momento….fue como morir tan rápido, en cuerpo….pero tan lento en alma, a fin de cuentas…al sentirme muerto… abrí de nuevo los ojos…y el vampiro aparto su muñeca de mi…dejándome un momento a solas, mientras la noche caía en su total esplendor…siendo yo ahora un vampiro, a los 17 años de edad y he aquí lo que me ocurrió.- Y diciendo esto…el conde se señalo a si mismo, acercándose las velas que estaban tendidas en el candelabro, para que Luciano pudiese verle mejor.

Luciano habría visto en su rostro del conde aquella ironía…aquella nostalgia que ríe para no llorar, sin embargo solo fueron pequeños segundos, cuando se dio cuenta el conde estaba de nuevo al lado de su pareja.

-Mencionaste que tu novia, no esta muerta…entonces

-¿Por qué no estoy con ella?-Preguntó el conde –La respuesta mi amigo…es que a veces las cosas que maltratan el alma, y demandan ser curadas, no pueden ser efectuadas en compañía de alguien, ella está…lejos, pero se que en presencia me recuerda.-

-¿El alma?, es posible que acaso según tu como dices ser… ¿Tengas alma?- Decía Luciano un tano incrédulo a todo lo que había contado el conde.

-En efecto- Dijo el conde –Tengo alma, y esa alma es condenada a vivir eternamente, no solo como con un cuerpo si no con un pensamiento…ahora bien, sírvase usted de las comodidades de la pequeña morada, la historia que viene a continuación es larga…- y acto seguido el conde desapareció dejando a Luciano en el gran salón.

IV.-

PREMONICION

Habíase un reloj en ese salón, y tal reloj marcaba las 12 de la madrugada, hacia 3 horas que el conde se había marchado, y dejaba a nuestro mortal desamparado, entre el centro del mismo infierno, según sus pensamientos le hacían imaginar.

¿De donde había salido ese personaje?, ¿Qué era? Y como era posible que viviera tanto tiempo, estas eran las preguntas que Luciano constantemente se preguntaba mientras bebía del vino que estaba en la mesita.

Y no evitaba ser controlado por aquella mirada fría y dulce a la vez de la compañera del conde, ¿seria cierto que esta dama estuviera viva? Y si era así, ¿en donde estaba?, el reloj seguía avanzado y Luciano empezaba a ver las cosas al doble, síntoma de que el vino estaba haciendo efecto en su organismo.

Se levantó y sin saber a donde y por que iba, guiado por una premonición que le podría costar la vida…la vida…pero a estas alturas, ¿de que le servía la vida sin saber que era la vida?, era cierto, el conde tenia razón, estaba siendo manipulado desde toda su vida, el lo sabia desde un principio, el sabia que no creía en el destino y sin embargo tuvo que creer.

Miro de nuevo al retrato, y toco los labios de aquella mujer…era hermosa de verdad, y su memoria, como el reloj de arena, dio vuelta a su pasado, al recordar a su mujer…si hubiera obedecido, si el mago hubiera sido entregado, ese clan de jóvenes no la habrían matado.

El sabia que era lo correcto entregar a un líder que solo perjudicaba a la sociedad, después de todo, siendo un servidor publico, no iba a traicionar a nadie, al contrario, iba a ser el héroe, el senador que salvo a la ciudad, pero…que fue lo que lo hizo estar atrás e ignorar a ese grupo de jóvenes…que es lo que hizo que su fuerza de voluntad de ayudar se convirtió en la fuerza para encarcelar, y asesinar al grupo aquel…

Y como si el propio cuadro de la condesa le respondiese, aunque el vino ya casi lo llevaba al delirio, pudo pronunciar esta palabra…tan clara como la fuerza que tiene la rama al golpear la ventana, salió esta palabra, que mas que una palabra, era una anima, que salía de la cárcel de su cuerpo…victima de la confesión y de la confusión…

-Miedo-Al fin dijo…-Tuve miedo, oh, como me arrepiento….- y diciendo esto llevose una mano a la frente y mientras eso ocurría, una lágrima cayó y con ello, la armadura del hombre regio, y creado para no sentir, cayó también…

Así, aun con una premonición, con un sentimiento vago de duda, y que crecía conforme la noche gobernaba, y acorde también a la tristeza que lo poseía, se dispuso a salir del salón…

Pero ya no era el camino por donde se encontraba antes siguiendo al conde, había abierto una nueva puerta, aquella puerta, era la más iluminada, pero también la más lúgubre de toda la habitación.

Componiase de una galería estrecha, donde candelabros eran la iluminación de la habitación, o para decir mejor, del pasillo, sobre las paredes se encontraban muñecas de porcelana, aquellas muñecas con suaves vestidos vaporosos de seda, o encajes victorianos, daban la impresión de que observaban al perturbado Luciano.

-¿Por qué un hombre coleccionaría muñecas de porcelana?- se preguntaba…y se preguntaba en voz alta para no perder la noción de la coherencia y salir corriendo del lugar.

Al fin llego a la otra puerta del pasillo de muñecas…abriole y encontró algo que su premonición…lo llevo a localizar.

[…]

-¿Qué me paso?- decía un aturdido hombre, mientras que el otro simplemente se reía…

Luciano se encontraba de nuevo en el salón del retrato donde había sido abandonado por el conde…y ahora el conde se encontraba ahí.

-Oh!, jajaja ¿no puede ser mas curioso que el gato que murió por la curiosidad verdad?, mi amico, vos se desmayo por no creer lo que horas atrás le comente, vos me vio en mi verdadera forma y vos se desvaneció como un muñeco que deja de ser jugado por su amo…hablando de ello, ¿le gusto la galería de mi esposa?- Diciendo esto el conde volvió a reír y dispuso de darle una nueva copa a Luciano, cuando el preguntó.

-¿Ga…galería de su esposa?, creía que era suya-

-Humm- solo dijo el conde. –Si, también es mía, dado que mi esposa le gusta las muñecas de porcelana, y por el amor que le tengo, deje a un lado mi temor de aquellos querubines y creé la galería.

-¿Le tenia miedo a las muñecas de porcelana?-

El conde solo lo miro, y con un suave movimiento de su cabeza, de abajo hacia arriba, había respondido la pregunta del hombre.

-Ahora bien mi querido amigo, dispensad el temor que le hice brotar desde lo mas profundo de su alma. Bien por ello le dije que esperara, pero su premonición y su incredulidad son mas fuertes que su voluntad…es una lastima- diciendo esto suspirando muy tétricamente… como si fuese el mismo demonio que fingiera ser arrepentido de sus fechorías.

-Sucede que tengo una confesión que hacerle, y por ello lo busque, lo que pa…-

-No…- lo interrumpió con calma el conde –Vos no tenia una confesión, lo que vos poseía era la duda, de por que mi repentina desaparición, también tenia un dolor, una daga, que atravesaba su corazón, que no le permitía pensar, pero ahora yo le pregunto caballero agonizante… ¿solo fue el miedo lo que hizo que usted matara a esos 40 jóvenes?

Un rayo no hubiera hecho tal impresión como las palabras le crearon al semblante de Luciano…quien temeroso se atrevió a preguntar:

-¡¿Cómo sabe que yo hice eso?!...eso es un ultraje, yo nuca haría eso…matar…hágame el favor.

La risa torcida del conde volvió a aparecer en su rostro…sus dientes se mostraron mas afilados y manchados de lo que parecía sangre fresca, haciendo retroceder a Luciano…el conde solo miró al cuadro de nuevo…

-Lo sé, por que yo estuve ahí….ciertamente, eso fue hace 10 años…para ese entonces usted tenia más cabello en donde ahora tiene sus pronunciadas entradas… y llevaba gafas. Hace 10 años, se remonta la historia que la humanidad creó…para su propia destrucción…en ese tiempo yo era el segundo al mando del clan al cual pertenezco y mi mentor, mi padre, el vampiro que me salvó, me dejó en el poder cuando usted mató a esos 40 jóvenes… ¿acaso nunca se preguntó por que 15 de ellos no murieron con las balas?

-Fue fácil de explicar a la cámara- dijo atemorizado Luciano –Tenían chalecos antibalas y…

-Y eso fue lo que usted quiso que todos vieran y no enfrentarse a la realidad- Dijo el conde mientras jugaba con sus dedos… -ciertamente señor Del Valle sois tan predestinado a sus líderes como yo a mi inmortalidad, sin embargo…esta noche, vos Monsieur dans Douleur, dejará de serlo…dejará ese dolor atrás por que aun así…a pesar de que se deshizo de 15 de mis chiquillos…lo he invocado para que sea usted quien porte la luz de nuevo y aleje la neblina de la negligencia de sus similares… o de la media vuelta y tenga por seguro que una tormenta se desatara sobre sus cabezas…-

-¿U...u…una g...gue…rra…?- el miedo de Luciano era tan evidente que ya su léxico no era el apropiado…su lengua temblaba al querer expresar un sonido, y sus dientes castañeaban de una manera tan preocupante…que un ser humano cualquiera hubiera dictaminado que sufría una hipotermia…pero para su desgracia era el conde quien lo veía, y el conde sabia que eso no era hipotermia, era terror.

-Si, una guerra seria lo mas evidente, ya hubo una….hace tiempo, pero usted puede evitarla…claro, si esta dispuesto a escucharme-

-¿Qué garantías tengo de que usted evitara el conflicto?-

De La Croix se dio la vuelta dejando de nuevo en la duda a Luciano…no obstante, no fue mucho el tiempo ya que después volviose a dar la vuelta, el conde parecía que estaba muy cansado, y como si algo no pudiera pronunciar…dijo estas palabras en una voz apenas audible.

-Mi padre…el Barón de Dreux, el vampiro cuya sangre me dio a beber…deseaba estar junto con su esposa…Madame Dreux…mortal que murió en 1645…dejándome a mí una gran decisión, que cambiaria para siempre el curso de la Grande Masquerade, siendo yo apenas un neófito…con escasos 50 años de existencia, siendo yo el heredero del clan La Sombra…-

-Eso quiere decir que es el líder de ese clan…-

-Y aliado de los 10 clanes restantes de la mascarada…ahora que el clan Ventrue cayó nuestro clan se hace cargo de esos clanes…- dijo el vampiro-…

-Muy bien- Dijo resoplando Del Valle… -Cuénteme la historia…-

-¿Qué le hace seguir adelante?-pregunto curioso el conde.

-La premonición de que esta será una noche que jamás olvidare….

El conde se limito a mirarlo, sin ninguna expresión en su rostro, después sonrió, y esta sonrisa no era una sonrisa forzada…si no algo genuino, y ahí en ese momento, Luciano pudo contemplar al joven de 17 años que era…hace 108 años…

-La historia empieza así…- Dijo el conde mientras acariciaba el terciopelo de la gabardina que llevaba.

V.-

EL BARON DE DREUX

Sonaban las 4 de la mañana en aquel lugar donde nuestro viejo mortal y nuestro inmortal joven se encontraban, mientras sonaba el timbre del reloj de péndulo del gran salón, el conde hablaba con una sutileza tal, que pareciese que le gustaba recordar esa historia, y también daba la impresión de que no era la primera vez que la contaba.

-Era cerca del año del 2019 aproximadamente, habíase pasado 10 años desde que fui un vampiro, no había mucho que decir de esos años, mi educación la completé y pronto fui un empresario un tanto importante para la nación, sin embargo por aquella época existían rumores de unos tales políticos de Dios, según yo había escuchado una conversación de dos de mis empleados, claro, cabe mencionar que la gente de la empresa pensaba que era un señor de 40 o 50 años…nadie sabia que un joven de 17 años había sido capaz de ser un magnate, y sobre todo de una empresa de farmacéuticos, como iba diciendo, dos empleados escuché mientras yo daba mi rutina por el edificio…aun recuerdo lo que dijeron lo cual será importante que escuche Monsieur :

-Dicen que tienen buenas propuestas para el gobierno- decía un joven de no mas de 25 años supongo, mientras que el otro escuchaba con una extraña mezcla de expectación y temor.

-No lo se Máximo, creo que estas en un error, en estos tiempos tales cosas no pueden pasar, no existe hombre quien pueda prometer tanto.

-El papa los apoya –decía Máximo, cuyo rostro, era más que nada de una emoción que le era difícil de ocultar –Si la religión los apoya eso quiere decir que…

-Que el apocalipsis esta cerca, no se por que Máximo piensas que de verdad esa gente es de fiar.

-Vamos vamos no seas tonto, somos hombres modernos, estamos en los momentos de gloria del siglo XXI, me sorprende que el señor Valchere te deje como vicepresidente Carlos, te aseguro que no hay de que temer, mañana vendrán esos hombres y nos dirán la propuesta de campaña, sugiero que los apoyemos, estoy seguro de que el señor Valchere no se molestara, al contrario estará feliz de que seamos tan optimistas en tiempos complicados.

-Pero, yo aun tengo mis dudas Máximo…que tal y que no es lo que esperábamos…

-Y sigues actuando como un tipo del siglo XIV, es mas me atrevería a decir que mi hijo es más valiente que tú…pero en fin, haremos eso Carlos y no hay más que decir, adiós.

-Y diciendo esto signore, - proseguía el conde –se retiro aquel Máximo, a quien seguro ahora su casa es la más antigua partidaria de los magos aquellos…y que usted conoce muy bien…

Al escuchar estas palabras, Luciano temía que el conde pudiese ver a través de sus pensamientos, a lo cual, no le gustaba en lo absoluto, sin tener mas remedio, asintió con la cabeza y se dispuso a contestar:

-En efecto, si…su hijo, Arturo es el vicepresidente de la cámara de los dominantes y tiene relación con un mago

-Si mal no recuerdo el nombre de ese mago es Azincourt, Sir Azincourt…

Al escuchar el nombre, Luciano dio un respingo tal, que aspiro el vino que estaba tomando y cayo de la mesa, al recobrarse de su falta volvió a asentir con la cabeza y ocupo su lugar en la mesa.

El conde no pudo haber estado más satisfecho ya que su sonrisa forzada apareció mas pronunciada que las otras veces que habían hecho acto de presencia…

-Bien ve que vuestra anima encarcelada se encuentra ¡ja!, es evidente que vuestra preocupación por que ese tal “Sir” se entere de nuestra charla, ¿acaso tiene miedo de que lo corran de la magnifica cámara?

-No, no es eso.- decía Luciano con un acento de terror, -Si se enteran, es probable que a mi…a mi…

-¿Lo maten?- pregunto con suma suficiencia el conde, como si ver morir a un mortal fuera para el gran deleite de su existencia, y así, como un ángel de la muerte se posa sobre el cuerpo del alma a liberar, el conde se inclino, junto sus brazos y dijo con aire solemne y mirando al cielo. –Eso quiere decir que esta a mi merced, ahora que sabe el principio de la historia la escuchara…hasta el final.

-¿Y me protegerá?

-Bueno- menciono el conde juntando sus dedos y volviendo a jugar con ellos, pero sin dejar de ver a Luciano –No cabe duda que lo protegería de ambos lados, a fin de cuentas es la única carta que me queda…así que todo se reduce a esto ¿no?, protección y amparo a precio de la libertad de su clase…nada mas justo podría haber…y claro, el silencio acerca de mi inmortalidad, no se nos es permitido hablar de ello con los mortales.

-A propósito –recordó Luciano. -¿Quién era el señor Valchere?

-¡Oh!- dijo el conde. –No diré más hasta que vuestra excelencia decida que es lo mejor que tiene que efectuar, recordemos también que una cosa es el plan y la otra cosa es el desarrollo de dicho plan, así que tiene que estar de acuerdo conmigo a que la acción y el plan deben estar unidos por su actitud, si es que tiene ¿verdad?- Dicho esto el conde se dispuso a reír mientras Luciano lo abrumaban sus pensamientos.

A Luciano no le agradaba la idea de pactar con un extraño ser que ni siquiera sabía su verdadero nombre. Constantemente las preguntas le afligían en cantidad asombrosa su mente, mientras estas mismas rondaban con la misma intensidad: ¿Cuál es su nombre verdadero?, ¿Quién es su esposa?, Me conoce de hace tiempo, ¿es posible que nos conozcamos desde hace entonces?...esas preguntas, como repentinos y bruscos cambios de vientos en el puente de su existencia, sabia que iban a tirar ese puente, cual opción tenia más que brincar, y esperar a una salvación.

Habiendo pensado esta conjetura, Luciano se dispuso a escuchar de nuevo, haciendo ademan de interés en el rostro del conde, lo cual el, sabiendo que ese gesto era de continuar, prosiguió.

-Antes de empezar de nuevo, yo era el Señor Valchere en ese entonces, no podía usar mi verdadero nombre y tampoco el nombre de aristócrata que llevo y con el que me presente ante vos… como era lógico era neceser tener una mascara.

-Después de haber escuchado esa conversación, múltiples cuestiones abordaron la barca de mi mente, queriendo decir que no podía estar tranquilo sin saber quienes eran esas gentes que habían hablado Máximo y el Vicepresidente. Tenia que actuar, hace 6 meses que no sabia nada de Monsieur de Dreux, y no podía ir a pedirle un favor de esa magnitud, quizás se pregunte usted Luciano, que favor, bueno, el favor simplemente era que me diera la oportunidad de poder espiar a estos hombres, claro estaba que como vampiro neófito, no podía rastrear a nadie, por que aun no podía controlar mi sed por la sangre, y eso pondría en evidencia y peligro a la Grande Masquerade…sin embargo era más mi deseo a mi sensatez, y decidí esa noche viajar para Francia, al hogar del Barón.

También cabe mencionar que yo como neófito no se me permitía grandes cosas, tenia que alimentarme en compañía de otro vampiro, no podía transportarme a grandes distancias como cualquier otro inmortal lo haría, así que tuve que tomar el avión que tenia e ir al viejo mundo, donde mi viejo amigo, yacía…

Al llegar a Dreux, me tope con la sorpresa de que el amanecer estaba próximo, y necesitaba un lugar donde guarecer…sin embargo mas mi sorpresa fue cuando una voz, tan familiar, cálida y a la vez tan fría me decía:

-Mi amigo, no hay por que temer al nacimiento de un ángel, que con sus suaves alas dispara ante la madre sombra, y ella feliz de que este ángel este aquí, se retire no a morir, si no a descansar, si la noche, eterna y joven como vos mi maestre, no teme, usted no tiene por que mostrar aquel sentimiento vano.

Tales palabras, sin saber como me habían consolado de una manera tan, rápida y eficaz, a si mismo me obligaron a dar la vuelta, y he aquí a mi amigo…tal cual lo recordaba…su extravagancia al vestir, sus manos llenas de aquellos centenarios anillos, aquel cabello negro y ojos rojos…

-Barón de Dreux, heme aquí, ante vos que tanto debo, mi maestro y mi amigo, mi padre en estas noches sin sueño y en vela, no es por el sol por quien temo, es por otra circunstancia, tal cual que me ha hecho venir a ensuciar sus jardines con mi neófita presencia…

-El neófito es igual de puro que el añejo-sentencio el Barón. –Pero si bien es cierto que vos os encontráis de nuevo afligido, hablad pues y decidme que calamidad ha intentado hacerse con vuestra anima, pero antes, si bien no hay por que temer al sol, hay que guarecerse, entrad a mis aposentos, y entrad sabiendo que son vuestros también…

Acto seguido, estaba detrás del Barón, quien me llevo por los jardines, viendo yo una pequeña fuente y a su alrededor se encontraban coníferas de gran tamaño, delante de nosotros habíase un sendero con arbustos formando arcos en el techo, dando una esplendida cantidad de sombra, y de donde pude deducir, los rayos del sol no entrarían por esas ramas tan juntas y ese follaje tan espeso…

Llegábamos a una puerta con unos suaves grabados, esplendidas sirenas se encontraban adornando el umbral y arriba de ellas, lo que me pareció ser a Neptuno, y arriba de el, el magnifico ave fénix, cuyas plumas inconfundibles daban realidad a toda la puerta conjunta, además de ello la luna reposaba hasta el extremo superior de todo este cuadro, dado por entendido… el lema de la familia de Dreux….”Luè âme éterne…Lué lune aime[3]

Al pasar por el umbral, la sala de recepción era de lo mas lujosa y simple, unas cortinas de damasco cubrían las ventanas, no tan amplias y largas como las de esta casa, una mesita de centro con su jarrón de vidrio, que contenía un liquido rojo, el cual sabia perfectamente que era dado a mi nuevo gusto por la comida, una mesa de billar conjunta a la ventanita de la entrada principal, y la entrada principal por supuesto, unos candelabros del siglo XVI terminaban de hacer esta escena, la sala de recepción del Barón. Me invito a sentarme y me ofreció una copa de aquella jarra, que era ni más ni menos que sangre…

-Después de un viaje tan largo, una copa de un señor de 30 años no estaría mal, ¿no lo cree mi joven amigo…?

-Desde luego que no Monsieur, sin embargo me he encargado de mi sed hacia mucho, ya sabe lo que pienso acerca de seguir matando como si estuviéramos en siglo XV, sin embargo dado que vuestra amabilidad lo demanda, no le dejare con vuestro brazo extendido.

Así que dispuse de tomar la copa que mi anfitrión me otorgaba, después de eso, el se dispuso a beber del jarrón, después de eso, un actuado y refinado “¡ah!” salió de la garganta de mi amigo.

-Vuestra Excelencia sabe lo que pienso al respecto de beber de los humanos…

-Conde De La Croix, bien sabe que vos aun no tiene la manera de beber la sangre con unas simples pastillas…

-No, es cierto, sin embargo monseñor, estamos seguros de encontrarla pronto, recordad que la Grande Masquerade debe quedar encubierta, no podéis daros el lujo de beber de señores de 30 años…

-¡Vamos vamos!- me dijo mi amigo –Además de ello el bellaco se encontraba perdido, además resultaba ser un indigente o algo así, no lo extrañaran…

-Bueno en ello concuerdo con vos- …y acto seguido soltamos una risa cada quien…como padre e hijo que acabasen de contar una aventura graciosa, para serle franco Luciano…me encontraba feliz en ese lugar, no había presión de ocultarse y allí me era mas fácil poder controlarme en compañía del Barón.

Habiéndome terminado la tercera copa me dispuse a comentarle acerca de lo que escuche la noche pasada…

-Mi querido amigo, debo deciros algo antes que nada, algo que no puede esperar y por lo consecuente viaje desde El nuevo Mundo….

-Ah vamos Monsieur conde….sabe bien que estoy dispuesto a escuchar cualquier hecho que el nuevo mundo me otorgue…

-Bueno, no se si vos habéis visto en las noticias que existen ciertos humanos que están haciendo campañas para cambiar el sistema político mundial…

-Ah…cierto cambiar democracia por una cámara de dominantes y un líder….

-En efecto, sin embargo hay algo preocupante, que no he parado de pensar y dar vuelta desde que lo escuche.

-Estoy dispuesto Conde…

-Verá…en la noche de ayer escuche a un par de empleados de la empresa…que mencionaban algo acerca de que existían rumores de que cumplirían todo lo que promete, que tienen mucho poder y sobre todo…el apoyo, del papa…

Al escuchar estas palabras, el Barón dejo entrever su lado que vi en aquel cementerio, cuando todavía era mortal, esa mirada asesina y esos colmillos creciendo de tamaño….hasta que irrumpió a vociferar…

-¡EL PAPA!, ¡EL PAPA!, ¡esto es un ultraje!, señor conde, el papa no debe por que meterse en asuntos políticos, eso quedo claro la ultima vez que hable con el…

-¡¿Hablar con el papa?!- me mostraba demasiado impresionado al escuchar tales palabras del Barón.

-En efecto mon ami, fue hacia ya casi 3 meses…

-¿Y vos no tenia planeado decirme?

-No era un asunto de suma importancia Conde, además de ello no podía interrumpiros en un momento crucial de su vida, ha logrado ser importante tanto como el plano de los humanos como el mundo de los vampiros, a una corta edad, necesitaba que vos estuviera trabajando en el proyecto, y avisaros acerca de la visita con vuestra santa suciedad, perdona, santidad, retrasaría los planes…

-Realizaron la junta, ¡sea!, entonces que fue lo que el papa os platico, deseo saber a detalle…

-Bueno el papa en si mi querido conde, no es una persona a la cual puedes llegar como vos hizo hoy, a mis aposentos, así que primero envié una carta y habiéndome respondido, me dispuse de mis lacayos para viajar a la capital del mundo católico, siendo esto hace apenas en marzo…después de ello, al hablar con el acordamos en que la religión, como pilar elemental en la humanidad no debía inmiscuirse en la política, lanzaría una mala reputación en el gran comercio religioso, y hasta guerra santa podría haber…

Después de escuchar a mi amigo, me dispuse a preguntar de nueva cuenta, pero antes de que pudiera formular la pregunta, me respondió, una cosa que detestaba de su poder, que podía entrar a mi mente, tal cual lo hago con vos Luciano…

-Si, al parecer lo tomó con mucha calma y no puso objeción mi amigo, sin embargo no estuve tan seguro después de hablar con el Conde Gradenigo…

-¡Gradenigo!, pero creía yo que los Giovanni no apoyaban más la Grande Masquerade…

-En efecto mi conde, pero el conde no podía dejar de ver, que la situación estaba empeorando, por lo que me dijo en Venecia y en la madre Italia, ya existían pequeños conjuntos sublevados a favor de los políticos que vos menciona, además de ello el clan se encuentra obligado a responder a la Grande Masquerade, aunque no lo quieran. Pero hay algo que aun me deja en la sombra, ¿vos sabéis como les dicen a estos políticos?

-Les dicen los Políticos di Dio….

-En efecto me lo esperaba… ¡maldito bastardo religioso!- diciendo esto arrojo el bello jarrón a la ventana, rompiendo ambas cosas, mientras, habíase yo encendido un cigarro…

-¿Un cigarro?, dijo Luciano -¿Cómo es posible que puedes fumar?

-Bueno- pensó el conde –De hecho nunca deje de hacerlo, quizás es uno de los tantos placeres humanos que me quedaron rezagados desde mi conversión.

-¿Que otros sentimientos o placeres tiene?- para este punto de la conversación, la emoción de Luciano no podía ser mas evidente, como el niño que le han dado un juguete nuevo.

-Tempo al tempo mi amico…., ahora si me disculpa, retornemos a nuestra historia…

Nunca había visto al Barón tan turbado, estaba fuera de control y aun así en su rostro podría ver una calma total, algo lo tranquilizaba, hasta que dispuso a hablar…

-Era lógico que no podíamos tener una relación de paz con aquellos blasfemados hijos de Abel…aun así mi querido conde, espero que no pase a mayores, no se en que piensa el papa al unificar la religión con la política, debe estar hipnotizado o algo así…

-Pero, Barón, vos pensareis que con lo que os diré, debo estar loco o algo así…pero no es necesario convocar a una junta, ¿con los clanes?

Su reacción me sorprendió tanto, que entre mas veía acerca de ese vampiro, mas podría aprender de su actitud, y de su modo de llevar su inmortalidad…

-No seria tan mala idea conde, sin embargo debéis saber que los clanes no se reúnen desde hacia tiempo…

-¿Cómo es que…?

-¿Se separaron después de jurar lealtad al clan Ventrue?- terminó de preguntar mi amigo, la culpa la tuvo ese metrosexual y castrado vampiro de Marc-Antonie, y su neófita Alexia, a pesar de que Antonie desapareció, Alexia creyó conveniente que se respetara solo la base elemental de la Grande Masquerade, simplemente evitar que nos descubran los humanos, y que lo demás se fuera por el desagüe, muchos lideres estuvieron de acuerdo entre ellos Gradenigo y Madame Euphrasie…

-Así que fueron Toreador, Giovanni y Malkavian- le dije al Barón…- ¿eso hace cuanto fue?...

Y en ese entonces fue cuando me di cuenta de que no estaba tratando con un vampiro joven, al ver la sonrisa tan macabra que el solo podía crear, me di cuenta de que la respuesta me iba a sorprender tanto como su cambio de expresión facial.

-Mon ami, eso fue en el siglo XV….no se si aun exista Euphrasie y Alexia, sin embargo como podéis ver, Monsieur Gradenigo y yo tenemos aun esa fuerza desde hace aproximadamente 520 años…

-¿Y los otros?

-No supimos mas de ellos De La Croix, los Nosferatù, Grangel y los Brujah establecieron contacto con el marqués de Morsac, líder de los Ventrue hace poco mas de un siglo, pero no he vuelto a saber de ellos…además de que al parecer el clan Ventrue cayó…

Mi reacción hizo que el humo del cigarro que estaba pronto a exhalar se quedase en mis pulmones, lentamente y tratando de mantener la cordura, le dije a mi amigo…si mal no recuerdo…estas palabras.

-Los Ventrue… ¿Qué?

-Al parecer al terminar el siglo pasado…el ultimo de los Ventrue, El marqués de Morsac, se dio a la tarea de buscar nuevos neonatos para la camarilla…sin embargo el Ventrue anti camarilla, al mando de su primo Gabrelle D`Hacourt, junto con otros Ventrue…pertenecientes a la mano negra le dieron tajo del cuello para arriba…acabando con el clan que sostenía a la mascarada, el atlas que sostenía el cielo del mundo escondido de los inmortales…y claro…después quemaron y esparcieron las cenizas del Marques de Morsac

-Y ¿que paso con el Sabbat?- pregunte demasiado intrigado…dado que nuestro clan no estaba tan participe a la mascarada, sin embargo me imaginaba que interfirió en algún momento

-Antes de que vos naciera como un vampiro…y como un mortal…se desato una guerra entre la Grande Masquerade y La Mano Negra…muchos lideres de los anti-camarillas cayeron entre ellos el ultimo de los toreador…Alberto d`Vastiga, ambos bandos quedaron sedientos de sangre de su primo cercano…hasta que se redujo a cenizas el mundo en donde convivimos…para ese entonces el clan La Sombra interfirió…estando yo al frente…más sin embargo nadie se enfrento a nuestra estirpe…por lo cual me entere después de que el conflicto…inició por la falta de normatividad entre los clanes Ventrue y Toreador…una cosa volcó a otra…y la guerra empezó cuando Marc Antonie cayó muerto…por Ventrue anti-camarilla…claro estaba que nuestro clan estaba al corriente de la conspiración…sin embargo no vi interés alguno en prevenir al Marqués…detestaba sus ideas y sus sueños de involucrarse con los humanos…como si perteneciéramos a su mundo tan patético…así que solo fue cuestión de tiempo mon ami…para que la guerra interna en la mascarada estallara y La mano negra entra en acción…después de 100 años de batallas, asesinatos y desapariciones…los dos bandos quedaron reducidos a seis clanes….Nosferatù, Gangrel, Malkavian, Giovanni, Toreador y Brujah, por parte de la mascarada…y Adoradores de Seth, Ventrue y nuestro clan…La Sombra por parte de la mano negra. Tiempo después acordamos un convenio…en donde el poder iba a estar en todos los sobrevivientes y decidimos crear una mascarada con nuevas reglas…sin embargo…Alexia sugirió lo que os mencione…y ahí quedó todo…dispersado…sin orden- me dijo el Barón –Y ahora necesitamos unirlos….para poder encarar este terror nuevo…necesito vuestro apoyo…

En ese entonces a mi me nació una idea, y mas que una idea o un plan, era una obsesión, era una carga muy pesada la de mi sire, y debía de hacer algo, para que esa copa pasara a mis manos…

Al notar que el Barón se levantaba, acto seguido lo hice, sin embargo no se retiraba si no que iba a observar un cuadro, muy parecido como al que ilumina esta habitación…salvo que en lugar de la condesa, era la baronesa de Dreux la que se hallaba…

-¿Cómo era la baronesa?- preguntó muy descortésmente Luciano, a lo que el conde solo se atrevió a mirar y a contestar…

- Podriase decir que era mas alta que la condesa, y mas baja que el Barón, en cuanto a la tonalidad de piel era de un perlado blanco, como toda aristócrata francesa del siglo XVI, joven, 22 años, y fielmente enamorada del Barón, a pesar de ello su amor no podía ser…

-¿Y por que no?-

-Bueno, nosotros nunca abrazamos al amor, pues el amor en nuestro abrazo crecerá frio y marchito, mudo y simplemente muerto…sin embargo la excepción en este caso fue que el amor de la Baronesa fue ofrecido, a pesar de las circunstancias…por ello fue que el Barón decidió estar con ella…pero su alegría se esfumo apenas 2 años después de su unión…para ese entonces empezaban fuertes revueltas que sucedieron a la revolución francesa.

-¿Cómo murió?

-Se ha dado cuenta, ¿que se esta comportando como un verdadero déspota?, no hablare mas de la memoria de aquellas almas, su muerte de la baronesa fue fuerte para mi amigo y a pesar de que el no esta aquí no hare recordar su sufrimiento para su deleite si es lo que tiene en intención realizar…

-No, no era eso era solo que la curiosidad….

-Mato al gato mi amico….ahora bien retomemos nuestro punto en la historia…

Acto seguido el conde se dispuso a recordar, aunque no era necesidad, si no solo un pretexto para calmar la mente tan acalorada de Luciano, que crecía conforme la historia acrecentaba.

…como os iba aclarando, al ver el cuadro de la baronesa, sentí un suspiro que venia de aquel ser…duro como la piedra que tapa las bocas de los muertos, frio como la mano que se coloca sobre el ataúd, y a la vez tan frágil al poder observar a solo lo que es, un lastimero recuerdo de una época, a pesar de ello me di cuenta de que nosotros los inmortales, tenemos el tiempo a nuestra merced, pero no podemos obligarle a retroceder, en fin, tomemos de nuevo nuestro camino….

-Ha pasado casi 400 años Conde, y no existe momento en el cual no me he olvidado de su sonrisa, que aquí ahora fría y plasmada se encuentra, me he estado volviendo demasiado sensible desde la ausencia de la baronesa, que podría pasar por un Toreador, irónico… “Caza y se cazado”

Sin embargo, en mi nueva forma, no podía tener piedad, era cierto, nunca me gusto la piedad y hasta la fecha no extraño tal sentimiento, puedo hablar de ella pero no sentirla, y simplemente lo que hice fue dar un consuelo de la mejor manera posible…

-A veces moi Monsieur… no podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, generaciones de nuestros antepasados nos han mostrado que existió error, ahora ella entre los terrenos que vos domináis se encuentra, y debe vos saber que solamente fue bello, en un momento, su flaqueza agotó no solo al líder de vuestro clan, si no a los vampiros que os confiaron su no-vida….consideréis también de que vuestra excelencia lleva encima la cruz de 500 años, y a pesar de ello debéis continuar…y vos no debéis hablar de los otros clanes como si fuesen bazofia…eso sucedió hace 500 años Monsieur y ahora debemos amenizar toda la mascarada o lo que quedo de ella…ahora que la mano del Sabbat no existe mas…

-Si…es lo más acertado, continuar y no debilitar…os agradezco por tales finas palabras…ahora bien, necesitamos urdir algún tipo de plan, solo para prevención…

-De hecho, tengo uno…

-Mi atención es para vos…

-Me siento listo… es hora de poder poseer mis poderes al pleno, ahora bien, podría espiar a estos políticos sin la necesidad de involucrar a nadie, mas que vosotros, ahora bien en caso de que conozcan algo que debería estar oculto, os encargaremos de que se vaya ese secreto al abismo, junto con la persona que lo conozca, mientras que igual trato de mantener comunicación con los clanes que aun sobreviven…

Solo en ese entonces pude ver la sonrisa del Barón, su tristeza se apagó, dejando pasar de nuevo al fuego devorador…sabia que no podía rechazar tal oferta, dado que su condición y edad en la que se encontraba no le permitía ser tan ágil…también sabia que urdir una conspiración de muerte era en contra de las reglas de mi camarilla, sin embargo, eran tiempos en los cuales solo quedaba una….”mantenerse escondido”, asintiendo con la cabeza me tomo del hombro y me dijo...como si las paredes oyeran, apenas en un silbido…

-Media noche, en la ciudad de Orleans, sírvete de mis aposentos para descansar,…os estaréis hasta el nacimiento de la noche en esta casa…en la entrada de la ciudad os estará esperando una persona un tanto familiar para vos…10 años han pasado desde esa ultima vez mi amico…y ella tiene ganas de veros…aurevoir

Desapareciendo, me dejo un tanto anonado su respuesta, no podía creer que en tan poco tiempo pude disponerme del control de la conversación…y también… ¿ella?... ¿acaso alguien de mi pasado estaba vivo? Y una esperanza nació en mi…con mi muerte tan repentina no tuve tiempo de despedirme de una amistad…que única como tal…nació de las circunstancias de la pena y el sufrimiento…para poder consolarnos y resistir juntos…una amistad de la cual estaba yo enamorado en secreto. Al recordar todo ello…sus bellas facciones, y su voz, suave y aterciopelada, no pude evitar un escalofrío. Así pues me concentre en fumar otro cigarro…y tiempo después me surgió una idea, decidí entrenarme dentro de la casa, y sacar los poderes que se me habían otorgado…hace 10 años.

VI.-

LA MUERTE DEL PUTREFACTO MAGISTRADO Y EL NACIMIENTO DEL AVE LIBRE

-Mon ami, creo que es hora de que vos se retire a su hogar, descanse, fingid enfermedad alguna y no os presentéis a la cámara, no podemos saber si existe ya algún espía que nos hallase escuchado en esta noche…

Al ver la tranquilidad tan serena del conde, Luciano entró en un estado del pánico, donde solo la gente de su clase se puede bloquear de toda opción y salida, de toda causa y consecuencia, y lo único que pueden ver, y estar conscientes, es de toda esa energía fluyendo por sus venas, como el veneno que paraliza al insignificante insecto…al notar esta reacción de Luciano, De La Croix no pudo evitar un sentimiento un poco más humano, pero tan despreciable, la piedad, que apenas y podía decir las palabras correctas…

-Os enviaré a Bautista, bien notó que es un can cerbero, ha guarecido la entrada de la mansión desde que yo tengo memoria, ahora bien el lo escoltara a su casa, y os sugiero que no salgáis hasta la puesta del sol, Bautista lo estará esperando en aquel lugar…para regresar a mis aposentos.

-Bautista….- Dijo pensativo Luciano, y como si su memoria le trajese el recuerdo al vivo, recordó la escena en la entrada de la ventana, amaneciendo, y un señor disparando su bala al cielo– ¿Tú eres el amo de Bautista?

El conde soltó una risotada, al escuchar la palabra amo….y tal risotada fue tan natural, que tuvo que tener unos 3 minutos de silencio de parte de Luciano para poderse controlar….

-¡¿Amo?! Mon Dieu Luciano, ¡no!, bien os dije desde un principio, solo soy amo de la muerte, no tolero el tener a la gente a mi control por que me convertiría en un ser muy despiadado, casi al nivel de vos y sus líderes, mas sin embargo cuando necesitan de mis servicios, ahí es donde mi control puede entrar, no otorgo favor, ni otorgo perdón, si no antes pedir, un precio, no…el me da el titulo de amo…por que a la muerte del Barón De Dreux, su casa se alquilo y el, para ese entonces niño Bautista, no tenia otro lugar a donde ir, y en el periodo de guerra, fue mi consejero, mi amigo y mi ayudante, pero para Bautista solo fui un amo y hasta la fecha lo sigo siendo, no me quejo por que no me gusta contradecir , son sus ideales y no soy Dios para taponear la mente del ser…

-Bien, es que solo pensé que podría ser verdad, pero esta bien, Bautista me acompañara y solo estaré libre de mi casa hasta el anochecer… ¿es así?- dijo un tanto contrariado Luciano, al notar que aquel humano, ser, lo que fuera, no le dio una respuesta que el se esperaba…

-Si en efecto amico mío….y mucho cuidado, Bautista es mi ayudante, no toleraré que exista falta de educación y respeto de su parte Luciano…usted esta acostumbrado a pisar a su humanidad, pero esta humanidad que cuido, ni un dedo podréis colocar, ¿esta claro?- y al terminar su frase, tal como el juez condena al reo, Levantose un dedo sin mover su codo, recargado en la mesa y un gesto amenazador apareció de su rostro frio…

Al darse cuenta de tal gesto, sabia nuestro señor que no podría contradecir al conde, así que lo único que podría decir como respuesta ante tal amenaza, no era la de un magistrado, imponente, burlón a las amenazas, por que sabia que detrás tenia a sus perros que dispuestos a atacar siempre están, sin embargo, en el terreno donde se encontraba, no había perros, ni humanos que lo pudieran ayudar a darse valor para responder la amenaza, y además ¿que podría hacer el…contra un vampiro?, solo pudo decir un “si”.

-Perfecto- sonrió el conde, con una sonrisa de tal malicia y exquisita satisfacción, que pareciese un ángel de los cuales solo podrían ser descritos por las manos de Miguel Angello. –Ahora bien, disponed de vuestras pertenencias, que ahora el alba dispara su primera bala, para hacer dormir a la noche… Bautista lo esta esperando Monsieur, buena noche… o día debería os decir…- y habiendo dicho esto el conde cerró la puerta de la galería de muñecas…dejando de nuevo a Luciano solo.

Mientras caminaba por el camino que el había recorrido la noche anterior…miles de preguntas abordaron su mente…y la mayoría de ellas siempre conducían a una sola pregunta, para dejar a paso de nuevo el laberinto, ¿Quién era este sujeto?

Ya llegando a la entrada principal, hubiese deseado regresar de nuevo a ver el retrato de la condesa, ya que en su momento de confesión aquella noche, pareciere que el cuadro le daba la fuerza y el valor, cual ángel ayuda al desdichado con sus bellas alas, dejando ver la paz y la paciencia…

-Quizás aun Bautista no esta aquí- se dijo a si mismo Luciano, -Seria entonces momento de regresar a ver a este cuadro, no creo que al “conde” le moleste que adule un poco a su mujer-

Al decir estas palabras, Luciano reía, con aquella risa de los miserables que están por dar una traición a su protector, como si fuera a llevar a cabo el adulterio de la confianza…

Empezando a subir de nuevo las escaleras, llegando a la puerta izquierda y después el pasillo oscuro, dio a la sala principal, pero su estupefacción no pudo ser mas clara, al ver el lugar donde el retrato de aquella bella mujer, cuyo nombre no sabia, pero entendía que hasta los mismos ángeles morían por saber…no estaba.

-Demontre- dijo Luciano

-En efecto, ¡demontre!- dijo otra voz, tan fuerte, que el sonido se expandió por toda la sala, por una vez en su vida, Luciano sintió que el abismo se lo tragaba, si volteaba y era el conde, ¿Qué explicación iba a darle?

Más sin embargo, era un señor un tanto familiar, cargando en brazo, un arma igual, tan familiar, que casi pudo sonreír aquel desdichado magistrado, victima del terror y del arrepentimiento…

-Oh, me espantó Bautista, sucede que olvide mis llaves- diciendo esto el magistrado sacó unas llaves diminutas de su camisa.

El hombre tan serio…solo compuso una ligera cabeceada, y dando una orden con su mano desocupada, dio a entenderle a Luciano que era momento de abandonar tal morada…y ahora mas confuso que nunca, solamente una pregunta más se arremolinaba en su mente ¿Qué paso con el cuadro?...

Subieron entonces al automóvil, siendo este un BMW, vidrios polarizados y velocidad un tanto satisfactoria para salir de un previo peligro…a través del rabillo del ojo, Luciano pudo observar que el señor Bautista se dedicaba a sacar unas cuantas balas, colocándolas con sumo cuidado en el cargador, y de ahí a su arma, para después cortar el cartucho e insertar su mortífera bala.

-Entonces, ¿si es cierto que ya saben los magos acerca de mis visitas con el conde?- dijo entonces un preocupado Luciano.

-El amo en la mayoría de sus predicciones, señor del Valle, nunca se equivoca, de no ser así, es probable que no hubiese venido hasta su propio y putrefacto automóvil para salvarle su maculado pellejo… ¿no lo cree?

-Un poco más de respeto anciano, recuerda que soy magistrado…

-Y vos recuerde que sois el protegido de mi amo…y que cualquier aviso paranormal, el se enterara y la situación empeorara. ¿Me di a entender?

Ante tan solida y dolorosa respuesta, Luciano solo pudo dedicarse a fijar su concentración en la carretera que bajaba el cerro…para después dar paso a la ciudad de México. Erase un día cálido, sin ninguna nube, perfecto.

Después de un trayecto tan callado, el hombre que estaba al lado de Luciano, se dispuso a decir.

-No iremos a su casa, vaya a las afueras de la ciudad, hacia la carretera de Querétaro

-Pero si el conde dijo…

-Existe un cambio de planes, a estas alturas deben de estar “ellos” en su casa.

-¿Cómo lo sabe?-dijo Luciano tan desconcertado que apenas podía conducir

-Va a realizarme esa boba pregunta señor del Valle, o ¿prefiere mantener su vida a salvo?-contesto Bautista

-Sea. Hacia la carretera de Querétaro entonces

En ese momento, paso algo que Luciano nunca pensó que volvería a suceder, ahora en un país prácticamente libre de terror, de gente indeseable por la sociedad, la correcta sociedad…

Un disparo rompió el parabrisas trasero y por el retrovisor, Luciano pudo ver que había dos camionetas con un emblema un tanto familiar para el…un león postrado sobre lo que era un humano desfigurado, encerrados en una corona religiosa…en la boca del león se encontraba una rosa partida a la mitad, y algunos pétalos estaban por debajo de los pies del león…y encima de aquel nefasto emblema se leía el actual lema de los magos dominantes, y de la corona religiosa: “Il giorno domina, Dio condanna[4], presa del pánico, solo una bala lo sacó de tal sentimiento que se apoderaba de el. La rápida reacción de Bautista le dio suficiente prueba para creer en la palabra del conde, hasta ese entonces…el conde solo ocupaba los pensamientos de Luciano, y ahora…el conde pareciese que estaba ahí…con su sonrisa torcida pero natural…indicando lo que Luciano tenia que hacer…ser libre.

-Hacia donde Bautista, ¡dime!- dijo ahora con un sentimiento de euforia Luciano, como si no fuese el protegido de nadie, y protector de muchos, el verdadero magistrado había nacido de las cenizas de un putrefacto títere ahora muerto.

Ante tal reacción Bautista por primera vez sonrió y dispuso a seguir…

-La 101 y de ahí siga para el aeropuerto…

Mientras las balas se cruzaban de camioneta a carro…Luciano se dio cuenta de que había algo que en sus bolsillos tenia desde el día en que conoció al hombre misterioso…

Encontrabase su arma lista para disparar…recordando entonces su dolor eterno, por la presión de los magistrados, de los magos, y por la perdida de la mujer que amaba…y recordó, su viento de la tempestad se convirtió en una brisa que le aclaraba la mente, le permitía ver todo…y atendió también, aquella inscripción en la lapida, que iba a ser la cama de su cuerpo yerto, “Aeternam dubitare † interrare stare”

Sacó entonces su arma, y se dispuso a disparar la bala que anunciaba su libertad… y su condena, que tenia que pagar, pero para el…¿Qué era la muerte?...las palabras del conde se escuchaban con más claridad, mientras una bala destrozaba el tablero del estéreo que llevaba encendido: “el hombre si puede poseer…su vida…su fe…su amor…sus sentimientos…sus ideas…su muerte….ustedes no pueden ser dueños de la muerte como yo….pero pueden ser dueños de su forma de morir….”

Y al fin comprendió, el podía hacerlo…a fin de cuentas….

-Si muero, estaré con mi esposa de nuevo…Bautista…. ¡Conduce!

-Pero, el amo ordenó...

-Mi protección lo se, pero quiero demostrar a esos canallas el precio que tienen que pagar por encerrar mentes…

Al cambiar de lugares, Luciano cayó hacia atrás del asiento, dejando pasar una bala que iba directo a su cabeza y se fue a destrozar en el asiento del copiloto…acto seguido apuntó su arma hacia las llantas, y dijo esto, de una forma tan tétrica, como el héroe que realiza su ultima voluntad, su ultimo sacrificio, su momento culminante de su existencia miserable…

-Soy libre…soñé con una vida, desperté en una prisión, soñé con una muerte, la vida se acaba de asomar, libre al fin…

Disparó entonces con una cierta mezcla de alivio y gratitud, al fin pudo poner descanso a las voces de los jóvenes que imploraban la caída del mago… al fin pudo pensar más en su esposa y en los consejos que ella daba al no querer que su esposo se manchara las manos de sangre inocente…de sangre de jóvenes que solo trataban de tener su libertad de nuevo, que querían que la sociedad no estuviera putrefacta…sueños que se pudieron construir y el los destruyó…e irónicamente, el destruía su propio mundo, su propio sueño.

Las llantas reventaron al recibir los impactos de Luciano, la primera camioneta dio tres vueltas y explotó fuera de la avenida… la siguiente camioneta ahora tomaba relevo y se disponía a vaciar sus cartuchos…con tal de asesinar ahora al que soñaba, al que vivía, y podía fingir estar muerto por su opresión, de aquellos dominantes.

El automóvil empezaba a dar seña de los estragos de aquella lluvia de plomo que caía sobre ellos, el toldo estaba casi agujereado por las descargas, la cajuela se encontraba destruida completamente, una llanta había sido agujereada, y el auto daba su máximo esfuerzo por no ceder ante el pavimento…

Luciano comprendió entonces que este era su fin, y que moría como aquellos jóvenes…de pie por su ideal, ahora recordado, y no de rodillas por implorar piedad…

Empezó de nuevo la refriega, esta vez las armas de la segunda camioneta no eran armas de largo alcance y metralla…simplemente unas cuantas Berettas y escopetas recortadas formaban el arsenal…

Solo le quedaba su último cartucho, dispuso de usarlo para poder intentar el destrozo de sus atacantes…cuando el señor Bautista dio una vuelta muy repentina, y la camioneta se dio a estrellar contra un muro del metro…

Pasado un tiempo de silencio, mientras el automóvil trataba desesperadamente de seguir avanzando una nueva y más amistosa conversación se creaba entre los dos ocupantes del auto.

-De verdad señor Bautista, para ser un vejestorio sabe manejar muy bien…- dijo sonriente un nuevo Luciano

-Se necesitó un ataque de estos para poder desenmascarar al verdadero magistrado, ¿verdad?-Dijo Bautista –Ahora, vamos a la casa del amo de nuevo, que para estas alturas el automóvil no dará para llegar a la salida de Querétaro y seria mejor no arriesgarnos…

-Usted conduzca señor Bautista, yo mientras dispondré de descansar un momento, por ahora estarán primero buscando sobrevivientes, después se pasara el reporte a los magistrados y de ahí al primer mago, y para poder ver a un mago se necesita viajar al vaticano…así que…

Una risa natural del señor Bautista salió…

-Es bueno tener de aliados a algunos magistrados locos por el deseo de libertad

-La locura- dijo Luciano –es lo que se antepone a una realidad, creada por el hombre, mas no siempre cierta.

-¡Vaya!- exclamo el señor Bautista –Tal parece que mi amo le ha pasado parte de su forma de pensar… ¿que le hizo razonar?

-Bueno- dijo Luciano, un tanto pensativo y sonriendo, por que, ciertamente, el conde lo hizo despertar. –Como usted dijo, un ataque por parte de mis partidarios para darme cuenta- Y diciendo esto, se dispuso a dormir, soñando por primera vez, y descansando desde hace mucho tiempo.

VII.-

LA CONDESA DE LA CROIX

-Entonces quedo demasiada impresionada signore Bautista, no pensé que el conde podría causar tan conmoción en las personas, ¿como esta él?- Decía una voz tan dulce y tan celestial, y que solo los seres de la noche, nostálgicos, podrían decir que era solo un coro de ángeles el que hablaba.

-Se encuentra durmiendo madame…al parecer su descanso ya es más tranquilo, creo que van solo 2 días que se reúne con el amo.

Luciano escuchaba esas voces lejanas, dado que su cuerpo estaba aun en el letargo que el cansancio y la emoción le dejó…al darse cuenta de que podía volver a vivir, sin ataduras, libre, sabia ser reconocido por si mismo y podía ser admirado por su alma de nuevo.

Abrió los ojos, lo que pudo ver era una persona que rápidamente, por su voz y sus ademanes identificó como el señor Bautista, sin embargo a su interlocutor, no pudo identificar, pero asumía que era el conde el que estaba escuchando. Cuando se levanto se dio cuenta que permanecía en el automóvil, o lo que quedaba de el, y vio algo que le llamo la atención, y lo dejó pasmado.

Se encontraba en la misma casa, aquellas cortinas eran inconfundibles, añeja por el tiempo y cuyos detalles de reconstrucción jamás se dieron a conocer, pues la casa estaba casi en ruinas y aun así conservaba parte de su antiguo esplendor. Sin embargo ahora en la casa se respiraba no solo un aire nostálgico, si no también una esperanza, algo que lo motivaba a seguir con todo esto…y tuvo que ahogar un grito de admiración y sorpresa al darse cuenta de que los jardines estaban cubiertos de nuevo por aquella mancha roja carmesí de nuevas rosas.

Y junto a ese nuevo panorama, un atardecer caía con seguridad y rapidez…proyectando grandes sombras de los pinos que se encontraban muy cerca, y una pequeña brisa hacia revolver su cabello de Luciano, apenas y aparecían las primeras estrellas, seguidas de una luna que acaba de colocarse en el centro del reino que era suyo…mientras el sol dejaba rastros de sangre proyectados en el cielo…casi negro.

-Es tan bello, ¿no es así?, al conde y a mi siempre nos gusto ver morir al sol…por que después al amanecer, era seguro volver a ver a ese ángel, como si nada hubiera hecho su muerte…esperanzador…como todas las esperanzas que debían de haber con ustedes los humanos- dijo la voz tan dulce, que hizo a Luciano estremecerse de la emoción….

Y cuando volteó, la vio, tal cual en el cuadro, bella, salvo que ahora el cabello no era lacio…si no ondulado, enigmático, una tez tan blanca, que pareciese un ángel que bajó del mismo cielo…poseia la misma altura que el conde. Luciano no pudo creer lo que había pasado…estaba en frente de la mujer del retrato, ahí, tan real, como si sus ojos no pudieran creerlo, los cerró y abrió una y otra vez para asegurarse que no soñaba…La brisa hacia levantar un poco el largo vestido de la dama, vestiase un corsé azul que hacia resaltar mas su belleza, y un pequeño abrigo de terciopelo negro, que a merced del viento se movía con cierta gracia. El cabello de la dama despedía un perfume, un perfume que Luciano jamás había olido, pero le recordó a su pérdida…a su esposa.

-Señorita, creo que le conozco- apenas pudo pronunciar Luciano tales palabras.

Una pequeña sonrisa hizo descubrir los colmillos, igual que los del conde, salvo que más pequeños, pero a diferencia del conde, este ángel no daba muestra de temor, Luciano, que huía cuando el conde sonreía de esa forma, ahora estaba ahí…a los pies de la dama, inmóvil, esperando a que hablase la dama, y disfrutando tal sonrisa.

-En efecto-dijo la mujer-no necesitamos tanta formalidad, pero me introduciré…la actual y eterna Condesa de la Croix - diciendo esto, la condesa extendió la mano de una manera que pareciese aun más bella, mientras se acercaba Luciano…se dio cuenta de que el se encontraba ya de rodillas, sin motivo ni razón, la condesa lo hacia volverse loco. Y depositó sus labios en el guante, tan suave, y Luciano pudo imaginarse lo suave y fría que seria la mano de aquella vampira.

Al levantar la mirada, se dio cuenta de los ojos de la condesa, fijos, inexpresivos, pero a su vez tan bellos, sus pestañas caían con elegancia, como dos cortinas que dejaban ver lo que había detrás de la cascada, unos ojos claros…hermosos, indescriptibles, tranquilos, al levantarse se dio cuenta de que Luciano estaba mucho más alto que la condesa…y también del mismo conde…sin embargo…estos seres daban un aire de grandeza y elegancia…que la altura no importaba…

-Me mira con mucha atención que podría jurar que me he ruborizado señor del Valle, sin embargo debo advertirle que nuestra relación no puede ser- y diciendo esto rió, pero de una forma que el señor del Valle pudo reconocer al ángel malvado, al vampiro en esa mujer. Sin perder su belleza, aunque sus ojos no eran ya claros, si no rojos, y aquella boca, tan fina, presentaban unos colmillos, muy largos y afilados…aun así, no dejaba de parecer hermosa. Pero Luciano quedó tan espantado que recordó su postura, y su cordura.

-¿El joven De la Croix se encuentra?, y… ¿Qué hora es?- pregunto Luciano en el justo momento que el sol daba su ultimo rayo, había anochecido.

-Si, se encuentra en el gran salón, sin embargo me parece que se encuentra indispuesto, Bautista por que no va a ver si el señor conde está mejor, la hora es…las 7 menos 10 –dijo la condesa, consultando en un reloj de cadena de oro…como un reloj de aquellos que Luciano había visto solo en las tiendas de curiosidades, muy hermoso.

Acto seguido Bautista inclino medio cuerpo y se retiro, uno, dos, tres pasos atrás y media vuelta.

-El señor Bautista siempre ha sido tan diestro con nosotros…desde que el Barón dejó de existir para reunirse con la luz de su ángel- dijo con tristeza la condesa.

-¿Es que acaso no le agrada que sea así? dijo Luciano

-No me refería al señor Bautista…claro que me gusta…no me agrada tener a merced tampoco a la gente…por que eso es ser tan despreciables y patéticos como vosotros los humanos…más sin embargo..Disfruto de que me colmen de atenciones…sin que se los pida…como el señor Bautista…el no es mi esclavo ni mi sirviente…sin embargo me atiende…y lo agradezco…no siendo tan seca con aquel buen hombre un favor a cambio de otro, claro…si el otro quiere hacerlo…de lo contrario…no espero nada a cambio… ¿entendéis lo que os trato de decir?

-Perfectamente madame, pero dígame… ¿también se considera usted la muerte?

-Y la vida también- rió la condesa- por que de no ser por mi, el conde estaría muerto desde hace mucho tiempo, poseo su vida y el posee mi muerte, y al contrario también, que mas perfección que dos almas que se unen por el deseo de estar juntos, ¿no lo cree?

Luciano iba a responder cuando Bautista salió de la casa, con un gesto un tanto aliviado y a la vez, serio.

-El amo esta dispuesto- dijo- señor Del Valle me pidió el signore conde que si fuese tan amable de esperarle en la biblioteca, mientras que desea hablar con la condesa.

-Deciros al conde que en mi camino está su habitación. Id.-dijo la condesa...

Bautista volvió a realizar esa señal de respeto ante la condesa y se retiró…

-Bien tal parece que el conde lo hará esperar…

-No hay por que alarmarse –dijo Luciano…-se esperar

-Sin duda alguna, ahora si me disculpa…

Después de esta rápida conversación, Luciano, estando de espaldas en el último intercambio de palabras con la condesa, solo sintió como una brisa aumentó de velocidad y al dar vuelta…la condesa había desaparecido.

-Seria bueno hacer eso- se dijo a si mismo Luciano

[…]

Acto seguido la condesa se encontraba en la habitación del conde, mientras Bautista se retiraba.

-Oh, y por favor Monsieur Bautista, id a comprobar que el señor del Valle no husmee en otras partes de la casa, que se mantenga el la biblioteca…

-Querido, ¿pasó algo?- dijo la condesa

-Oh muy por el contrario mi querida amiga, solamente un pequeño ataque de sed- dijo el conde

-¿De sed?, creí que a vos no le daban esos ataques nunca más

-Y en efecto condesa, no debía por que pasar, más sin embargo, sucedió pero… ya paso la crisis

-¿Y la solucionó…?

-Encontrando la cura en una joven de 25 años…estaba pronto a morir, se había desangrado por completo…solamente, fui cura para sus plegarias, y dolor.

-¿Suicidio?-dijo la condesa intrigada

-En estas épocas quizás sea la única alternativa de morir ma`cherie

-Y también en las vuestras, o ya lo olvidó, mi conde…

Acto seguido el conde descubrió su pecho, donde la herida aun, por extraño que fuese, solo su gran cicatriz quedaba.

-Los vestigios no se pueden borrar si están marcados en vuestras mentes, querida, como poder olvidar ese día. –suspiró el conde, no con un suspiro teatral, si no con un verdadero gesto de nostalgia…

-Cambiando de tema -intervino la dama –Vengo de la casa del Barón…

-¿Sigue alquilada?- dijo el conde, al ver la afirmación de su pareja, solo pudo voltear a ver el cuadro, que ahora, en lugar de tener a la condesa, tenia por fondo al Barón.

-Os debí decir acerca de mi viaje, y lo siento mi amiga, pero, tenéis que comprender, que a veces necesito calmar este dolor…

-Lo se, lo se…no he venido aquí para reprenderos, no es mi hijo para que os diga que hacer y que no…pero lo que si es, es mi amigo, mi ayuda y mi consejo, mi amor y mi forma de ser, recuerde que vos me dijo que hasta el final

-La vida os iba a entregar-completó el conde –pero ahora que os podéis pasar…somos inmortales…

-Aun así- me preocupa el no saber nada de vuestra excelencia...querido amigo…quizás ahora me alimente de sangre, y pueda llorar eternamente a la bella luna, sea fría como la venda sepulcral de los muertos…sin embargo…mi sentimiento se guardó y se quedó por siempre en mi- y acto seguido, la condesa desabrochó un poco su corsé, para dejar salir al crucifijo, –y espero que en vos también esté…

-Seria un bellaco si no lo tuviese presente querida amiga…-sacando también su crucifijo debajo del chaleco…

-¿Hasta siempre?

-Si no por que más seria mi ángel…-dijo el conde, abrazando a su dama –Aún con esa promesa de mortales, tan duradera es…

-En efecto mi querido amigo, bueno… ¿vos no tenéis que hacer algo con vuestro invitado?

-Casi lo olvidaba cherie, es probable que pueda cambiar a un hombre…

-Bueno querido es probable, el señor Bautista me contó acerca del incidente…

-¿Incidente?, ¿acaso existe un incidente?

-Solo ve a verlo, es un nuevo hombre…creo que vos conseguís que el hombre cambiara.

El conde miro a su pareja con confusión…así que rápidamente junto los labios con su condesa, y se retiro, no si antes detenerse con la mano en el picaporte de la puerta:

-Querida…me alegra que estés aquí…en un momento estaré contigo… - y sin saber de donde, el conde sacó una rosa, para colocarle dicha flor, en el cabello de su amada…

-Han pasado 100 años querido y aun me maravillas con ese acto…ve…

El conde besó a su dama de nuevo, como dos adolescentes, unidos por un sentimiento vano de amor…salvo que la única diferencia de estos dos adolescentes, es que no era amor de momento, si no eterno…

Al llegar en la biblioteca, solo encontró a Luciano…quien al ver al conde…simplemente se quedó observándolo…y con una sonrisa de pura camaradería…

-Veo que está muy feliz joven…me he de imaginar que es por su pareja…

Al escuchar estas palabras…el conde se quedo helado en la posición en la que se estaba…hasta que pudo dejar ver su sonrisa natural…

-¿Cómo es que vos se dio cuenta?

-Nada más sencillo-dijo Luciano –se nota en sus ojos

-¿Mis ojos? –o seré yo quien se esta volviendo sensible…o vos…que despertó después de un largo momento de pesadillas y opresión

-La segunda opción es la más acertada –y diciendo esto Luciano se dispuso a contarle al conde lo que había pasado esa tarde

Después de todo un momento, que fue largo…el conde levantó una mano para hacer guardar silencio a Luciano, que comprendiendo el gesto calló al instante.

-¿Queréis decir Luciano…que vos sois un nuevo hombre?

-Me puedo dar cuenta de muchas cosas ahora señor conde-dijo Luciano –de otra forma no me pude haber dado cuenta de su felicidad…es cierto su rostro esta igual que cuando lo conocí…aun así me he dado cuenta de que ahora puedo ver a través de usted…esta feliz..Y por como arqueó las cejas…puedo decir que hasta sorprendido

-Y en efecto mon ami, me siento sorprendido, al ver a un ave surgir de las cenizas de lo putrefacto…y un ave que emprende el vuelo con cierta valentía y belleza…os debo decir Luciano…me impresionáis…

-¿Qué hora es?-volviendo a preguntar Luciano…salvo que ahora el conde quien debía responder…

-Las 8 y media…-dijo el conde sacando un reloj similar al de la condesa…de cadena…y muy hermoso…brillaba ante la luz de la lámpara encendida…

-Ese reloj también tiene la condesa…ustedes dos tienen similares pertenencias ¿cierto?

-No, solamente el par de crucifijos y el de relojes…aunque los crucifijos no son iguales…

-Perdone que te lo pregunte… ¿tiene algún significado para ambos?

-¡Vaya, vaya!, y el respeto también nació…es increíble señor del Valle, su cambio tan rápido, si en efecto… “La unión de las almas, diferentes y a la vez tan similares, por la eternidad”

-Mmm-pensó Luciano –Deje ver si entendí, la cruz es como su alma…por que es mas que obvio que el reloj es lo eterno… ¿no es así?

-En efecto- dijo el conde,

-Pero…”diferentes y a la vez tan similares”, eso es por la forma diferente de las cruces…y similar por que concuerdan con su significado…o al menos aceptan la idea de cada quien…

El conde río naturalidad, de una forma que parecía que estaba satisfecho consigo mismo, y con su acto…

-Si, lleva la idea en un contexto…de no haber sido por ese ataque…vos hubiera hecho caso omiso de estos pequeños detalles…os apuesto que ahora que el día cayó…pudo contemplar con cierta admiración el jardín…el atardecer quizás…escuchó a la brisa hablarle…esta mas consciente de todo lo que sucede a su alrededor…enhorabuena, es todo un hombre, todo un ser vivo…dejó atrás vuestra humanidad putrefacta, para ser ahora un hombre moderno…un humano con moral, viviendo a consciencia…con punto de opinión, con expresión, sin cadenas…libre.

-Si…así me siento- dijo después de un rato de meditación

-Entonces podemos dar paso a nuestra historia, ¿no lo cree?

-Para ello he venido…-dijo sonriente Luciano

VII.-

LA CIUDAD DE ORLEANS, LA TESTIGO DE LA UNION A LA INMORTALIDAD

-Muy bien entonces-dijo el conde…tenemos mucho que contar… ¿recordáis en que punto de la historia dejamos la pausa?

-Si...en que ibas a ir a la ciudad de Orleans por que así te citó el Barón…-dijo pensativo Luciano, en cualquier detalle que pudiese faltar…

El conde asintió y continuó con su historia…

Estaba yo entonces en la casa del Barón… pensando acerca de cómo poder liberar los poderes que ahora poseía. Era una idea un tanto descabezada…ya que podría estar fuera del control…aun así…un vértigo invadía mis venas, algo me motivaba a hacer lo que podría hacer, era como una especie de impulso, así que decidí primero si tenia la velocidad que según mis estudios mortales…todo vampiro poseía.

Así pues me dispuse a colocar en el centro del salón el grande espejo de forma circular, con detalles de pequeños querubines de oro…mostrando con sus manitas el interior de dicha utilería…tal fue mi sorpresa que no pude ver mi reflejo…

-¿Por qué es que no podías ver tu reflejo?- pregunto Luciano muy pasmado por aquella confesión.

-Mmm- dijo el conde –débase a que como hijo del clan de la noche, mi condena que nuestro mentor Caín dejó a nuestro grupo, fue nunca podernos reflejar en un espejo, puesto que en la mortalidad, al menos en mi manera de ser, me gustaba poder apreciar rasgos y aptitudes que ningún ser humano podía tener, en cierta parte era como una manera de consuelo ante el océano de soledad en que navegaba…a lo mismo, la manera de caminar, la manera de expresión, todo me agradaba de mi, y me hacia sentirme único, también trataba de que mi vestimenta estuviera impecable y mi rostro inmaculado…es el precio del engreimiento…- suspiro demasiado tétrico aquel ser, puesto que no se arrepentía de ello, hasta incluso, el acento que uso al contar aquello, era de mero orgullo.

Entonces pensé en alguna otra posibilidad de afirmar mis poderes…y se me ocurrió una, la cual si bien recordaba las leyes de la Grande Masquerade…era violar aquella regla…revelar los poderes oscuros ante un mortal…sin embargo era una testarudez que no me permitía ser sensato…quería averiguar todo cuanto mi inmortalidad…al precio que fuese.

Si bien hace 10 años no lo hice, fue por que estaba demasiado absorto en mis pensamientos, pero aquel día era el momento…así que lo que hice fue tirar del cordón y a continuación…llegó uno de los sirvientes de Monsieur De Dreux.

Un señor alto…de complexión musculosa y bigote que cubría la mayor parte de sus labios…ataviado con un saco de corte ingles y pantalón cubierto por botas de gamuza, quien lo viese hubiera jurado que había visto al dueño de la casa…pero yo sabia que el amo era el Barón…así que con toda la voz me dispuse a ordenarle…

“Señor…quiero pediros que observéis el punto en donde me encuentro, y que me vos me digáis si me podéis ver si cambio de lugar…”

Ante aquella orden, el señor Bautista padre…si mon ami…el padre de vuestro protector, se dispuso a obedecer no si antes…

-A quien me estoy dirigiendo, Monsieur…

-De La Croix…el Conde De La Croix. -me apresure a decir.

En aquel momento estaba tan emocionado al imaginarme la reacción de asombro del hombre al notar que no podía verme al moverme de lugar…o la confusión e irritación al observar que el sirviente me seguía mis movimientos con su mirada…en fin…inicie la prueba.

En efecto me empecé a mover…uno, dos pasos a la izquierda…uno, dos a la derecha…como si estuviese en una galopa con alguna dama…moviéndonos al compas de los estridentes y bellos ruidos del violín…y ahí fue donde lo pude hacer. Fue tan fácil como dar un paso, sin embargo me di cuenta que había aumentado la velocidad de mis pies…hasta tal grado que me pude poner atrás de el señor Bautista…sin que el lo notara.

E intente hacerlo de nuevo…silbe para que voltease, y pude ver con detenimiento como hacia su cabeza a un lado, para dejar pasar su torso y mirar hacia donde estaba, sin embargo fui más rápido esa vez…y me volví a colocar de nuevo detrás de el…un grito de jubilo y alegría broto de mi garganta…fue tan placentero como haber bebido la sangre de cualquier inocente…simplemente el paraíso…

-Os movéis idénticamente que Monsieur Dreux- Se apresuro a decir Bautista…

-Oh, no lo había notado… sonreí, pensando en que el sirviente se moveria atrás al ver mis colmillos, cual fue mi sorpresa al determinar que se quedó en el mismo lugar…y para mi propia impresión también sonreía…

-Neonato ¿verdad?

-Diez años solamente….

-Ventaja que fui yo quien acudió a vuestro encuentro y no alguno de los otros sirvientes, de lo contrario…hubiese sido necesario que matara a aquel desdichado…

-Entonces vos sabéis que…

-Sois el chiquillo de mi amo, y que también sois un vampiro…

No pude dejar de mostrar la misma cara de aturdimiento, el deseo de estar recostado dentro de algún ataúd me embriagaba la mente. Me dispuse a probar que otros poderes tenía…ya que otro de mis poderes, es el poder controlar el sueño… ¿Cómo? Es lo que se pregunta no es así…jajá…me lo imaginaba. Bueno cuando erase un mortal, había noches en las cuales no podía conciliar el sueño, debido a la presión y a los fantasmas de mi pasado…que me estaba volviendo un poco mas nocturno, desechaba la idea de un día con mucha luz…y admiraba con más y más brillo en mis ojos, algún día nublado….donde los rayos del sol si aparecían en el cielo...Pero por el matiz de las nubes, daban lugar a una verdadera escalera al paraíso.

En las noches decidía por dar pequeños paseos que me llevaban a las iglesias o a los cementerios, y cuando sentía sueño simplemente regresaba a mi aposento…y esa costumbre se volvió ahora…en poder controlar mi sueño en el día, salvo que ahora no puedo salir, con plena luz, admirarla si…pero no puedo acercarme a ella.

Así que decidí no irme a mi ataúd en ese momento…y dedicarme a probar que otros dominios me fueron otorgados…

Me percaté que también poseía cierta cualidad extraña, como el poder observar el cielo o las rosas, la fuente de los jardines, pero ya no las veía con cierta humanidad…me daba cuenta que el cielo poseía nubes negras a la lejanía…que la fuente tenia un cierto resplandor y las rosas tenían también…matices que podía distinguir a una distancia enorme…y decidí probar por orientarme hacia Paris. Así que el señor Bautista, quien me acompañaba ahora, me condujo a los aposentos mas grandes del palacio del Barón…y llegamos a lo que era antes la cámara de su fiance…ventanas altas y bien iluminadas…y la única habitación que se orientaba hacia Francia…así que trate de quedarme en la penumbra, pero la luz era muy fuerte, sentía el ardor en mi piel, a pesar de que esta no me tocaba...así pues el sirviente me llevo a la habitación del Barón…más oscuros…las ventanas pequeñas, y la luz no se podía traspasar debido a los arboles que cubrían a las ventanas y dejaban a la habitación en perfecta penumbra, en ese momento dude de mi….creí que con un obstáculo en la ventana no podía ver la ciudad que se encontraba delante de mi…y como si el sirviente supiera leer los pensamientos…se dispuso a decirme al oído:

-Los imposibles y los inmortales pueden hacer lo irreal…real y lo mortal…a su modo, intente ver como lo ha hecho con todas las habitaciones, no como un humano…un ser vivo nunca se fija en los detalles…afine la visión del vampiro que posee…liberadle…

Y así lo hice…me atreví a ver como un verdadero vampiro…y el árbol no era un obstáculo…no puedo decirle como pasó…dado que es indescriptible, pero pareciese como si el árbol nunca existiera, y como si las montañas fueran más cercanas, hasta poder ver…que era la ciudad de Orleans hacia donde miraba, la majestuosa Catedral a las orillas del rio Loira…sus habitantes, minúsculos, como si fuesen soldaditos de plomo, y algo más que también me maravilló completamente, podía distinguir por el olor…así pude rastrear a una dama que llevaba a su pequeño del brazo, al parecer hacia la escuela…y pude darme cuenta que a pesar de los mercados a la redonda, su olor…si me concentraba, no se iba, también sentía su sangre…como esta se movía…

Y podía oír…pero no era oír como vos lo hacéis, si no, los pensamientos…lograba ver a través de ellos…auscultaba los pensamientos de los sirvientes y como uno de ellos no le agradaba la compañía del barón, y otra idea surgió de mi mente, ayudarle a quitarle de en medio a ese pelmazo de ser…y estaba resuelto a realizar…lo que cualquier vampiro…le encanta hacer…asesinar…

-Llamad a Josephe por favor…

-Pero como sabéis que…

-Hacedlo- le dije a Bautista…y una vez que el esté dentro…cerrad la puerta.

Y diez minutos después escuche el cerrojo dar dos vueltas…y en ese entonces me di la vuelta para poder admirar…a mi presa joven.

-¿Qué se le ofrece Monsieur?- dijo aquel joven…pero no solamente escuche esa frase de respeto…también pude darme cuenta de lo que sus pensamientos completaban. Y lo que completaba aquella oración, era “maldito engendro, debes ser igual que el Barón aquel”

Una rabia se hizo paso hacia mi mente, me molestaba aquel ser...de cierta forma, iba a disfrutar su muerte, y me dispuse a mantener la calma, para así ocultar mi terrorífico propósito:

-Oh…mi querido amigo, solamente quería saber algo de la historia de este lugar, verá…soy reciente conocido del Señor Dreux, y no tengo idea acerca de este edificio… que desea alquilar.

Ante tales palabras me di cuenta que el joven me miraba con cierto desdén, lo cual hizo que mi ira creciera un poco más…

-El amo ordena, y yo dispongo de la orden, no hay mucho que contar…solo que la mayoría de las habitaciones están cerradas las veinticuatro horas, y no se permite subir al piso numero 3.

-¿Por que no se puede hacer eso?- le pregunté

Y ahí…en ese glorioso momento, es cuando me di cuenta, de otro poder que tenia…dominación.

-Ah…. No esta usted para saberlo, ni yo para contarlo, pero es probable que exista algo tenebroso ahí arriba- dijo el joven, señalando con un largo dedo, el techo de la habitación donde estábamos.

-Patrañas…no existe tal calamidad- me apresure a decir.

-Tengo una copia que la gente que trabajaba aquí antes, me lego…si gusta podemos ir a ver…

-Pareceríamos dos niños pequeños tratando de encontrar los juguetes de navidad joven…pero acepto tal propuesta.

Momentos después…el joven se percató de que la puerta se encontraba cerrada… ¡ah!, la presa acorralada ya estaba en sus últimos momentos.

-Que extraño, esta puerta estaba abierta unos momentos atrás- me dijo consternado el joven…pero yo ya no estaba ahí cerca de la cama del Barón, me encontraba cerca de las ventanas, abriendo una de ellas, y para mi suerte, una ráfaga de viento hizo morir a la luz de las velas.

Pero aquel joven estaba prevenido, encendió su linterna de baterías…haciéndome ver el indicio de la tecnología en la mansión del Barón.

Mis oportunidades se agotaban, pero mi determinación y mi terquedad por querer hacer mi objetivo real, me hizo avanzar.

Así que después, recurrí al último recurso, la velocidad…

-¿Monsieur?- me llamaba tímidamente aquel joven…pero para su mala suerte, yo ya estaba de espaldas de él.

-Aquí mi querido amigo….aquí estoy, esperemos a que llegue la gente…para que nos pueda abrir- le dije, a pesar que quería terminar ese asunto rápido, mi postura refinada y elegante hizo a un lado el mounstro que crecía en mi interior.

El joven dio un respingo que hizo que la lámpara cayera, y las pilas botaran de su interior, y al mismo tiempo, se perdían en la sombra.

Y sus pensamientos ya no eran tan amenazantes, eran de temor…de miedo a la oscuridad, y así me dispuse a sacar información de el, sabiendo que la manipulación que tenia sobre el podía servir de algo…

-Siento que le tiene miedo a la oscuridad, no temáis, para relajar un poco su mente, por que no me dice alguna noticia, es mas… ¿Qué piensa vos acerca de los políticos di Dio?

“El infierno me lleve si opino acerca de ello con personas como tu”, me regreso como respuesta su mente…sin embargo no tardo en desvanecerse esa respuesta, pues al mismo tiempo, sus labios se abrieron:

-Pues siento que es lo que la humanidad necesita, a veces la democracia no sirve, y pues lo puede ver aquí…servimos a un hombre, cuando la democracia existe…

-Y cuando estos políticos estén en el poder…no cree joven maestre, ¿que vos serviréis a ellos?- le dije…

-Si pero…

-También es bueno tener un poco de contra socialismo ¿no lo cree?- le interrumpí…

-No eso no creo que…

-O deberíamos decir, que espera que aquellos políticos le regresen el favor que vos hacéis, al colocar el último voto de la democracia, para poder dar lugar a todo un reinado por toda la eternidad

-Bueno de hecho pienso igual que usted…- me termino diciendo el joven…y en sus pensamientos pude escuchar, una total convicción

Había logrado manipularlo, y conseguir cambiar su opinión, colocando el pensar mío, en su mente, ¡Que fácil era controlar a los humanos…mover los hilos, ser influyente!, y una sonrisa, la misma que le hago a vos, salió de mis labios, al darme detenimiento de lo que era capaz de hacer. No era una cosa nueva, pues en mi mortalidad, sabia manipular a mi antojo a la gente, eran como marionetas, que deseaban ser jugadas por mis manos…sin que ellos lo supieran, hacían los favores por mi, salvo que en ese momento, en mi vida, no lo usaba, pues no necesitaba mucho de ellos…y ahora, lo disfrutaba.

-¿Una copa de vino?- le pregunte cordialmente…el momento había llegado al fin.

-¿Hay en esta habitación…? Es lo ideal para una pequeña char…

La ultima palabra se deshizo en una mezcla de sonidos ahogados por la sangre que ahora emanaba del cuello…sentí el calor de la vitae extenderse por mi cuerpo…y sentí abandonarle la vida a aquel ente…sin embargo no me agradaba quedar impregnado en su cuello…así que le coloque en la cama del Barón, para mi buena fortuna, había una copa en ese lugar, y le llene con el liquido que escapaba de su vena reventada.

Y encendí las velas…el joven yacía en la cama, sin conciencia, sin vida, totalmente desangrado…y lo mejor del asunto, es que no fue grotesco, pues el joven parecía dormir…y no había rastros de sangre…más que en la copa.

El señor Bautista abrió la puerta…y una pequeña sonrisa asomo en sus labios y me dijo:

-¿Necesita algo más Conde De La Croix?

Y naturalmente…como si ningún crimen se hubiese cometido…me dispuse a contestar:

-Si sois tan amable de poder brindarme alguna manta o ataúd que posea…necesito dormir unas cuantas horas, y que después de ello…me despertareis y me conduciréis a la ciudad de Orleans.- y recuerdo que dije eso, al mismo tiempo que el señor Bautista se inclinaba y yo levantaba la copa a su honor…y con una mezcla de verdadero asombro me di cuenta de que estaba atrás de mi…en un santiamén…

-Necesita la otra copa Monsieur… ¿o me la puedo beber yo?- me dijo, mostrándome unos afilados colmillos, que hacían juego con sus amielados ojos

El señor Louis-Marie Bautista…era un vampiro.

-El padre de Bautista… ¡¿un vampiro?!- dijo Luciano

El señor Bautista padre, no podía ver a su hijo Luigi, dado que le había jurado eterno servicio al Barón su hijo creció sin la figura paterna y dio a parar a la mansión del Barón a pedir asilo, cuando Louis-Marie tenia 30 años de expirado…

-¿Murió?- dijo consternado Luciano

-Eso después os contare mi querido amigo, más sin embargo debo pediros que no mencionéis al padre de Bautista a vuestro can cerbero, pues el no tiene la idea de lo que somos…y de lo que su padre era…

-El señor Bautista no….- Luciano se sentía cada vez más asombrado y temeroso por culpa de aquel ser…

-Mi esposa, condesa o como vos queráis decir…hemos estando trabajando mucho en ocultar nuestras verdaderas formas…cuando el sea mayor, le dejaremos una pequeña casa para poder disponer de ella cuando lo desee, y que muera tranquilo.

-Que raro…el esta dispuesto a entender que es lo que eres- dijo Luciano…

Un brillo extraño apareció en los ojos del conde, no eran de furia o enojo, si no de orgullo al escuchar las palabras de Luciano, que quizás para el lector carecen de sentido alguno…pero no para el caso del vampiro:

-¿Ahora estáis convencido de lo que soy?- dijo el conde.

-Creo que ahora si puedo estar seguro de que en realidad no bromeas con tu inmortalidad, estoy convencido de que no estoy frente a un ser cualquiera- dijo Luciano. Su voz, se escuchaba ahora mas convincente, sin mascaras, sin ser un magistrado, simplemente ahora era, Luciano.

El conde sonrío y dijo…

-Continuemos con la historia.

Bien os comenté que el señor Bautista era un vampiro…ahora bien mi impresión se había denotado en mi rostro, por lo cual solamente el sirviente, o solo ignoro lo que vio o simplemente no vio mi reacción. Ese día me di cuenta de que había logrado todo cuanto podía percibir, ya sabia que poderes tenia, y que otros pedían que reclamara por ellos, pero para ese momento el éxtasis que se apoderaba de mi, al haber bebido del joven aquel, me daba sueño, y no era un sueño como el vuestro…si no el deseo de querer cerrar los ojos…morir, y poder despertar con energía en esa misma noche, así pues, Bautista me condujo a las bodegas de vino, llegando así a un ataúd de mármol finamente labrado…y en aquella tapa sepulcral se leía la inscripción que me dio paso a existir en las sombras, desde que era un mortal: “La cruz del calvario, la cruz de la vida, eterna sobre la existencia de mi ser…bella y pulcra para poseer la cruz de la muerte”

Así entonces me recosté adentro del féretro cruce mis manos, colocándolas sobre mi pecho, y el señor Bautista colocó la tapa por mí…y ahí solo vi sombras, y nada más.

Un vampiro no puede soñar, para nosotros, el sueño solo es el descanso que merecemos, la muerte explicada al fin, sin sonidos, pero también puedes percatarte de lo que sucede a tu alrededor, una frazada acogedora que te invita a quedarte por siempre en ese estado…la reflexión y los sentimientos no te abandonan incluso en ese momento…algo muy difícil de explicar, pero tan fácil de sentir.

Así entonces, mis ojos se abrieron por el pequeño demonio de la sed, mi descanso había llegado a su fin, y podía sentir el sol colocarse tras las montañas, sentía ya la fría noche caer y el mismo impulso de la sed me hizo levantar la tapa del ataúd y salir de el…

En efecto, la noche había caído y también con ella el deseo de querer llegar rápidamente a la ciudad de Orleans…observe el reloj que llevaba en el bolsillo, y me di cuenta que era apenas las 7 de la noche…por lo que decidí usar mi tiempo, en buscar a una campesina que había caído victima del fatal ángel del sueño, para no despertar jamás en esta vida. Al regresar a la mansión Bautista me esperaba con una nota en una bandeja de plata…así también una duda empezó a rondar mi mente de nuevo… ¿Cómo era posible que un vampiro estuviera a merced de otro vampiro?

Esa pregunta la deseche rápidamente de mi pensamiento, pues podría ser posible que aquel ser también pudiera entrar en los pensamientos…yo podía hacerlo, veía en su mente el nerviosismo que le causaba ir a la ciudad de Orleans, fue mucho nerviosismo como para un ser de su nivel, algo tan duro para el ocurrió u ocurría en esa ciudad…

También a su vez, no deje de mostrarme y sentirme, emocionado, pues también el pensamiento se cubría por el velo, de la curiosidad….”10 años han pasado desde esa ultima vez mi amico…y ella tiene ganas de veros…”

¿Quién era ella?, ¿Ella?, ¿Existía una persona que aun ansiaba verme?, y un vuelco dio en mi corazón al volver a recordar aquella imagen, de la persona que predecía que podría ser…pero eso no era posible, antes de morir lo único que supe de mi amiga (si es que era ella la que me deseaba ver), es que había sido victima del cariño por un mortal…había sido feliz con el…lo cual me motivó a mi deseo de desaparecer…ella no me necesitaba nunca más, había ya encontrado la felicidad, y yo no quería ser el villano que se la destruyera. Yo sabía dentro de mí que no encontraría, en toda una eternidad, a una pareja tan especial y tan, perfecta para mí…nunca se lo hice expreso por miedo a confundirle y a que inclusive me dejase de dirigir la palabra. Y una nueva esperanza abordo en mi corazón…llenándolo de éxtasis, un placer como el haber bebido de aquel joven en la mañana de ese mismo día…si ella ahora estaba ahí, en Orleans, y el Barón de Dreux le conocía, entonces…

-¿Monsieur?- me sacó de mis pensamientos el señor Bautista- hace 10 minutos que le ofrezco la carta.

Y en efecto…diez minutos llevaba con el brazo extendido…recordando…y sonriendo para mis adentros…cuando a mi mente volvía a llegar su imagen, como cuando era joven, al despertar…ahora también me alegre de saber, que en mi inmortalidad, podía “despertar” teniendo su imagen en mis ojos.

Así pues…como un joven locamente emocionado por una cita, me dispuse de tres sirvientes para que me arreglasen, y dispusieran de los habituales rituales de higiene…claro bien, lo pude haber hecho yo, pero mis ideas eran más grandes que hacían que mis sentidos estuvieran solo fijadas en ellas.

A punto entonces de las 11 estaba yo en la sala de recepción, nervioso…un nerviosismo que jamás en 10 años no sentía con tal intensidad…mis manos comenzaron a temblar, y así, como si aun fuese el de antes…para calmar aquellos nervios, tome el encendedor y empecé a jugar con el, momentos después me encontrabase de nuevo fumando

Supongo mi querido amigo querrá saber todo a detalle, puesto que ahora sus ojos reflejan profundo interés…bien. No puedo deciros con certeza que diantres pasaba dentro de mi, era como volver a sentirme vivo, como si esto nunca hubiera pasado y estuviera yo en una noche cualquiera, pensando, creando frases que pudieran darme alguna enseñanza de mi vida, al momento de volver a verlas, tarareando aquellas notas que el piano me hacían vibrar…sentir en mi corazón los vibratos que el violín me hacia dar, y la imagen de la condesa, ahí, en mi mente.

Vestía yo con un pantalón negro de vestir…botas charoladas hasta la rodilla, una camisa blanca, que hacia perfecta combinación con mi ahora pálida tez…cuello levantado y el rosa crux luciendo en la luz…un chaleco con frente de terciopelo labrado…y un abrigo que me cerraba arriba de la cintura…apoyado sobre un bastón que traía conmigo siempre…

Y todo aquel conjunto…los sirvientes elogiaban acerca de mi elegancia y porte…por desgracia, yo jamás podía verme en un espejo…y así que confié en las manos de estos hombres, a la elección de mis prendas.

Entro entonces en la sala el señor Bautista, y con un ademan de su callosa mano, me invito a salir de la mansión…las once y media daban en el reloj de péndulo que, con su sonido fantasmagórico y nostálgico, me sacó de nuevo de mi letargo, y el infierno se abrió ante mi…era realidad, y no sabia que iba a ser de esta noche…tenia claro que el Barón me mostraría mas poderes que poseía, pero por mas que lo pedía, no dejaba de sentirme, nervioso ante la misteriosa invitada en esa noche.

-¿Cómo es que llegaremos a la ciudad signore Bautista?

-No os preocupéis por ello iremos en automóvil, puesto que ahora en un moderno tiempo, no podemos darnos el lujo de andar apareciéndonos con la velocidad en un faro o en una esquina donde no habíase nadie…

Aquellas palabras me hicieron llenar de rabia… ¿Por qué tenia que esconderme de los humanos?, no era un perro que había sido apaleado para huir de ellos… ¿Cómo era posible que existían vampiros que huían de su propio alimento?, simplemente me parecieron patéticos. A pesar de ello acepte el ir en el automóvil, mientras podía casi bailar al compas de los latidos desbocados de mi corazón, por aquella emoción que nació de nuevo, y no me abandonó hasta haber llegado al puente del rio Loira, donde unas luces me dieron la vista de la gran catedral de Orleans…no había por que dudarlo, ya estaba ahí.

Un pánico mezclado con euforia fueron los sentimientos que ahora me abrumaron…mis manos temblaron de una manera tal, que me era difícil poder llevar el bastón sin que se notase mi nerviosismo…y deje escapar unas palabras, carentes de expresión, pero tan reales, que me hicieron estremecer…”Justo como antes, al recibir mensaje de ella”

Rechace la mano de Bautista que se presentaba para auxiliarme para salir del auto…estábamos en la mitad del puente…donde un faro daba luz para un poco de la calle…más aliviado entonces me sentí al ver que no había luz en donde estaba que podía dar evidencia a lo que pasaba dentro de mi cuerpo.

-Y en donde está, Bautista estáis seguro que aquí era el lugar de…

Una pequeña risa inocente me hizo dar la vuelta…Bautista y el automóvil no estaba

Y yo estaba solo, no me atemorizaba esa idea, mucho tiempo estuve así…si no que me invadía de nuevo el nerviosismo, el querer saber quien aparecería primero…El Barón de Dreux…o…

-Han pasado 10 largos años Conde…y no ha habido un momento en el cual no podía dejar de preguntarme el por que de tu ausencia, habiéndome prometido que no te separarías de mi…- dijo, una voz tan familiar, que escuche a mis espaldas.

VII.-

EL MARCADO DESTINO DE LA MANO DE DIOS

Pude sentir como mis ojos se abrieron de la impresión, pude sentir una descarga eléctrica que recorría todo mi ser al haber escuchado esa voz, esa voz que siempre me calmó, que me encantaba y me seducía, y que si hubiera sido capaz, la hubiese robado de tal musa, para tenerla siempre en mis oídos…

Lentamente, me di la vuelta para ver si era la realidad, o la misma imaginación me había jugado una treta…

Pero no fue así…ahí estaba, y tal cual la recordaba…su cuerpo tan delicado, tan frágil, que hacia caer una falda larga, con suma elegancia, aquellos ojos, donde siempre podía encontrar paz…donde el otoño se mostraba cada vez que esos parpados tan delicados en caída, se abrían… aquellas cejas que mostraban un gesto de total inocencia, bondad y lindura…sus manos…tan suaves, tan aterciopeladas, tan puras, sus labios, que componían la más hermosa de las sonrisas angelicales, el corsé que ceñía su cintura que la hacia verse tan…indescriptible, pues mi léxico no alcanza para describir tal ángel…mi amiga, mi eterna satisfacción de paz, mi eterno amor…ahí estaba…

Abrí los ojos una y otra vez, temiendo cerrarlos, pues no quería que se fuera esa imagen de mí…

Y también ahí estaba…su crucifijo…su símbolo de realeza y el símbolo que me hipnotizo por siempre…haciéndome pensar en…Dios…si…hace tiempo que no imploraba ante el…y a pesar de ser maldito por la eternidad, a pesar de pertenecer a la estirpe de Caín, sentía la presencia de Dios en ese lugar…en mi corazón, pues fue Él quien me otorgó la existencia para conocer a su amiga, a mi ángel…o al menos eso pensaba.

Tenia que hablar, no podía estar más tiempo callado, tenia que decirle que pasó…note el sufrimiento que sus pensamientos tenían, al ver que después de 10 años no pudo saber donde estaba, si aun vivía…o si solo había sido un sueño. Vi también como el Barón de Dreux la encontrase una vez por las sendas de un parque… solitaria, afligida, y como ella, victima de la confesión, le hablo acerca de mí…de lo que había sido cuando ya no me comunique con ella, y de lo mucho que le dolía el haberme perdido…

Y lloré…si mon ami…lloré, y fue por que podía sentir ese dolor…podía sentir como sus manos imploraban ante Dios por mi seguridad, por mi vida…vi como aquellos ojos me veían en un reflejo de una fotografía…mi corazón empezó a latir con el suyo…en un vals que ahora era interminable, por que ahora estaba ella aquí…y podía abrazarla…podía estar con ella…por siempre.

Al darse cuenta de mi dolor…de nuestro dolor…nuestras miradas se cruzaron, y solo pude abrazarla con mis ojos…tenia miedo de lastimarla…de que su aroma de su sangre fuese embriagante…posesivo, y me atrajese a lastimarla…a quitarle de mi vida…a beber de ella…no quería hacerlo…la amaba…y no quería perderla de esa manera tan ruin...y ahí, mi existencia no se llenó de oscuridad y de placer…ahí…mi existencia…me decía a gritos “eres un mounstro para ella, si te ve ahora como eres”.

Y no pude dejar de sentir un dolor ajeno al de nuestro distanciamiento…ciertamente…era un mounstro…la abandone…nunca me lo perdonaré, no podía verle a la cara y decirle que la amaba, que me partía el corazón el saber que lo nuestro seria hermoso…y teníamos que fingir que solo podía haber amistad…sabiendo que el uno era para el otro. Asumíamos nuestros principios y no podíamos faltar a ellos, ella era feliz…y yo tenía que ser feliz para ella…

La sangre de mis lagrimas salían, un La sombra ordinario hubiera contestado aquel saludo de la dama…con frialdad, pues no se voltea al pasado humano, pues para el La Sombra, no había necesidad de hacerlo pero solo podía contestarle a mi dama…con lagrimas de sangre…lagrimas que sabia debía pagar, era un mounstro y tenia que pagar por ello, podía a la vez entregarme a las sombras, como cualquiera de mi clan.

Al acercarse ella para verme…al fin comprendí que solo era cuestión de tiempo, para que mis brazos se estrecharan sobre ella…y ella misma me rechazara, era, lo más obvio y justo para mí…sufrir eternamente, por mi inconsciencia…por no darme cuenta de que al saltar al abismo, dejaba a otros en el mismo…

-¿Por qué lloráis?- me dijo con su voz tan dulce para mis oídos…

-Lloro…puesto que ahora no soy lo que vos esperáis…y por que os he perdido por siempre- y me sorprendí al notar que mi voz no era fría…sin expresión, era la voz que tenia para ella, la verdadera voz que poseía…y que le pertenecía solo de ella y para sus oídos solamente, la voz del mortal que dejó sus vestigios…

-¿Acaso hay razón para pensar de esa manera?- me dijo, viéndome a los ojos…

-Creí que iba a ser feliz por que ya estaba con vuestro ángel- me apresure a defenderme… a justificar mi error, mi estupidez.

-“Eres mi conde…- me dijo. Y como si la memoria fuese abierta como el lector que busca un capitulo favorito en una novela…empecé a recordar aquel día…aquel Viernes tan hermoso…

-“Por sobre cualquier otro ser que llegase o no a tener…- le dije…sabiendo el final de aquella oración.

-“Y yo soy tu condesa…siempre”, ¿acaso lo olvidaste?- podía notar su respiración…el ritmo tan calmado que tenia al ver mis ojos…como si no fuese un ser diferente…como si aun tuviese mi moreno color…en lugar de mi palidez mortal.

Y ahí, pude percatarme de que su abrazo no era parecido al mío…sentía su piel tibia, trate de mirar sus ojos…y ahí los vi…el otoño naciendo y muriendo…no vi cambio alguno…algo no estaba bien en ella…lo sentía… ¿Por qué no huía de mi?- me pregunte estúpidamente, pues sabia que ella no lo haría…como lo sabia, no lo se, pero así era

-¿Hasta siempre?- me aventuré a decir…desconociendo si la respuesta seria la misma…o habíase cambiado…desde hace 10 años.

-Hasta siempre…mi Conde De La Croix- me contestó de una manera tan calmada y sincera…que no pude evitar intercambiar una sonrisa…la sonrisa que ella me exhortaba a crear…la sonrisa muerta, que solo su vida y su luz, podía hacer renacer de nuevo…

-El Barón de Dreux consideró que fuera bueno que os viera yo primero…-dijo la condesa después de un rato de silencio, abrazados, mientras yo hacia que su maravilloso cabello se enredara en mi dedo…acariciando aquel color tan nocturno, rociado por la luz de la luna, que daba reflejo a las alas del cuervo…el negro perfecto…

-Y por que es- me apresure a decir…tratando de no concentrarme en solo su cabello, -¿Por qué es eso lo que quería?

-Puesto que necesitábamos ponernos al corriente con las historias que nos paso hace tiempo…-me dijo la condesa

En ese momento, la nostalgia invadió mi ser…dejando de abrazarle y colocando las manos en la barda del puente…

-Mi historia después de nuestra ultima vista…solo fue dolor y sufrimiento…y la incapacidad de poder deciros que pasó, ya que de hacerlo, podría quizás revivir…

-… ¿Lo que vos sentís por mi?- terminó de completar mi amiga.

-En efecto…- y detrás de mi, pude sentir un suspiro, y un suspiro que a mi me hizo estremecer de miedo… ¿la había lastimado con mi respuesta?

-Os pedí que no me esperara…que fueses feliz…

-No hay manera de que me hagas cambiar de parecer- le recordé

-Si, lo se, ya me di cuenta de lo terco que sois…

En eso…sin pensar en lo que podría ocurrir, le tome su manos, y entrelacé las mías, pensé que su reacción seria el de quitarme sus manos…deslizándolas entre mis dedos abiertos…pero no fue así.

-Yo sabia atenderme a las consecuencias…irremediablemente me enamore de vuestra presencia, de vuestra alma, y desee que estuviera unida con la mía…sabia que una vez teniendo en mente mis sentimientos respecto a vos, mi querida amiga, llegaría a ser complicado que me olvidase de ellos… a pesar de que vos me lo pidió, yo no podía ser feliz por mi cuenta, y por ello fui feliz por vuestra felicidad…no quería que vos sufriere por mi y por ello le oculte mi amor…ahora, en esta hora de nuestras existencias…yo puedo estar seguro de una cosa mi querida dama…

-Y esa cosa es…-me dijo la condesa, nerviosa, y que pareciera que en cualquier momento se fuese a desmayar.

-El marcado destino de la mano de Dios…que mas podría ser…-le dije sin titubear…si, era cierto, vos en ese entonces era feliz con vuestro ángel, con esa pareja que era al parecer la indicada para vos, no sabíamos que pasaría puesto que no predecíamos el futuro…y por ello lo dejamos a los designios del señor…y ahora es la misma providencia, quien ahora nos perdona y nos une de nuevo cherie…no os temáis por si sufriréis, yo no consentiré que ni la mas mínima espina se clave en estas manos…Dios no nos entregó una señal para que no estuviéramos juntos…Dios nos dio la señal de que existimos el uno para el otro…y vos no podéis negar aquella premonición, de no ser así…nunca nos hubiésemos conocido tanto del uno como del otro…y solo buscaríamos consuelo cada vez que nos ocurriese algo…

Hubo un rato de silencio…mientras yo estaba desesperado por poder saber su respuesta…pero por alguna extraña razón, no podía ver en sus pensamientos… ¡estaba bloqueándome!, y eso no me daba una buena señal…hasta que irrumpí en el silencio.

-Sabéis que tengo razón, ¿no es así?

Y aquella pregunta le hizo contestar, de la misma, encantadora forma, que en lugar de hacerme dudar…me hacia tomarle como una afirmación, y en caso de que no lo fuese…ella misma seria quien me lo indicaría…

-Yo no dije nada- y me sonrió….

-Esa respuesta- le dije… -tanto tiempo ha pasado desde que esa respuesta no le escuchaba.

-Abrazadme ¡sea entonces!...- le dije, como si estuviésemos en un acto de una obra… - ¡Abrazadme con vuestro corazón y vuestra alma…y no consentís que nos alejen de nuevo…he aquí reunidos de nuevo…por siempre!

Y sentí sus manos…rodeándome mi cintura… y su pecho como estaba cerca del mío…sentí sus labios…y una pasión enorme había surgido dentro de mi…”ahí estaba mi amiga…mi confidente…y ahí estaba también, la pareja que siempre deseé”

Afortunadamente mi sed estaba saciada, y solo su sangre, su bello perfume lo sentía en mi nariz, pero no me incitaba a tener que alimentarme de ella.

-Sentaos mi amigo, pues la historia que os contare es algo extensa, y como siempre, vos, atento y dispuesto…como solías ser…

-Y como sigo siendo- le sonreí…mientras nos sentábamos en una banca que nos dejaba ver la panorámica del rio que fluía debajo de nosotros, y la catedral a un lado…y el reinado de la noche, con la Luna, que parecía sonreírnos con su resplandor.

-Bien entonces mi querido conde…empezare por la pregunta que vos realice.

-Entonces, me gustaría saber- le dije –Como es que vos se abrió paso en la inmortalidad, y supo de mi paradero.

La condesa tomó un poco de tiempo, y realizó la anécdota, con un encanto y belleza inigualables…

“La ultima vez que charle con vos, me pidió que me cuidase, pero el tono de vuestra voz no sonaba muy normal, me preocupe, puesto que temía que el conflicto con vuestros padres mortales hallase tenido un lugar muy importante, pues su gesto de despedida me daba a entender, que no le volvería a ver. Pero aguarde, y mientras los segundos, las horas, los días transcurrían, y no sabia nada de vuestra alma, empecé a darme cuenta de que vos se había olvidado de mi…

Pero no perdía las esperanzas, cada tarde, me reunía en nuestro pequeño lugar de encuentro…y veía entrar y salir a mucha gente, pero nada que me diera indicios que habías estado ahí, al fin me resigné, vos había pasado a mejor vida, era lo que me daba vueltas, puesto que vos, con tanta atención que me brindaba, no podía concebir que me había abandonado, y estaría por allí, dando vueltas…la única alternativa e idea que halla sido tan fuerte para habernos separado…había sido su teatro mi querido amigo…había entrado al teatro de la muerte.

Fueron eternas noches, en las cuales no sabia que hacer…si llorar o mostrarme alegre por que vos ya no sufría, el mundo perdió su esplendor, puesto que el esplendor se extinguió con el atardecer, las noches eran más frías, y ahora estaba realmente sola…sin vuestra compañía.

Mi pareja de ese entonces notó que estaba realmente apagada, sin brillo, muerta…no podía creer que vos ya no existía…pero eso era lo que más pensaba, y cada tarde volvía al lugar donde nos conocimos, para ver si alguna nota habíase, pero salía con la misma impresión…ninguna señal…

Una noche, dando tumbos en el parque cerca de mi hogar…me sorprendí del tiempo que pasó, hace 4 horas que estaba en el mismo lugar y que no había movido siquiera un brazo…mis pensamientos ahora eran entregados a vos…y rezaba…rezaba y pedía a mi amigo por su bienestar…hasta que una voz, me saco de tal sueño...

-El no volverá mademoiselle…

Por la manera de hablar, mi corazón se encendió y primeramente creí que era vos quien me hablaba…oh…ese día mi reprimenda por haberme dejado tanto tiempo tan sola iba a ser tan grande, que no ibarós a encontrar medio de esconderos…

Pero al darme la vuelta me di cuenta de que me había metido en un error, no era vuestro cabello negro…vuestros ojos de nostalgia los que me miraban…

-¿Y quien eres?- le pregunté…mi voz era cada vez más brusca y fría desde que tenia memoria…

-Oh…permitidme presentarme…soy el Barón de Dreux- me dijo aquel ser, inclinándose

-Ah, que más da…y ¿Quién no volverá?

-Vuestro amigo…

-¿Qué amigo?

Una sonrisa salió de ese ser…me impresiono ver unos colmillos tan largos y afilados, más no cedí al miedo, no lo tenía, tenia rabia, porque yo creía que estaba llorando sola, y no que unos ojos me estaban observando por quien sabe cuanto tiempo…

-No os hagáis la desinteresada mademoiselle…El Conde De La Croix. Al escuchar vuestro nombre mi amigo, no pude dejar escapar un grito de dolor, dolor pues ese nombre me dañaba ya…escucharlo o verlo me afligía, me llenaba de una profunda tristeza y de una ira incontenibles… ¿Por qué me había abandonado?, me peguntaba siempre, antes de dormir y al levantarme, esos días fueron abiertas las puertas del infierno, y los demonios me atormentaban sin piedad.

-¿Se olvidó de mi?, decídmelo por favor…y que me diga que receta uso, para que en su mente no existiera más mi nombre- le dije con una desesperación tal

-Desdichada de ti hija mía…-me dijo aquel ente. –Pero temo deciros que vuestro amigo no os ha olvidado, al contrario, le recuerda y aunque el no me lo dice, sus pensamientos son como paginas de un diario, abiertas para mi.

-¿Entonces el desgraciado esta vivo?- Perdonadme por haberos dicho así…pero querido, estaba tan resentida que vos entenderéis aquella falta que hice.

-No…el murió hace 1 año- me dijo fríamente aquel ser.

Y ahí…el mundo se detuvo. Por primera vez estaba pasmada por la muerte…la muerte, a quien no temía, había descargado su tierno abrazo con vos conde…no lo podía creer, no lo esperaba, pero a la vez me lo imaginaba.

-¿Murió? ¿Cómo?, ¿Cuándo?- le pregunte realmente consternada.

-Si, con una daga en su corazón, el ultimo día que hablo con vos, al atardecer, le encontré en las estancias del jardín de una vivienda abandonada, desangrado, y al parecer pronunció vuestro nombre, ¿vos sois Lilith?

-Si soy yo…mi sobrenombre.

-En efecto entonces, aquel ángel caído, aquellas alas sin brillo, murieron mencionando a la mujer que de verdad le interesaba, pude percibir que las ultimas imágenes fueron su rostro, su voz, su tibia mano rozando su codo…su sonrisa, por ello fue que di con vos, pero no había encontrado forma de hablarle- dijo el dichoso Barón…

Entonces ahí es donde me di cuenta, de que esta muerte que el barón me decía, carecía de un total sentido, o no entendía yo el rumbo de esa fantasiosa historia, pues el mencionó que vos no me había olvidado.

-¿Y por que entonces me dice, fingido Barón, que mi “amigo” ha muerto…si ha escuchado sus “pensamientos”?

Una nueva sonrisa apareció en ese rostro, que para serle franco mi amigo, me daba más coraje al no poder ver reacción alguna a través de esa piel blanca…muerta…

-¿Fingido?, Bah…no descarguéis vuestra ira conmigo…os aseguro que no tuve nada que ver…solo fui una mano bondadosa que ayudó al samaritano, a darle una nueva vida, una nueva mascara, y una nueva visión de la realidad…lo abracé

-¿Abrazarlo?... ¿Abrazarlo?, ¡Abrazarlo!- al fin había dado en la cuenta de la historia…era cierto, vos había muerto, pero ahora había nacido, completamente en lo que vos y yo habíamos sido designados a ser…vampiros…

Y aquel raro personaje me miró, sentí como su mirada no estaba solamente sobre mis ojos, si no que también sentí como miraba mis pensamientos…

-Las sombras ahora son su hogar, pero el joven conde necesita una luz, una luz que no lo dañe como el sol…pero que sea tan brillante como ese astro…la luna no le sirve a mi amigo…llora ante ella y el solo sabe que luz es la que el necesita, es por ello que ahora a vos le pregunto ¿deseaos estar con el?

Aquella pregunta me tomó por sorpresa, estar con vos era lo que siempre anhelaba, era lo que me encantaba imaginarme, poder estar con vos siempre, y ahora, podía ser real tal visión…pero aun necesitaba cosas por hacer…terminar con aquel mortal que estaba enamorado de mi…decirle el adiós a mi familia, y entrar en el seno de una nueva familia…vos.

-Necesito hacer unas cosas primero…y después estaré dispuesta a visitar al conde…por donde se encuentre

-Muy bien entonces- me dijo el Barón…esperéis a que os indique santo y seña alguno para poder irnos…aurevoir

Y diciendo esto los faros cercanos del parque bajaron su intensidad de luz, mientras las sombras eran más densas en ese lugar…y cuando volvió a la normalidad el ser habíase desaparecido.

Mi emoción era tan grande que vi en mi rostro, de nuevo la sonrisa genuina que tenia siempre…ahora sabia que vos existía, y ahora me reuniría con mi conde para estar juntos siempre…

Así pues me dispuse a dejar todo en orden, mi ángel no comprendió nuestra separación, no me gustaba verlo sufrir por mí, puesto que me rogaba, me imploraba mi regreso, pero yo estaba resuelta, los mortales no serian nunca más, dignos de recibir mi cariño…

Pero el barón no apareció en los últimos 6 meses, después de la extraña visita que me hizo…empecé a creer que solo había sido un sueño, pero no podía ser eso posible, puesto que ahí estaba, aquel niño que dejé, solo, y no atrevía a cruzar mirada conmigo…entonces, ¿Por qué no llegaba aquel vampiro?

A mi madre no le había contado la verdadera historia, puesto que no tenia idea de saber, si me creería o no, así pues le comenté solamente que necesitaba mi tiempo en soledad, que no se preocupara y que estaría en contacto con ella…mi sorpresa fue tal, al verle tan sonriente, y deseándome lo mejor…y pensar que había ya preparado todo un discurso para ella.

Entonces todo estaba listo ya…no había más asuntos por arreglar y ahora solo faltaba esperar.

Pasó entonces todo un año…y justamente, una noche, al volver a mi casa, pude ver por la senda del parque a una persona que se encontraba…sabia que esa zona los mortales temían, por la cantidad de oscuridad que había…apenas pude identificar la altura de aquella sombra por el reflejo de la lámpara…y me atreví a entrar ahí…

-Bon lune mademoiselle- me dijo la sombra…-¿estáis lista?

-Si, estoy dispuesta- le dije sin titubear…”

Y ahí fue- me dijo la condesa, -donde el Barón me llevó a su mansión en Dreux, y poco a poco me enteraba de las costumbres del clan…por fortuna el pertenecía al clan La Sombra y así pues estaba cada día más segura del destino que ahora Dios dispuso sobre mi…pasaron 8 y largos años para poder esperar a este día….- y recargó su cabeza en mi hombro.

-Pero eso quiere decir entonces que vos…tenéis ahora 26 años ¿no es así cherie?- me había percatado del tiempo por primera vez…y ella aun no era una vampira…bueno, en términos de vida eterna, puesto que ella desde que le conozco siempre ha sido una mujer digna de vivir en las sombras… y el conde mostró una sonrisa a Luciano…

-No, ¿Por qué seria entonces que conservo la imagen de la joven tal cual recuerda mi querido amigo?

Y era cierto…ella era igual, no había cambio alguno en sus facciones su rostro, sus labios, su mirada…todo conservaba el mismo rasgo desde que yo le deje de ver…hace 10 años…

-¿Cómo es posible?...

-El Barón de Dreux me dio a adaptarme de la sangre del clan…- me respondió tan simple la condesa –el se cortaba el puño, dejaba caer la sangre en la copa y yo la bebía…

-¿Y eso con el propósito de…?

-Mi querido Conde De La Croix…solamente con el propósito de mantenerme inmortal en exterior, puesto que la mente al igual que la vuestra, es más adelantada, a razón de la edad…

Había olvidado todo cuanto sabia de estos seres, de que era cierto…si el mortal aun no estaba listo para ser adoptado en la noche sin sueño humano…se le daba a beber del elixir de la vida eterna…y así podía realizar cualquier obra en el día…llevar la vida que siempre llevaba…por si se preguntaba monsieur del Valle…

Lilith…mi amiga, mi dulce ángel, estaba ahí…esperando una respuesta a tal pregunta, que silenciosamente, con su mirada creó…yo sabia la respuesta de su cuestión…pero no tenia idea de cómo hacerlo, dentro de mi pude percibir que solo tenia que dejarme llevar, y hacer lo que todo vampiro sabia hacer…solo tenia que dejarle en el punto exacto en que sus latidos dejasen de vibrar tan acompasados, que solo unos débiles tintineos diera su corazón, y entonces darle de beber de mi sangre…y así eternamente podíamos estar juntos.

Fue como si una mano invisible me impulsara, al momento en que mi ángel gótico levantaba su frágil cuello, desnudo, puro y bello…

Sentí como el vértigo se apodero de mí…como le recosté en aquella banca mientras bebía de su sangre y como ella, delicadamente, como si no fuese suficiente el dolor que los colmillos te ocasionan levantó su rostro y acercó sus labios a mi oído…

-“Ahora eres mío…no existe ahora nada, que nos separe…nada”

Sus latidos se fusionaron con los míos y una voz interna me dijo “es hora”, en el momento en el cual mis labios se separaban de su cuello, ahora manchado por el carmesí de las rosas que hacían caer sus pétalos al exterior…

Me mordí la muñeca y sentí la tibia sangre brotar de mi vena…y lentamente acerque la ensangrentada mano a sus labios…ella con elegancia, reposo sus labios mientras bebía el elixir que ahora, le darían la eterna vida…

Sentía ahora sus latidos, dirigir a los míos, hasta que ella separó sus labios y lentamente se recostó sobre la banca, mientras yo la miraba, se mostraba inmóvil, creí que todo había salido mal, y que había en realidad matado a mi pareja. El pánico se mostro de nuevo en mi rostro, pero aquel demonio no estuvo mucho tiempo, pues el paraíso se abrió ante mi, cuando ella, lentamente abrió aquellas ventanitas que dejaban ver al otoño eterno…

-Hola…mi Condesa De La Croix…-le dije con cariño mientras le acariciaba su rostro angelical con mi dedo…

-Hola mi Conde De La Croix…- me dijo Dyinn, mientras nos abrazábamos.

Ahora no había por que dudar…La mano de Dios estaba entre nosotros…y su luz, nos cubría sin herirnos…las sombras nuestro hogar es…y al igual que Dios…al azar ahora quitábamos vida a los cuerpos…y Él nos bendecía, con esta eternidad tomados del brazo…

VIII.-

UN CAMBIO DE PLANES INESPERADO

Las velas lanzaban su ultimó espasmo de luz, mientras los primeros rayos del amanecer entraban de nuevo en el mundo, haciendo desaparecer las tintineantes estrellas…

-Bien monsieur Luciano, tal parece que me explaye un poco en los pormenores de tal bendito encuentro con la condesa, sin embargo quizás para vos, que estáis aquí con el propósito de evitar un conflicto, no os interesáis aquellas historias donde la drama y el amor hacen aparición…

-Al contario joven, es bueno saber que un vampiro…

-¿Puede amar?- se apresuro a decir el conde. –Si, es cierto, es bueno saberlo, como puede ver, no soy un asesino sin sentimientos, al contrario, disfruto de matar, y al mismo tiempo puedo llegar, entrar en los aposentos de mi amada y tomarle de la mano, sin ningún resentimiento…

Las velas bajaron su intensidad de luz, como si una ráfaga de oscuridad hubiese entrado en la habitación, Luciano, presa del sueño que los mortales no pueden evitar…tuvo la fuerza aun para poder levantar la mirada y poder saber el por que de las luces…

Y ahí estaba, el ángel del conde, tal cual había sido descrita por el conde, y Luciano no pudo dejar de mirar aquella pareja…indiferente en actitud y respuestas, fría al momento de asesinar, respetable, imponente, y a la vez tan enamorada, espectáculos como ellos no podían verse a menudo y la mirada de Luciano no dejaba de reparar cualquier detalle…las manos entrelazadas, los crucifijos, la ropa, la mirada, todo cuanto pudiera recordar esta pintura la mente de Luciano…

Pero algo había cambiado, la condesa cambio su mirada de ternura y respeto a una mirada mas seria, e indescifrable para el mortal que los miraba…pero tan clara y entendible para el inmortal que se encontraba del otro lado de la mesa.

Aquella vampira susurró algo al oído del vampiro…y la mirada de este se contorsiono y adquirió una mirada muy familiar para el señor Luciano…el odio y la furia…

Levantose aquel ser y con una voz más fría aun…pero sin dejar de tomar la mano de su mujer…dijo:

-Señor del Valle, os quedareis aquí…habitación del tercer piso a mano izquierda, aquí esta la llave- y entregó una llave de plata, larga, y con un símbolo en la manija de esta…una corona real española.

-Pero… ¿pasa algo o por que no puedo volver a mi casa?- dijo Luciano preocupado…

-Señor Luciano-dijo la condesa, también con un acento de voz demasiado frío…indiferente –es necesario que os quedéis aquí…puesto que Sir Azincourt y los otros 7 magos se han enterado de su traición a la cámara, y a los políticos Di Dio…acusándolo de herejía y ultraje…

Luciano mostró una mirada de tanto terror, pero los condes no mostraban ni la más mínima expresión de piedad…así entonces, decidió tomar la llave, y abandonar la habitación…y antes de salir, con mano en el picaporte el conde habló…

-No salgáis de la habitación, el señor Bautista estará dando sus rutinas de vigilancia por la casa, esperemos que para este punto…los magos no se hallan enterado del lugar de reunión…al anochecer, siga las instrucciones de Bautista y confíe ciegamente en el…

-Lo haré, gracias…-dijo Luciano…

Al abandonar la puerta, los rayos del sol casi estaban por salir completamente de entre los arboles, y llenar de luz la habitación…

-Querido…-dijo la condesa un tanto nerviosa…pero no era ese nerviosismo por la situación, si no por la luz que eliminaba a las sombras rápidamente…

-A la bodega de vino- dijo el conde….

Cuando llegaron a dicho lugar…la condesa irrumpió en el silencio de nuevo…su voz notaba un acento de enojo y suavidad…

-Os dije que un mortal no serviría de nada…por que os comportáis de tal manera con el…

- Entiendo tu molestia mi amiga, pero es la única esperanza que tenemos…y bien sabéis que estoy tan disgustado de hacer esto como vos…un La Sombra, al nivel de un humano… ¡menuda ocurrencia!

-Lo se, concuerdo con vos…pero por que os cargáis con esa cruz…no sois un Ventrue… ¡mon Dieu!

-Lo hago…puesto que nadie esta más capacitado para ello…los demás son débiles, por ello lo hago…un ¡Ventrue!, ¡eso es una blasfemia!, ¡Que ellos ardan en el infierno…además ellos no son capaz de poder manipular a este humano como yo…lo hago!

-Me impresionas querido…esa es la fortaleza que siempre me gusto de ti…dijo la condesa, en un tono más ameno y sentimental…

El conde solo abrazó a su dama, mientras suavemente la recostaba en el ataúd más cercano…

-Solo es este humano…deben de saber la verdad de las cosas, la realidad de su opresión, pero a su vez, deben de entender que su vida será consumada por Dios, el Diablo y por nosotros, sin necesidad de escondernos de ellos…ese es el objetivo…

-Lo se mi amigo, lo se…

-Bien querida mía…entonces solo confiad y esperad…

Y el conde, una vez dentro…cerró el ataúd para entrar en el letargo de la muerte….a lado de su pareja.

Luciano se encontraba ya en la habitación que el conde le indicó, este aposento poseía una ventana muy amplia, la vista era impresionante, puesto que el amanecer ya estaba en la mayoría de su esplendor, los arboles y los lejanos murmullos de las aves recitando sus melodiosas notas, componían la panorámica que aquel rosetón podía brindar. Había una cajonera y una cama con dosel, en la cabecera ahora destacaba un escudo de armas, Luciano pudo deducir que aquel emblema pertenecía a la casa de los De La Croix, puesto que el lema destacaba en letras doradas “Morte ascendo”.

El piso, fue lo que más dejo anonadado al señor huésped, de un mármol blanco, que hacia resaltar con mucho más brillo la luz del sol, y daba luz a toda la habitación…los destellos eran verdaderamente cegadores.

La habitación parecía más en orden e incluso daba la impresión de que estaba dispuesta siempre, las sabanas estaban limpias y recién colocadas, el piso pulido, y las cortinas de terciopelo no estaban roídas ni cubiertas de polvo…

-Es probable que el conde predecía el peligro, así pues envió a Bautista a preparar la habitación- se dijo a si mismo Luciano, un poco más convencido de que aquel ser…podía hacer lo imposible, posible, podía detener el tiempo y hacerlo avanzar a su antojo…un verdadero ser de otras épocas.

Y en esa habitación…en la mesilla de noche que se encontraba a un lado de la cama…había un retrato, Luciano en calidad de su ojo humano, solo pudo ver el destello de plata que aquel retrato tenia por adorno…lo cual fue lo que llamó más su atención. Antes de acercarse al cuadro decidió que era conveniente cubrir con la gran cortina parte de la panorámica, pues si la luz continuaba dando sus traviesos juegos destellantes, podía quedar deslumbrado…

Volvió entonces a retomar su curso, hacia el cuadro, cuyo diseño en madera y con un diseño un tanto peculiar (los destellos de plata, eran en realidad unas alas, de ángel, sobrepuestas en aquel rectángulo), le cautivo su vista por un momento…hasta que el se dio cuenta de la fotografía que encerraba aquel cristal, envejecido en incluso estrellado, parecía que el cuadro había sido azotado en algún momento de la historia de aquella nostálgica morada…

Su curiosidad, misma que la de los mortales guiados por sus impulsos, le obligó a quitar el vidrio estrellado y a retirar la fotografía…

Eran dos personas, un hombre vestido con camisa azul, un pantalón claro y zapatos lustrados…tomando del talle de la cintura a una mujer, cuya sonrisa no podía ser más clara, que esa foto fue tomada en algún momento de felicidad para aquella pareja…

La mujer vestía con un pantalón negro, y una blusa amarilla, con estampado de flores. La mirada de aquel hombre era un tanto seria, cargada de energía, carente de buen sentido del humor, sin embargo, al combinarse con la sonrisa, una sonrisa pura, discreta…daba a entender que aquel hombre no era tan reservado después de todo, ya que pudo crear una perfecta sonrisa de conformidad al tomarse el recuerdo…

La mirada de la mujer era un tanto soñadora, más alegre, el cabello negro del hombre y el café oscuro de la dama…algo le resultaba tan familiar…

Y Luciano cayó en la cuenta…aquella mirada seria…aquel negro cabello…el porte de caballero, el color de piel (si alguna vez fue así) y la sonrisa natural de la mujer, eran tan similares los rasgos que…

La puerta se abrió de par en par, dejando entrar al señor Bautista con una bandeja, llevaba una taza humeante de café, y el desayuno para el huésped…

Luciano no tuvo tiempo de reaccionar más rápido…así pues se llevo la fotografía a sus bolsillos…y fingiendo estar de espaldas, espero a que Bautista hablara.

-Señor del Valle, le he traído el desayuno…-dijo después de un rato de silencio, la voz grave que era tan familiar para los oídos de Luciano.

-Gracias…

Las puertas se volvieron a cerrar, dejando a Luciano de nuevo solo…

Al percatarse de ello…Luciano decidió tomar el desayuno y descansar un poco en aquella cama…que al igual que al inocente mártir al paraíso, le aguardaba.

Consumió su desayuno y bebió su café en silencio, mientras pensaba constantemente, en lo que le deparaba ahora esta noche…ya estaba acostumbrado a su nuevo ritmo de vida, y ese cambio tan drástico, era tan abrumador…que poco a poco sus ojos se fueron cerrando ante el mundo, que apenas empezaba a moverse, preguntándose cada minuto… ¿Llegaran aquí en cualquier momento, sus antiguos jefes?

Aquel día, Luciano no pudo concebir un sueño completamente confortable, conforme el día pasaba, en sus sueños constantemente aparecían voces, que le invitaban a ir con ellos…el, presa de la curiosidad las seguía, hasta llegar en un punto donde despertaba de sobresalto…y con un miedo irracional.

El señor Bautista constantemente tocaba la puerta y la abría, para comprobar que Luciano aun estuviese ahí…al percatarse de sus sobresaltos, Bautista decidió quedarse un momento con aquel ser desamparado, eran las cuatro de la tarde.

-No puedo conciliar el sueño, me despierto constantemente, no se por que tengo tanto miedo- Se quejaba Luciano…como el niño que pide consuelo en la mano de su padre.

-No tiene por que preocuparse señor Del Valle…en un momento a otro bajaré a las bodegas, esperando que el amo esté allí, pues no le he visto desde su platica…es tan extraño- decía a la vez el señor Bautista, en aquella hora de confesiones

Luciano tuvo el impulso de decirle a su protector, que el conde, su pareja e incluso su padre…eran vampiros…pero se contenía, pues al pensar en aquello le recordaba lo que días atrás había sentido el, cuando De La Croix le confesó aquel secreto.

-¿Extraño, en que sentido señor Bautista?

-En el sentido de que jamás le veo en el día…siempre sale de las bodegas en la tarde, cuando el sol se pone…o a veces de otras habitaciones…

-¿No tiene curiosidad de saber en donde emplea el conde el tiempo monsieur?

-La curiosidad es el emblema de la paranoia que nos ocasiona los acontecimientos que no podemos explicar-dijo sabiamente Bautista.

-Entiendo- dijo Luciano, aunque en realidad, si, era un hombre libre, pero aun había muchas cosas que no comprendía, y estas palabras eran una muestra.

-¿Desde cuando conoce al amo?

-Desde toda mi vida- dijo Bautista con un tono de orgullo en sus palabras –Toda mi vida, desde que tenía 10 años, he estado a sus servicios, bueno en si al servicio del Barón de Dreux

-¿Usted conoció al Barón? –dijo asombrado el ex magistrado.

-Oh si…y la verdad también era un hombre bastante extraño, pero os contare la historia después, puesto que ahora debo de seguir con mi tarea de buscar al conde, espero pueda dormir ahora si quiera un par de horas…

Y acto seguido el señor Luigi Bautista, salió de la habitación…dejando de nuevo a Luciano, solo…

Y esta vez, intentando dormir, se sorprendió de que poco a poco, su cuerpo no lo sentía, podía estar más relajado…estaba flotando en la inmensidad de las sombras que se mostraban al cerrar los ojos…el sonido se alejaba y un flujo de bienestar, corría por sus venas…había podido conciliar el sueño.

Y pudo soñar…pudo conseguir que las imágenes de un pasado que su inconsciencia guardó, se mostraran ahora en sus ojos, veía a su esposa, una altura casi al par de la del político…aquel cabello rizado, dorado, aquellos ojos azules, una blanca tez, y su voz, había pasado tanto tiempo, y le sorprendió conocer su voz…

Pero su mirada, algo estaba mal…su mirar era de terror…

-Mi amor…no vayas, por favor acompaña a ese ser…hazles caso mi vida por favor…

-Mucho tiempo sin saber noticias de usted, señor Luciano Del Valle, miembro honorario de la cámara de los dominantes, magistrado de la ciudad de México, caballero de la orden sagrada del Papa… ¡blasfemo traidor!- decía una voz tan grave, que cada palabra era un cubo de agua helada para Luciano…de haber estado despierto hubiese temblado, de la misma manera que temblaba en el sueño…

-Mi amor, corre, corre- le decía una y otra vez aquella mujer

-Ahora estas con unos niños que creen ser vampiritos ¿no?, ¡escuchad!, eres el hijo bastardo de Abel, no puedes estar con los de tu especie, pues ahora estas despierto…estáis condenado a la vida solitaria, ¿pues cuanto tiempo crees que aquellos niños te acepten en su lado?

-No le hagas caso- una y otra vez su esposa le decía…Luciano no tenia la capacidad de hablar…sentía como su boca se cerraba, le faltaba el aire, sentíase asfixiado por las sombras…

-Tu esposa murió por culpa de aquellos seres repugnantes…que creían que la sociedad debía despertar, extraños, gente extraña que se vestía de negro, causaban estragos en la sociedad, pero gracias a ti, se acabo esa estirpe de humanos “que viven”, y en su lugar, ayudaste a que nosotros estuviéramos cerca de dominar a toda la humanidad, y ahora destruyes ese sueño, por un par de aquellos “oscuros”- aquella voz se mostraba más fría, Luciano no podía despertar…

-Mi amor, Luciano, debes de seguirlos, nosotros los eliminamos, ellos merecían ser respetados, ellos tenían sentimientos…nosotros no pudimos siquiera abrir los ojos a la realidad que ellos tenían, síguelos, no los dejes…

-Sir Azincourt perdona Luciano Del Valle… ¡despertad!, pues ya estamos cerca de donde estas…

Y Luciano abrió los ojos de golpe…

Se encontraba de nuevo en la habitación…y ahora era Bautista quien estaba ahí…el anochecer había llegado…por el reloj de pared, Luciano vio que eran las 8 de la noche

Apenas podía hablar, la nostalgia por su esposa, y el terror por aquel personaje…solo le hicieron decir las siguientes palabras.

-Sir Azincourt, Azincourt, está aqui…

La mirada de Bautista mostraba un nivel de desconcierto y nerviosismo, por primera vez, Luciano se encontraba sin esperanzas, si su sueño era cierto…estaba perdido…

Un par de voces que hablaban rápidamente, entraron junto con sus cuerpos al aposento, y ahí…pudo ver como sus esperanzas se iluminaban por aquellos ángeles caídos, protectores…los De La Croix, estaban ya despiertos.

-Monsieur Del Valle-Dijo con su tono frío el conde –vaya con el señor Bautista, y haga lo que haga, no tenga miedo, no se deje guiar por las voces, recordad que sois un ave libre, incapaz de regresar a su jaula pues olvidó el camino… ¡adelante sea!...existe ahora un cambio de planes inesperado, pero retomaremos nuestra historia, tarde, o temprano.

La Condesa De La Croix…simplemente miraba a Luciano, con un gesto de su mano, le pidió a Luciano que se acercase… acto seguido el lo hizo…

-Señor Luciano, no temáis por aquello que puede pasar…temed por lo que merece ser temido, pues en esos lugares el miedo es razonable, y pueden acabar con su vida…ahora, haga todo cuanto le indique el señor Bautista…adelante.

Luciano entonces siguió a Bautista, y entonces el pánico se apoderó de el…al volver a escuchar la voz…

-“Piensas que estos idiotas sin vida, ¿puedan ayudarte?, no existe manera de que escapes de mi control…ahora ven a mi…venid a mi…”

-Cherie, acompañadles, pues necesitaran de alguien más fuerte…

-Querido…-la condesa se mostraba preocupada…para Luciano le era difícil de creer, como era posible que aquellos seres, podían sentirse preocupados…

-Mi condesa, buscad a los restantes oscuros dispersados…aquí nuestros caminos se separan un momento amor mío…llegaré en 2 meses a Italia, pedidle al conde Gradenigo el favor que me debe…decidle de esa manera…el sabrá responderos

-No…no quiero…-

-No os preocupéis…esta gente ya me conoce, y saben que no soy un ser con el cual pueden jugar…ahora, idos…hacia la vieja cuna de la civilización de Rómulo y Remo, a casa del conde…una vez instalados, buscad a los oscuros que aun existan, vos sabéis como identificarles…yo me encargo de buscar a los hijos de Caín.

Y ante tales palabras, la condesa solo pudo entregarle a su amado, un beso fugaz… un beso que unía a dos almas, bajo un mismo corazón, y Luciano pudo ver como lagrimas de sangre, salían recorriendo su camino, por las mejillas de la condesa…en realidad le dolía el no ver a su conde, durante un tiempo…

-Que no te atrapen- le dijo el conde…

-¿Por mi te preocupas?, querido a mi no me pueden matar aquellos nefastos seres…

-Pues yo estaré por delante de ti para protegerte- adivino él…

-Yo…- dijo la condesa dándole un ultimo abrazo y en un santiamén, se encontraba detrás de Luciano y Bautista, guiándolos a lo que parecía el retrato de la ultima cena de Da Vinci, ya habiendo salido del cuarto…la condesa movió aquel cuadro, para dejar ver una puerta, mandó primero a Bautista, acto seguido Luciano desapareció tras aquel cuadro…

Y aquellos seres inmortales, solo pudieron intercambiar una rápida sonrisa…mientras el conde colocaba el cuadro en su lugar, momentos después de ver desaparecer a su amada…

-Mon Dieu- Dijo el conde –Se que soy un ser maldito, esta vez, confirma tu existencia…protegedles por favor…

Mientras Luciano avanzaba por el pasillo que abrió aquella puerta, la voz resonaba en sus oídos, como una grabadora, y siempre eran las mismas palabras “Venid a mi, y no seréis castigado, os pediremos información acerca de estos seres, y los eliminaremos, seréis jefe de la cámara de dominantes…venid a mi”

A su vez, quería ir, quería regresar y contar todo cuanto el conde le dijo, su manera de vivir, su vida mortal, ya que anhelaba poder ser el líder de la cámara, imponerse ante todos, si…ese era su sueño ahora.

Pero unas palabras le devolvían a la realidad, las palabras que la condesa decía, que le hicieron armarse de valor, pues el conde, a pesar de que el ser odiaba a los humanos, el conde estaba dispuesto a defenderle…a defender a un mortal…y las palabras de la condesa fueron meras flechas que dieron contra su corazón….

-No nos separes Dios Mío, ayudadle a mi conde…no os abandonéis…por favor….-decía la condesa, con demasiado fervor, que no parecía que en verdad, fuese una vampira…

-Bien…el conde ha hecho por mi demasiado, es hora de devolverle el favor…por favor un poco más de control es el que necesito…se que puedo hacerlo –se decía a si mismo Luciano…

IX.-

NUNCA MÁS

El conde se encontraba en su biblioteca, con un cigarro encendido, y estaba hojeando el cuervo, del predilecto autor Allan Poe…cuando un disparo le detuvo en su lectura, y solo se concentró, en mantenerse de espaldas a la puerta, y fumar…

-Mucho tiempo ha pasado…cuanto… ¿100 años?- dijo una voz potente y llena de seriedad…a lo que el conde respondió con una carcajada y con un sonido más frio en su voz…una voz cargada de mero odio…

-Si, cien años, ¿aun conserváis mi pequeño regalo Job?

-Sir Azincourt para ti pequeño engendro- le dijo aquel ser…ahora su voz era mezcla de un verdadero odio, aunque también algo ya no era tan fuerte…la vergüenza estaba en las palabras de aquel ser…

De espaldas al mago…el vampiro sonrió para sus adentros, al ver que sus palabras tenían el efecto que debían tener… “¿Qué puedo hacer ahora?, se preguntaba el conde.

-¿Es solo lo que puedes decir Job?, ¿no tenéis acaso el valor de poder hacerme frente sin palabras?, bien sabéis que tus vocablos no tienen efecto en mi…que pretendéis… ¿que os tema?

-Quizás a mi no querido amigo… ¿pero que tal a Sir Calais?

-¿David?- una risa del conde más enérgica cruzo la habitación… -Me hacéis reír con tal nombre mi grotesco amigo… ¿Acaso piensas que temeré de un Ángel?, ¿Cuándo Dios me ha perdonado de todo pecado que he hecho, y que al igual que el, soy elegido entre los mortales para acabar con sus vidas?

-Blasfemáis-dijo otra voz, menos dura, más dulce, como la voz de un niño obediente y puro…

-Les Fleurs Du Mal­-dijo el conde…vos pensáis que tenéis a Dios de vuestro lado…pues habéis construido por la historia del hombre, monumentos para su adoración…han creados santos en honor a la lucha que vuestro “Señor” ha dado pie…han canonizado a El papa viajero y a la Doncella de Orleans, cuando si quiera ellos lo pedían…vuestros ojos, tan putrefactos, solo hacen ver a los demás que para poder creer en vuestra santa excelencia, es neceser un crucifijo con su hijo en el martirio…como un trofeo de caza, ¡pues bien!, aquellas son blasfemias mi querido David… Dios no esta de su lado…por que Dios para ustedes es algo que se debe tocar, besar, y que debe estar en su casa…en las iglesias, en sus carteras. Con sus enfermizas raíces, bebieron del agua de la fe de cada uno de los humanos…hasta dejarlos secos…hasta que ellos no puedan creer en otra cosa que no puedan ver…por eso colocáis imágenes de vuestros estúpidos santos patronos…por que ahora que la fe no existe mas en los humanos…no pueden vivir.

La ira de aquel discurso, pronunciado con la sutileza conocida del conde…hizo rabiar a aquellos magos y al resto de sus acompañantes… hasta que un guardia de aquellos nefastos seres…irrumpió el silencio. Faltaba poco para que la provocación tuviera su punto de ebullición y crear una pequeña contienda…

-¡DIOS EXISTE Y YO CREO FERVILMENTE EN EL!, ¡NO NECESITO DE UN SANTO EN MI CARTERA PARA CREER EN EL!

El conde ante aquellas palabras…levantó su mano en símbolo de un fingido pesar…y con una sonrisa maquiavélica, miró al ser…que se encontraba apuntándole con su arma…

-¿Sabéis que soy?-dijo el conde…como si no existiera un arma que amenazara con su existencia…

-Si, eres un maldito joven de aquellos, oscuros…que tenían sus vidas y nos atacaban con sus miradas…decían que éramos “comunes”, “mortales”, y que vivíamos sin saber que en realidad estábamos muertos…pues no sentíamos…

-Ah…pues os equivocáis mi querido amigo…pertenecí a ese magnifico conjunto de personas…pero eso fue hace tiempo…y sonrió, de tal manera que sus colmillos quedasen al descubierto.

-Entonces sois un vampiro…

-En efecto mon ami, bien…entonces vos creéis en el señor, sin necesidad de una imagen…

-¡Si así es!-exclamo aquel hombre, amartillando su arma

-Seréis tan amable de decirme… ¿Qué contiene esa arma además…de balas?

-Una mezcla de plata, con plomo y bendecidas en las aguas del rio Jordán, que a su vez son bendecidas por la mano santa de nuestro Papa…

-Armas mojadas con agua bendita- y ante esto el conde no pudo evitar una serie de carcajadas…tal que se necesito un pequeño tiempo para que se controlase…

-Jajaja, que cosa tan más ridícula, pero bien, por ello es que creéis en vuestro señor… ¿no es así?

-En efecto ¿¡y que!?-dijo el señor…

-Muy bien, mi querido señor… ¿Juan?- dijo el conde…aunque Juan no hallase dicho su nombre, el conde escrutó en los pensamientos de aquel ente, lo cual sorprendió mucho al ser humano.

-Si…

-¿Qué le parece si hacemos esto?- vos confía en vuestra arma, pues esta arma contiene la ira de vuestro señor ¿no es así?, pues bien…vos no necesitáis de algún santo en vuestra cartera, pues tenéis la ira del señor en vuestra magnifica Beretta, ¿Por qué no dispara?, veremos si aquel Dios de cual vos cree…existe en realidad…pues os diré algo, Dios existe, pero vos no tenéis la mas mínima idea de donde encontrarlo, y así, considera que existe, dentro de esa bala…si de verdad existe ahí…me matará, pues ante sus ojos , he blasfemado ¿no es así monsieur?

-Muy bien si así lo pides…-dijo el señor Juan, apuntando al pecho del corazón…pero antes…

-¿Si?

-Quítate el crucifijo.

-¿Acaso pensáis que Dios existe dentro de ese crucifijo, y si lo tengo al momento de dispararme, no moriré…?

-Si, es eso lo que pienso…y que es cierto

Una sonrisa salió de la boca del conde, pues ya había visto suficiente de aquel ser, que solo creía en lo que los demás le decían, y que necesitaba de un objeto para creer en algo más enigmático.

Se quitó el crucifijo con demasiado cuidado, y lo coloco cerca de la mesa, al lado del texto que estaba leyendo…solo unos instantes más, y la pelea comenzaría…

-Algunas ultimas palabras, ¿vampiro gótico?- dijo esto de una manera burlona, mientras los demás se reían, y los dos magos, conservaban su distancia, pues ellos ya sabían, lo que pasaría a continuación…

-Nunca más…-recordó el conde aquel texto tan magnifico, del ave que visitó, y llegó para quedarse, en el eterno dolor de Allan Poe…

El señor descargó toda su fuerza y puntería en entregar las balas, despedidas por su arma, en el pecho del conde, en su corazón, mientras el conde, solo se dejaba caer, ante cada tiro…como si las balas de verdad surgían algún efecto en el…al final de los disparos, el conde yacía en el suelo…

Los vítores y abrazos llovieron por donde sean ante aquel acto de valentía…Juan no cedió ante el miedo, y pudo matar a ese engendro…todo había acabo, el conde muerto…pero por alguna extraña razón, los dos magos no decían palabra alguna…hasta cierto punto, en sus ojos había pavor…

Y deberían sentirlo, pues momentos después, el conde se incorporó de nuevo…su mirada se convirtió en un verdadero infierno…pues sus ojos ya no eran oscuros, si no eran de un vivo rojo, un rojo que devoraba valentías superfluas y hacían huir al bravucón, y matar del espanto al débil…sus dientes ya no se escondían tras esa línea que tenia por labios, ahora sus dos colmillos estaban mostrados…rectos, puntiagudos y brillantes ante la luz de la lámpara…sus uñas habían crecido más de lo que las llevaba, y los agujeros de sus ropas, donde fueron depositadas las balas…ya no llevaban sangre alguna…y había un aura de oscuridad, que lo hacia envolverse…ante la imaginación del hombre…esta oscuridad que le rodeaba, eran sus alas, alas oscuras, el ángel de la muerte, estaba presente en la habitación

Los gritos de los humanos armados confundieron a Juan, que, presa de la ignorancia de aquel momento de transformación del conde…solo pudo sentir sus dedos, sus uñas rozar su cara, y su voz…fría, que no ocultaban el deseo de matar a aquel humano…una furia incontenible:

-Nunca más, tendréis la oportunidad de ver de nuevo la luz del sol, pues las sombras y el abismo de la muerte te esperan, nunca más tendréis la desesperación de servir, pues os liberare de la prisión carnal…nunca más, creeréis en un Dios…pues os he demostrado que Dios no existe en los objetos, pues los objetos son creados por el hombre, y el hombre le otorga significado para si mismo, y para exponer sus sentimientos al mundo…y los seres comunes y corrientes, critican al ver que dichos objetos no son bien vistos ante su sociedad…Dios existe en el viento…en la lluvia, en la sangre que bebo, en el agua que vos tomáis, en vuestros corazones….nunca más, pues vos no tenéis un corazón, y por tanto Dios no existe para vos….más que solo el tradicionalismo…de los de su especie, y en lo que ahora estáis condenado, es en el averno.

Los gritos de Juan fueron desgarradores…pues el conde ya había reventado sus venas en aquel cuello…sus uñas cortaron las muñecas de aquellas manos que sostenían, “La ira de Dios”. Los hombres empezaron a disparar.

-Mátenlo ¡maten al engendro aquel!- dijo uno de ellos…

Pero al caer al piso el cuerpo sin sangre de Juan…el vampiro había desaparecido…

-Es un La Sombra- informó uno…aparentemente, ahora la humanidad, o al menos ese ser…sabia de clanes…Ellos les afecta el sol…mueren por ello…

Y de repente otro grito… un hombre había caído con las manos en el cuello, mientras en sus ojos se reflejaban el terror, la sangre manaba de su boca también, pues el vampiro le destrozó la mitad de cuello…

Ante esto los últimos tres hombres retrocedieron presas del pánico…mientras disparaban al azar, esperando que en las sombras, cayera aquel ser…

-¡No tenemos un sol ahora!, dijo el otro hombre….enciendan la luz…busquen el interruptor…

-Esta casa no tiene electri….¡¡¡¡ahhhhh!!!!...

El grito se combino con la sangre que brotaba de su boca, el vampiro le había colocado su dedo en la garganta…

Pocos momentos, no se escucho nada más que gritos ahogados en sangre, de aquel último hombre, caído por la mano de la muerte…

-¿Se habrá ido?- pregunto uno de los dos hombres…

-No se Pedro, es hora de irnos de aquí…. ¿Sir Azincourt, Sir Calais?

-Se habrán ido…-dijo Pedro…-vámonos de aquí Sammael.

Una risa estruendosa hizo que las piernas de aquellos humanos se quedaran petrificadas, el terror era ahora la verdad que se asomaba por sus mascaras, que siempre habían sido dibujadas con el propósito de la intimidación.

Las luces fueron encendidas, en realidad esa casa, a pesar de ser antigua, poseía electricidad, a su vez, también las velas dieron por totalidad la luz en aquel lugar…

La escena era terrible…arroyos de sangre por doquier…y los cuerpos de sus compañeros…desangrados…pero por extraño que fuese, aquellos seres parecían estar dormidos, no había cara de terror en sus facciones.

-¡Ahí esta!- dijo el hombre que llevaba por nombre…Sammael.

Pero no había nada, más que la sombra que proyectaba uno de los libreros.

-Hasta en el nombre lleváis el eterno servicio al diablo…y ustedes como seres humanos, cubren con mascaras de mera santidad y encubren al demonio que llevan dentro….pero no os consternéis, puesto que yo, también soy hijo del asesino del hermano, pero os diré solo una cosa, el diablo a mi jamás me conocerá, Y JAMAS me dominará, y si Dios existe, os puedo decir que…por la senda de la eternidad, que me fue destinada, entonces quiere decir que debe de.

Aquellas palabras resonaron en las cabezas de estos dos hombres, y de la habitación repleta…y ahí estaba…detrás de un busto de palas atenea…el conde.

Y conservaba su mortal cuerpo…sus ropas, sucias por la caída pero sin haber sido rasgadas por su transformación…sus colmillos, sus ojos, a pesar de ello, a pesar de sus facciones tenebrosas, su elegancia estaba por arriba de todo…

-Ultima oportunidad, largaos de esta casa, esconded la cabeza en la tierra y pensad por su futuro…-dijo el conde.

Y los hombres empezaron a rezar…y la risa del conde fue más estridente…

-Por que no entendéis…jóvenes hijos de Abel…que todo el cristianismo y catolicismo, mi clan lo creó, ¡desde sus inicios!, y no tienen el efecto, pues son solamente palabras sin sentido…

-¡LARGO SOMBRA!-dijo Pedro, haciendo signo con sus dedos de la cruz…en pleno siglo XXII, el tradicionalismo prevalecía, pues los humanos nunca abrieron sus ojos, ante la verdad…ante la creencia de la oscuridad-luz, pues la humanidad, solo consideró…la luz.

El conde se coloco de nuevo su rosa crux, se quitó su gabardina empolvada, y se sacudió las botas con fino detalle de sus manos…ahora, sin las uñas tan largas, lo único que conservaba de su transformación, eran solo los dientes y los ojos…

Al terminar de arreglarse, sin colocarse la gabardina…dijo estas palabras, que quizás, para nuestros lectores les sea tan familiares…

-¿Sombras? ¡Yo manejo la misma Oscuridad, no meras sombras! Díganme... ¿podría hacer esto una sombra?

Las luces bajaron su intensidad de luz, hasta casi desaparecer…los hombres, más espantados aún…intentaron salir por la puerta, pero esta estaba cerrada por fuera, y al salir por la ventana, una sombra estaba allí…

-Os advertí…ahora no hay escapatoria

-Por favor, piedad, ten piedad de nosotros…dijeron al unísono los hombres…

-Hace 108 años, que no tengo…piedad…

La casa se cubrió de nuevo, con los gritos de aquellos dos últimos testigos, del ángel de la muerte…del vampiro, del Conde De La Croix.

El silencio volvió a tapar la lúgubre casa, y al momento de dejar caer los cuerpos, el conde se trato de arreglar, mientras sus facciones volvían a la “normalidad”…todo había acabado…o eso se creía…

Al pie del umbral del aposento, se encontraba Sir Calais…y detrás por la ventana Azincourt estaba ya, fumando el cigarrillo del conde que dejó en la mesa.

-Job, por favor… ¿me veo empolvado de la parte de atrás?, creo que me cambiare de ropas…-dijo el conde, con una vanidad y calma increíbles…

-No iréis a ningún lado…pues ahora es nuestro turno de jugar…-dijo Sir Azincourt…al momento de arrojar su última exhalación de humo de tabaco…

-Ah, ya veo…bueno en el pasado dejamos inconclusa nuestra pelea, es justificable…David… ¿por que deseáis pelear contra mi?

-Puesto que es mi misión hacerlo…no os conozco y sin embargo, es mi deber, hacerlo…por el bien de la humanidad…

-Y el bien de la humanidad es dejarlos ciegos, ¿es así?...

-Si despertasen y viesen la realidad…-dijo Sir Calais…

-Si, algunos no sobreviran, y algunos otros construirán debajo de las ruinas, un nuevo mundo, donde ahora los humanos….viven.- respondió el conde.

-Pero aun así…eso significaría el fin de nuestra influencia, desde tiempos memorables, milenios…hemos estado detrás de los humanos…claro, ahora nos dimos a conocer pero ellos ni se inmutaron…-Dijo Azincourt…

-Y por ello, es que la humanidad debe saberos la realidad…de que no simplemente mueren y ya no existe movimiento alguno…-dijo fríamente el conde…

-Bueno entonces…empecemos esto…-dijo Sir Calais

LA HISTORIA DEL RENCOR DEL PRIMO

El conde, decidió comprobar su lectura de mente, entonces pudo ver imágenes de aquel mago…el mago no se enteró de ello y era buena señal…y en la mente solo había una imagen, la suya, su imagen de cuando era mortal…

El Conde De La Croix era niño, de aproximadamente 12 años, su cabello bien peinado, y que a pesar de ello habían algunos cabellos rebeldes cubriéndole algunas partes de la frente…hacíanle verle elegante, y atractivo de cierta manera…y ahí estaba David…alto, moreno, que no tenia simpatía alguna como la del conde…pero sin embargo a pesar de ello, David se alargaba el cuello al tener la aceptación de los propios padres del conde, y ahí estaban…en la casa de los padres, mientras el conde jugaba con un madero, atizando golpes de esgrima, con suma delicadeza, y empeño, mirándose de vez en cuando en el reflejo de la ventana…y David, muerto de envidia…pero eso no importaba, no importaba, pues ahora el conde iba a sufrir…

Y David le arrojaba una piedra…sin que los padres del conde se diesen cuenta…y la piedra le da de lleno en la cabeza…hace perder el equilibrio y le hacen colocar sus rodillas en el lodo…su pantalón gris y su camisa blanca quedaron manchados por el lodo y la sangre que sus rodillas despedían…

Su chaleco y su abrigo de terciopelo gris estaban a un lado…pero también manchados…pues David ensució con sus manos aquellos atuendos de un aristócrata antiguo…

La molestia del conde, se hizo notar…tomando de nuevo el palo…y dispuesto a dirigirse a un duelo de guante blanco…y así comenzó…

Dos golpes en la espalda de David, mientras David propiciaba un puntapié a la espinilla del conde…el estaba más molesto por aquel movimiento ruin…mientras David echaba polvorosa para buscar a los padres…

-No hullas ¡maldito cobarde bastardo!- gritaba el niño conde…

Pero tales palabras fueron recibidas…por la descarga de la bofetada de la madre…y la reprimenda del padre…

-Discúlpate con el ahora mismo- decía la madre…

-Pero…madre, el fue el que inicio todo…-Se justificaba mientras trataba de contener unas lagrimas…pues la actitud de sus padres…le había herido…

-Nada de peros, adelante… ¡hazlo te estoy diciendo!- la mujer zarandeaba a su hijo…mientras David, se deleitaba de ver esa escena…

-¡No me humillare ante ese ser madre!, ¡prefiero morir de pie a pedir piedad!- gritaba el conde…

Y acto seguido, una lluvia de golpes por parte de la madre lo dejaban en el piso…lastimado de corazón y cuerpo…

-No te educamos para que fueras un altanero…-dijo el padre, aquel hombre…que tanto había sido para la admiración del conde…a tal grado, de querer ser exactamente como el….cuando creciera. Muchos mortales decían que el conde era la viva imagen del señor Vasco…

-Papá, pero yo no he hecho nada, el de verdad empezó, me arrojo la piedra, créeme, en verdad no hice nada…lo juro…- decía el conde, no suplicaba…afirmaba…

-Decepciones, puras decepciones contigo…-dijo el padre…

Y acto seguido…dejó al joven conde tirado en el suelo… mientras todo esto era visto y escuchado, por David…

Al mirar a la ventana, el conde veía su rostro…manchado de sangre que brotaba de su nariz…la espalda le dolía…y David, ahí estaba, consumiendo un helado… en premio por la mentira.

Pero David sentía aun rencor, pues el conde se incorporó, secó las lágrimas…tomo sus atuendos y entró a la casa con gran actitud de orgullo…inmutado…frío…

Y minutos después el conde salió de aquel que era su cuarto…David lo esperaba en el vestíbulo…listo para arrojarle por las escaleras…pero el conde, sabia que era lo que vendría a continuación…ya que David hizo en evidencia sus intenciones…al sujetar al conde por los hombros y tratar de empujarlo para que cayera…

Y el conde no se dio ni siquiera a pelear…simplemente lo que hacia era evitar que su peso ganara, y cayera de espaldas…

Y una voz de mujer…gritó en la pelea del silencio que se efectuaba al pie del abismo, para uno de aquellos jóvenes…

-¡David!, ¡que haces!, déjalo en paz, ¡déjalo!-decía la madre del conde…

Minutos después el conde se encontraba liberado de las garras de su opresor…

-Pero tía el fue de verdad ¡el me provocó!- lloraba y gemía como un niño berrinchudo

-Yo vi como intentabas tirarlo-dijo la madre

-¡Pero por que el me provocó!, de verdad tía ¡créeme!-dijo David…

Y le creyó…el conde fue encerrado en la habitación…solamente podía salir a comer, pero el conde no se inmutaba en salir de su aposento…pues la tristeza lo tiraba…y sus pensamientos le daban el alimento…

Y David aun sintió mas envidia, pues a pesar de todo…a pesar de que sus padres le creían a el y no a su hijo…el conde sufría…pero no lo hacia aparente…y eso David era lo que envidiaba…su fortaleza”

[…]

-¿Cómo están los señores Vasco?....primo….-dijo después de un rato el conde adulto…el vampiro….

-Muertos…bueno la vejez es algo que tu no conoces-dijo fríamente sir Calais…

-Ah ya veo…-dijo indiferente el conde…

-¿Y bien que asunto se traen entre manos ustedes dos?…-preguntó Azincourt…

-Por lo que veo Dios no sabe ese pasado de ti…-dijo el conde.

-Oh no, al contrario primito…Dios sabe que hice bien…pues vos no era más que el estorbo de esa pareja…

-Si es probable…pero aun así…Dios puede cometer errores…pues creó a los ángeles, que después irían del brazo con Satanás.

-Pero conmigo no hay error, pues Dios me protege….y a ti, maldito guardián… ¿Quién te protege?

Después de un rato de silencio…el conde habló, con una frialdad y odios marcados…que mientras hablaba, de nuevo sus ojos, sus colmillos, y sus manos tomaban forma de nuevo…

-MI Dios…puesto que MI Dios, no es como el de la humanidad y como el tuyo, mi Dios, que en realidad, sabe mi inmortalidad, sabe que debo matar para vivir, y a pesar de ello…me perdona, pues el no condena al que ya esta condenado, y le brinda amparo... pues es una fuerza superior a cualquier otra…incluso….a la de TU Dios, por que tu Dios…fue creado por los magos, al igual que tú… ángel David- diciendo estas ultimas palabras con mera indolencia

Acto seguido el vampiro estaba listo para el ataque…mientras que aquel ángel, desplegaba sus alas, y sus ojos se convertían en un verdadero tono amielado….sus labios eran pronunciados…que incitaban a los mortales a querer besarlo…pues el ángel era seductor…había una luz…una luz que cegaba…y que podía quemar al conde…reducirlo a cenizas…

Sir Azincourt, solo se dignó en salir de la casa…al momento en que el vampiro y el ángel…salían a la oscuridad de la noche…la batalla había dado comienzo.

X.-

INMORTALIDAD Y DIVINIDAD CONTRA LA TRINIDAD DE LA HUMANIDAD

-Y el cielo, fue el testigo de los vestigios de la humanidad de aquel ente alado, bello, y también fue testigo del nacimiento del hijo de las sombras, sin amparo, frío, perteneciente a Satanás…- Susurraba aquellas palabras Sir Azincourt, mientras se deleitaba con la pelea de lo que alguna vez fueron familia…

El reloj había dado las 12 de la noche en aquella morada, mientras en la tierra el vampiro se defendía de los resplandores de la luz que emanaban de las alas de aquel ángel, y mientras aquel ente religioso se defendía de la obtenebración del inmortal.

Los resplandores se veían a kilómetros de distancia…donde la condesa se encontraba al lado de Luciano y su guardián…aquella dama no pudo conseguir que un lamento saliera de sus labios…

-Tengo que volver, el conde no podrá solo…el ser es un ser de luz- decía la condesa…

-No hay vuelta atrás, pues el conde cerró de nuevo la puerta con la pintura- dijo Bautista…

El señor Luciano, no sabia que hacer…si volver y tratar de hacer frente a los seres que disputaban, o esperar ahí…a que un verdadero milagro sucediera…pues ahora parecía tan distante y tan incapaz de poder ayudar…

Por lo que respectaba a la condesa, Luciano solo pudo decir, unas palabras, que servían de motivación para el, y quizás para la condesa, serian de aliento…

-Tempo al tempo- dijo Luciano, colocando su mano en el frío hombro de la mujer…

-Es hora de seguir, señorita De La Croix- dijo Bautista, mostrándole una mano para que aquella mujer pudiera levantarse…

Y la mujer se levantó, rechazando enteramente el gesto de ayuda del señor Bautista, y dando una leve cabeceada, al intento de apoyo de Luciano…

Emprendieron entonces el viaje…que los llevaría a la capital de sus enemigos…donde un aliado les esperaba…

-Querido mío, mi corazón es vuestro, os prometí, al igual que vos me prometió vuestra vida…volved a mi…-susurró aquella dama, al voltear una ultima vez, a los matices de luz y oscuridad, que libraban una batalla…

Y mientras tanto, en aquel plano de la ciudad, el conde se debatía a duelo con Sir Calais…mientras que el otro mago solo se limitaba a observar…

Y en la disputa, los dos seres se lanzaban constantemente gritos, al momento de lanzar sus ataques…

-¿¡Os divertís querido amigo!?- decía el conde, mientras esquivaba con su velocidad, un haz de luz del ángel…

-Me divertiré cuando tu maldita fortaleza y tu maldita frialdad se destruyan, para que me muestren el adolescente débil, implorándome piedad….- vociferaba Sir Calais, mientras el conde intentaba enterrarle los colmillos en el cuello, sin que este se diera cuenta…

Una y otra vez, vampiro y mago se daban un roce de cada uno de sus poderes, una y otra vez ambos se veían la cara mientras intentaban hacer caer a su rival…

-Creo que os equivocáis en ello signore -decía el conde, mientras conseguía tirar al ángel, arrancándole parte de un ala, con sus manos… -mi fortaleza y mi frialdad, no son máscaras, es lo que siento cuando os veo, cuando veía a la sociedad que me rodeaba…

El ángel al parecer estaba pronto a perder, pues con su ala fuera del combate, le era difícil mantenerse a par de la velocidad del conde, que arremetía una y otra vez, por todos los ángulos del cuerpo de David, y aquella alma de luz solo podía usar sus alas, a modo de escudo…

-¿Y por que a mi?- preguntó el mago… -¿Por qué a mi es al que odias, por que no a tus padres?, pues ellos te golpearon y te hicieron sentir mal por años, gracias a mi…

El conde se paró un momento detrás, juntando sus brazos por debajo de las alas del ángel que, poco a poco estaban perdiendo luz, y parecía, que solo eran dos jóvenes, abrazándose…

-Por que vos sois la causa del veneno que enfermó a mis progenitores, pero a ellos no les debo nada y ellos tampoco a mi, pues ese pasado jamás lo recordare, para sentirme mal por aquellos problemas, de hecho, mi pasado humano solamente lo conté un par de veces, y nada más…

La luz se apagaba, mientras David perdía la fuerza, pero había algo en el conde, que no iba bien, ya que su mirar no era de una furia incontenible, si no de un dolor externo, la luz le había deshecho parte de sus brazos, lo que sostenía al ángel por detrás no eran manos, si no huesos ennegrecidos, que en cualquier momento se harían cenizas…

-Creo que al parecer los dos moriremos, pues la luz no existe sin la oscuridad, no es así, A….

-No permitiré que digas mi nombre- dijo el conde…ese nombre solo alguien lo puede pronunciar, y ella me esta esperando…es cierto la luz no puede existir sin la oscuridad, y su luz no puede existir sin mi…mi condesa espera, y por lo que respecta a ti…puedes morir, y hundirte en el infierno…

Acto seguido, el conde se separo de aquel ser…que cayó de rodillas en un lugar un tanto familiar, la cripta de la eterna duda enterrada, a las afueras de la casa abandonada…

-Y ahora… ¿quien…implora piedad?- dijo el conde, mientras sus manos se volvían a llenar de su carne, poco a poco pero seguro…

El ser alado no tuvo tiempo de hablar, pues el conde había ya colocado sus colmillos en el cuello sin brillo, y había destrozado con sus manos, a medio recuperar, las alas de lo que era su pasado, la luz que lo dejaba destrozado, pues no toda luz era una salvación…

En un santiamén, el conde se encontraba de nuevo en el lugar donde la luz se extinguía, con lo que parecía un bastón…con el emblema de la corona española en la parte superior…desenvainó la espada que tenia, y de un tajo, cortó la cabeza de Sir Calais…

-Uno, faltan siete-dijo aquel ser triunfador…mientras su mirada se dirigía al líder de los magos… -ahora podemos seguir con vuestra pelea, no lo crees ¿Job?

Sir Azincourt no podía creer lo que sus ojos le mostraban, el vampiro seguía vivo, y su sol, su magnifica creación, se encontraba destruida…

-¿Cómo es posible que no estés muerto?-preguntó el mago…

-Es simple…-dijo el conde -la divinidad de cualquier ser existe en su fortaleza y en su determinación…es cierto, vuestro ángel era divino…pues vos le creaste como la religión lo marca, pero solo fue creado por la trinidad humana, más no por la verdadera divinidad

La estupefacción no podía ser más clara en la cara de aquel hechicero, pues cada palabra que decía el conde, tenía su efecto…la verdad.

-¡Pero tu eres un maldito vampiro!, un instrumento del diablo…

-Os equivocáis en ello… yo soy instrumento de mi mismo, pues el hecho de pertenecer enteramente a las sombras, no me hace pertenecer al mal…pues el mal soy yo y así deseo que sea…puedo alimentarme de la sangre creada por píldoras, sin asesinar, o puedo matar al azar…pues mi naturaleza lo dictamina…y así como soy mal, es neceser creer en un bien, pues no existe uno sin el otro…y yo creo en el bien… y en mi también….

El conde se dispuso a lanzarse al ataque, pero ahora no era el vampiro, ahora el tiempo retrocedía al siglo XVIII, donde solamente estaban dos mortales en un terreno de duelo…un aristócrata que defendía su honor, y otro aristócrata que simplemente, defendía su posición…

El conde dispuso a levantar su espada, en posición de ataque-saludo…mientras que Azincourt desenvainaba su espada…

-Sin poderes…sin magia ni sombras- dijo el mago….

-Tenedlo por seguro…pues hablamos entre honor, bueno a menos de mi lado- dijo el conde…

Las espadas se blandieron mientras ambos seres corrían y se comportaban como dignos seres humanos…el conde por primera vez en 108 años, podía disfrutar de ser un mortal, pero no un mortal cualquiera, si no un ser…que estaba ya destinado desde sus inicios, a existir en las paginas de la eternidad…

Un choque, una respuesta, un desvío. Estos eran aquellos pasos del vals de sangre que se realizaba en ese lugar del mundo…del mundo que cambiaba, con el tiempo, pero que habitaban en él seres…que estaban dispuestos a su adaptación…sin dejar a un lado, su nostalgia de recuerdos…

El conde lanzaba un movimiento vertical, mientras el mago desviaba horizontalmente…haciendo retener la espada, después el mago intentaba una picada, mientras el conde desviaba hacia la derecha y a su mismo tiempo intentaba rasgar inclinadamente….tales movimientos eran creados con perfecta armonía, y con velocidad y precisión, humanas…

Cada vez que las espadas se cruzaban, y por la fuerza, las hojas afiladas temblaban, una sonrisa de mero placer nacía de la comisura recta del rostro del conde…y una cara de verdadero desconcierto…atravesaba los ojos del mago…

Pues a pesar de las reglas, el conde sabia del noble arte del duelo, pues en recuerdos ajenos el se vio practicando tales movimientos…como si tuviera una galopa de música consigo mismo…mientras que el mago, no era nada…sin su soberbio vocabulario de conjuros, pues el mago, no es nada sin la voz y sin el movimiento correcto de las manos…pues su mente y sus miembros superiores, se concentraban en todo movimiento del conde, para así, evitar ser derrotado…

Una, dos horas de constante combate, hasta que los primeros rayos del sol, empezaban a nacer de un alba con suaves pinceladas, de sangre.

El conde se detuvo a contemplar aquel paisaje, mientras Azincourt se encargó de preparar su carga, y al casi tocar el pecho del conde, con la rapidez dignas de un ser despierto…desvió el golpe, para así, aprovechar el momento de defensiva, y dirigir su espada, al pecho de Azincourt…

Este cayó al suelo, pero ambos sabían que no estaba muerto…había sido vencido por segunda vez, por el mismo ser, pero no estaba extinto.

-La tercera…será la vencida- dijo el mago herido…mientras se arrancaba el filo de la navaja y se conjuraba para si el “Eterna salute” que hizo cicatrizar, su herida, que para otro mortal, habría sido fulminante…

-Cuando nos veamos…-dijo el conde –por ahora, sabeos que no podéis faltar a vuestra palabra.

Acto seguido el mago desapareció…

-Ahora…a descansar, pues el humano que aun vive en mi, necesita una redención más, para poder estar en paz…

Y el conde se desvaneció, en el momento en que las aves volvían a cantar, y el sol estaba empezando, su apogeo…

XI.-

L`CIMETIÈRE FRANÇAIS

Un anhelo necesitaba…solo una esperanza, su cariño…”.

El conde se encontraba ya encerrado en su ataúd, con sus pensamientos dándole vueltas, no podía conciliar el descanso de la muerte…y necesitaba salir de allí…así pues, se dispuso de su salida, recorrió la tapa de su sepulcro y salió…se encontraba en la bodega de vino…

Había derrotado a su familia, la única persona mortal que supo de todo aquel linaje al que pertenecía…lo destruyo con sus propias manos…no sentía remordimiento…aquel ser nefasto era lo que merecía…como todos los de su estirpe mortal…pero, no podía decir eso de aquellos personajes…de aquellos rostros que le hacían compañía en las horas de su inmortalidad…no sentía nada a través de los recuerdos de sus padres…más sin embargo, deseaba hacerlo, cumplir lo que el humano dentro de su corazón, le imploraba, debía localizar a esos señores…al final de las cosas, ellos no se inmutaron por su desaparición, ¿por qué debía de hacerlo él?

Pues en el pasado, el nunca fue aceptado por aquellos seres…él no era necesario para nadie…por eso fue que se enterró la daga de plata…por eso es que el decidió desaparecer de la mente de todos…pues nadie le detendría en su decisión.

Solo su condesa, era la única que le podía entender, y en esos momentos…el conde la anhelaba más que nunca…necesitaba saber que contaba ella al respecto de los hechos…y que le acompañase al cementerio francés, donde ahora esos mortales, Vivian…

-Tengo que hacerlo, a fin de cuentas, están muertos…no sabrán hacer, ni decir nada…-se dijo el conde…

Así entonces, aprovechando el insomnio, decidió concentrar todas sus fuerzas en tratar de localizar a algún descendiente de Caín…debía informar del ataque…necesitaba unir a la Grande Masquerade, la última reunión, todos acordaron en ser invocados, en caso de un nuevo levantamiento…esta era la señal…

Debía empezar…Italia, Gradenigo estaba ya en esos lugares, Francia…con suerte el clan de la rosa, se encontraría a las espaldas de un nuevo líder…pues Alexia murió en manos de su condesa (al recordar esto el conde no pudo evitar un gesto de ternura, al recordad a su amada) estaría dentro de las filas aristócratas…buscaría en Nepal para ver si existía rastros de Madame Euphrasie, y tendría que ir a las ruinas de Luxor, a buscar a los Setitas…y al final, bajar a los acueductos putrefactos de Marsella, para buscar al último de los Nosferatu, pues él podría contactar al resto de los clanes…

Viajaría entonces a Italia, para poder buscar asilo con el conde…con la esperanza de que su condesa De La Croix se encontrase ya en los aposentos…terminaría de contar la historia, dejaría a Luciano…y se encargaría de reunir a los clanes…

Sentía el conde como la luz del sol, poco a poco se apagaba detrás de las montañas, como el aroma fresco de la noche llegaba a su nariz, y le llenaba de una nueva sensación de paz…estaba en su elemento, debía salir de ese lugar…y dirigirse a la morada de sus padres…

Abrió la puerta entonces, subió la escalera en forma de caracol que conectaba al cuarto de servicio, y de ahí, al exterior de la mansión…

Para cuando llegó a las afueras de su antiguo hogar, las estrellas vespertinas hacían su aparición, del sol, solo quedaba el rastro luminoso que dejó al caer…tenía hambre, necesitaba sangre…pues la que perdió en sendos combates, había sido mucha…se encontraba muy débil…

Entró a sus aposentos, la escalera, al final del pasillo, su biblioteca, los cadáveres seguían en el mismo lugar donde se dejaron, como muñecos que el niño rebelde deja al terminar su hora de juego…

Detrás del velo, si, debía abrirlo una vez más…pues era necesario….

Jaló los cordones del telón…para así dejar abierto la cortina de terciopelo rojo, el velo había sido abierto de par en par y rebelaban una puerta, hermosa….cuyos detalles eran el picaporte con cabeza de serpiente, y en el centro de aquel marco, estaba el emblema de los De La Croix….

El picaporte cedió…y el conde nos dejaba ver el misterio rebelado…aquel velo no cubría una ventana que daba al exterior…si no su misma habitación.

El piso era de madera, las paredes, tenían un color vino…añejado por el viento…había en el lado izquierdo una ventana en forma de arco, que daba vista al recibidor principal, en la planta baja…las cortinas estaban abiertas de par en par….abrió la puertecilla de la ventana para salir al balcón…e inevitablemente recordó, las viejas glorias que había en aquella casa…su memoria le colocó en el pasado…la puerta abierta de par en par, dejaba entrar un aire fresco, las gárgolas parecían menos lúgubres y la escalera estaba iluminada…no había rastro de vejez en aquel recuerdo…solo ventanales abiertos de par en par y las cortinas de terciopelo rojo estaban en su máximo esplendor…flotando como fantasmas de la felicidad en aquel tumulto de seres…

Y una ráfaga de aire, proveniente del piso inferior…le hizo regresar en el momento en que veía a su condesa…tan radiante…tan bella…con una risa angelical y con un brillo encantador en los ojos…aquel vestido de terciopelo negro y aquel corsé rojo, le hacían notar una hermosa figura…aquella reunión la había hecho el Barón De Dreux…con el propósito de exhortar a los jóvenes oscuros, a levantar la voz y entrar en contra de la sociedad que los reprimía…pero para nuestro Conde, aquel propósito no importaba…pues se encontraba tan cerca, de su amiga, de su amor…pero tan lejos…pues en su nuevo estado…no podía volver a estar a su lado…o al menos eso creía…

Se dio media vuelta…y reviso entre su armario…ahí se encontraba aun las ropas que vestía cuando era mortal…gabardinas, pantalones, camisas, un par de botas de cuero.

El conde entonces, decidido se colocó un pantalón negro…las botas, una camisa blanca, sin el clásico chaleco…y una gabardina negra…al imaginarse la indumentaria que ahora llevaba puesta…no pudo dejar escapar una carcajada:

-Así vestí, cuando entre por las sendas de la muerte, y me convertí en dueño de ellas…

Sacudió entonces la gabardina un poco, para poder estirar la arruga de la parte del bolsillo, cuando sintió algo ligero y que sonaba…metió su mano y al retirarla de la bolsa…encontró algo que su mente había olvidado, pero apenas en su tacto, volvió a recordarlo: Una Cruz invertida en matices de rojo y negro…con puntas al final de cada lado…colgada desde una cadena fina, plateada…al voltear el fetiche, se dio a la tarea de expulsar un gesto de sorpresa:

Mariana, 20 Noviembre, 2003

-Creo que este artificio debe de estar en el lugar donde debe de estar…-se dijo a si mismo el conde…

Guardó la cruz de nuevo en su lugar…y salió de la habitación.

Eran las 2 de la mañana cuando el conde se encontraba en las entradas del cementerio Francés…la brisa estaba muy tranquila, había un cielo despejado….lleno de estrellas. En un abrir y cerrar de ojos el conde ya se encontraba del otro lado de la reja, lejos de la entrada principal…y se dispuso a buscar…

Al estar entre esas lápidas, algunas recientes, pues las piedras de mármol de la plancha sepulcral, estaban relucientes ante la luz de la luna…había flores en los jarrones, y se distinguía con claridad, las inscripciones de los epitafios…pero quizás no existía tal fortuna para otras…abandonadas, destartaladas por el tiempo, por el descuido, olvidados los restos de las personas que fueron lloradas en un momento.

-Cuan maravillosas son las personas, lloran en el momento, se retuercen como las ratas cuando son quemadas, por la perdida, y después de un tiempo, hasta del ser perdido se olvidan…acto y olvido ¡Bravo!, por la sociedad humana- decía el conde, mientras leía una inscripción, y aplaudía, como si existiese alguien que le escuchara, mientras decía tales palabras.

Al fin, después de lo que pareció horas…encontró la primera caja de recuerdos…

“Aquí yacen los restos de Mariana, que los ángeles te lleven al paraíso hija mía…con el dolor que tus padres te entierran, es con el dolor que te dan su adiós” (1991-2004)

Aquel epitafio había sido labrado en lo que antes pudo haber sido azulejo blanco, pues el tiempo devoró parte de la lapida, el polvo se acumulaba en las ranuras del grabado de aquella frase…el ultimo hogar de su amiga…

-Y aquí estáis, aun recuerdo la manera en que vos me saludabais… ¿Linda tarde, para hablar…o para jugar?...como si fuese ayer, señorita Alcalá… también puedo recordar vuestras sabias palabras… “Sería feliz si tuvieses a la verdadera Condesa De La Croix, sea vuestra amiga o vuestra pareja, pues yo solamente fui vuestra conocida”- dijo el conde tales palabras, con una total felicidad y brillo extraños en los ojos…

-Vos sabéis que le quise en su momento, sin embargo el cariño que vos tenia hacia mí, solo era amistoso… ¡Cuan confundidos estábamos, puesto que no había amor por ambos lados, más que palabras vacías, aun así…vuestra felicidad juntos creció, hasta el día en que le perdí!...y heme aquí de nuevo…no para llorarle, pues ya vos sois feliz, no para decirle que le amo…pues he comprendido sus palabras, eran momentos de angustia, y confusión, ambos dijimos sentir amor, más sin embargo no sabíamos que era,…hasta los 17, comprendí la vida, en la mujer que ahora de verdad me ha enamorado, pues puedo sentir amor mi amiga, y hasta la fecha me acompaña tal sentimiento…¡Cuan adivina llegasteis a ser!, pues vos me decía “Te enamoraras cuando menos lo sientas, pues eso no se pide, nace”…

-He aquí, listo para decir vuestro adiós definitivo, y también vengo a entregar, el último vestigio de vuestro recuerdo…para que vos podéis descansar, en paz…que Dios os tenga en vuestros brazos…Mariana, mi amiga…

Y el conde coloco el crucifijo que llevaba en su bolsillo, dejándolo reposar sobre el epitafio…

-Uno, faltan dos recuerdos por olvidar…

Y a pocos metros…se alzaba de la tierra un gran mausoleo, lujoso, muy bien cuidado, le sorprendió ver la casa de aquellos muertos, tan cuidada…al acercarse a la entrada principal, pudo ver a que familias correspondían, y su tristeza no pudo haber sido más notoria, pues las lagrimas de sangre brotaron…sus pies cayeron al suelo, y el conde cayó entre espasmos, al ver, lo hecho, lo inevitable, la muerte…

“Familia Vasco-Viezzna…que el señor les tenga en su santa gloria, de parte de los integrantes que aun viven, y esperando que se vuelvan a reunir con ustedes…Réquiem Aeternam Dona Eis Domine”

Y allí se encontraba el frio…el indiferente, el insensible, en apariencia, el conde, reducido ante tales palabras, ante tales apellidos…consumido, por el dolor, por la nostalgia…

Sin embargo supo controlarse, pues no demoró mucho tiempo al colocarse de nuevo en pie…su rostro estaba bañado en sangre, de las lagrimas que había derramado, pero no por ello se dejó vencer más…con el valor que le caracterizaba, abrió la puertecilla y entró al subterráneo…

La cámara de los muertos componía un verdadero cuarto subterráneo…de un lado de se encontraban reunidos en el descanso eterno, los integrantes de la familia de su padre, por el otro, su madre…y en el centro destacaba un epitafio…más amplio que los demás…

El conde notó a primera vista aquella lapida del centro y rápidamente se dirigió hacia ella…su tristeza le hizo suspirar, pues esa lápida, pertenecía a su familia mortal…

El epitafio componía una lista, los dos padres estaban en el centro….y abajo…sus hermanos…la entera familia estaba reunida, menos él…

-Menos yo, puesto que vos no aceptaban el hecho de que hallasen procreado a este engendro-se sonrió el conde –irónico, pues ahora si soy un monstruo… señores Vasco…hermanos, que os puedo decir…me parte el alma que no hallo el descanso eterno de la misma manera que vosotros…pero también me siento un tanto aliviado, pues pude dar con vuestra última morada…

-Padre, por siempre os admire, aquella fortaleza, seriedad al hablar, recuerdo cuando aun me llevabas de paseo por la ciudad…diciendo al mundo…que os era vuestro hijo… ¿Dónde murió el niño, o donde murió vuestro interés por el primogénito…? ¿O es que acaso, vos, gran hombre, se aburrió de mi? ¿Por ello la indiferencia a mis actos?...

-Madre…la creadora de mi existencia en esta tierra…la que me dio el aliento a vivir… ¿Por qué lo hizo? Habiendo sido más fácil haber dejado que la anemia me consumiera…puesto que yo no era lo que vos esperaba…pero vos si era lo que yo esperaba…cuanto le admiré por guiar a vuestros hijos por la senda del bien…cuanto os admire por ser de verdad la fuerza y columna de la familia…tanto que consideró…oh dulce madre…que era mejor que yo muriera de la casa, cortar la hierba mala de tajo…¡Cuánto os hubiera agradecido por haberme brindado un abrazo, o un simple empujoncito! ¿Una felicitación le era muy complicada, cuando intenté aprender a tocar el violín?...o es que acaso todo cuanto hacia…le llenaba el corazón de desprecio…madre mía… a pesar de que vos se encargo de enviarme al infierno…no puedo odiaros de la misma manera que vos lo hizo…

-Hermanos…vuestros intereses siempre estuvieron con vuestros padres…no podía yo haceros cambiar de opinión, ni ofreceros más que ellos…pues en el hambre me vi víctima, en el dolor y la soledad me vi preso, y tales acontecimientos no era un futuro prometedor, para ustedes, soles del sistema de la perfección… Pero no os envidió, al contrario, mi sonrisa más sincera es para vosotros…pues fueron lo que vuestros padres deseaban, no hubo decepción alguna en vuestros actos, y siempre fueron admirados, e incluso sus malos hábitos…les fueron corregidos pues era neceser hacerlos ser, perfectos… ¡Cuanto os felicito!, vivieron una vida de prosperidad, rodeados de los manjares que el mundo os ofreció…y mi querido hermano, el pequeño eclipse de mi dolor…me ayudaste, en mucho, estaré eternamente agradecido.

-He cumplido, basta de estar afligido, pues la humanidad que tuve, no puede afectarme nunca más… Padre os adore, madre os necesité….hermanos…os amé… gracias padre por haberme mostrado, cuan real era mi existencia, madre, gracias por haber dado la realidad de mi soledad, hermanos…gracias por la presunción de vuestros triunfos…Descansad en paz…pues Dios sabe que no cometieron faltas…

El conde, hizo aparecer una rosa de la nada…una rosa carmesí muy bella…abierta completamente, y la dejó caer en la lapida…mientras el desaparecía…para no volver ahí…pues todos se olvidaron de él, del humano que alguna vez fue…y el consoló a su propia humanidad, para que aquella durmiera eternamente, en su corazón.

XII.-

LA MORADA DEL CONDE GRADENIGO, PRIMERA PARTE…EL CLAN DE LA MUERTE

Y mientras el Conde decía su último adiós, a los mortales muertos….la condesa, Luciano y el señor Bautista se encontraban huyendo de un amanecer próximo…pues Luciano sabía lo que sucedería si la condesa quedara expuesta…y como buen hombre que ayuda…

-Condesa, ya es hora, el amanecer esta pronto y no hay refugio para ti… ¿alguna idea?

-Si, volver en el tiempo y ser mujer de nuevo-sonrío aquella dama –La tierra me cubrirá…me quedaré aquí mientras vos y el señor Bautista van a comprar boletos para Italia… compren un avión de ser necesario…- Y diciendo esto, la condesa colocó fajas de dinero en las manos de Bautista.

-Señora, mi objetivo es cuidarle…

-No señor Bautista…yo puedo cuidarme sola, no necesito de vuestra ayuda…ahora…necesitaros ser ágiles como las sombras, pues para este momento, media nación debe estar buscando por vos Luciano…Idos- Y la condesa desapareció en el momento en que un haz de luz del sol aparecía donde momentos antes ella se encontraba.

-Bueno Luciano…esto nos convierte en camaradas… ¿no es así?, arraigados a lo que ellos decidan…

-En efecto…Mmm ¿señor…?-Luciano preguntaba por su nombre, aunque lo sabia…pero quería parecer lo más paciente posible…pues Bautista podría revelarle el misterio del conde…

-Ah cierto, me llamo Luigi…-dijo Bautista

-Ya veo, bueno Luigi tenemos que irnos ¿no lo crees?- dijo Luciano…y aprovechando el sueño de los inmortales, se atrevió a preguntar, lo que haría que Luigi contara lo que él buscaba…la realidad –A propósito, ¿sabes por qué la condesa se fue?

-No, no tengo idea, sin embargo creí que usted la tenia, puesto que comentó algo acerca del amanecer y ella algo de la mortalidad y que la tierra le cubriría…

Luciano había olvidado por completo aquel intercambio de frases con la condesa, no existió medio de respuesta alguna ante esa solida muralla contra su intriga. Y solamente consiguió sonreír.

-Me parece que escucho mal, no dije nada parecido, aun así, debemos irnos puesto que quizás pueda volver la condesa, y si nos ve aquí sin hacer lo que pidió…

-Cierto, bueno no me gusta que las ordenes de mis amos queden en total ignorancia…vamos pues- dijo Bautista, reflejando en sus ojos, lo que aquellas personas sin sentimientos solo pueden tener, cuando se enfrentan a la realidad…confusión.

La ciudad, tal como la condesa predijo, estaba enfrascada en el caos, pues en donde quiera que se viese, existía carteles de búsqueda y recompensa, por la cabeza del ex magistrado…Luciano Del Valle…

Al mirarse en una de las pancartas aquellas, el señor Del Valle no pudo consentir una paciencia, pues la desesperación en el hizo efecto…

-¿Cómo entraremos sin que la sociedad se dé cuenta Luigi?

-Veremos la forma de hacerlo Luciano, por ahora necesitamos esconderle…-Dijo pensativamente Bautista, mientras conducía a Luciano a un callejón en aspecto abandonado.

Le dejó en aquel lugar, mientras Bautista iba a examinar la zona en donde se encontraban, necesitaban conseguir un avión…la agencia de viajes más cercana se encontraba a unas cuantas calles…por desafortunado que es el destino, había que atravesar la cámara de los comunes.

-De ningún modo me iré por aquel camino Señor Bautista, es un mero suicidio- habló desesperadamente el ex político

-Tendremos que, es nuestra única opción…pues es lo más cerca que tenemos, de otra forma la condesa quedará completamente desprotegida.

-No sabía que podía desaparecer y llegar al lado de la condesa en un santiamén, señor- dijo sarcásticamente Luciano –Nos encontramos ya lejos de ella.

-No me refiero a que por aquí puedo ir en su auxilio…hubo gente que nos miró bajar de aquel cerro…y eso me hace pensar que tampoco tenemos tiempo.

-¿Por qué no lo tendríamos?- Dijo Luciano

-Pues por la simple inspección monsieur… de que las personas nos vieron, lo más probable es que le hayan reconocido.

-En ello te equivocas, pues en el estado en el que estoy presentándome, no parezco en absoluto en aquel recto personaje.

Y en efecto, Luciano había dado en el clavo con tales palabras, pues el aspecto que tenía era más de un errabundo, que de aquel magistrado. Su saco estaba rasgado por la carrera que anoche tuvo que presenciar, la camisa se encontraba sucia, perdiendo aquel impecable blanco…el pantalón tenía también rasgaduras de aquellas ramas que grácilmente, le dieron una nueva máscara a tal personaje.

El señor Bautista lo miró, y asintiendo con la cabeza dijo:

-En efecto, no lo parece, pero aún así, no puedo darme, es decir, no podemos darnos el lujo de irnos más lejos…en efecto, vuestra barba ha empezado a crecer y el cabello se encuentra hecho un verdadero desorden, y existen probabilidades de que a pesar de que cuente con tal cambio, exista alguien que lo sepa reconocer, y no jugaremos a los dados solo por no arriesgar un poco el pellejo.

Las últimas palabras dieron por entendida, terminada la discusión…a lo que Luciano solo pudo asentir, mientras tragaba saliva, y trataba de no concentrarse, en un plan fallido, la muerte de Luigi, y su captura.

-Trataremos de darle un aspecto más encubridor señor Luciano, y pasaremos con naturalidad, por la calle Zaragoza, de ahí, atravesamos y llegamos a la cámara, pasándola derecho hasta la agencia…en donde se esconderá en el callejón entre la cámara y la agencia- dijo Bautista esto, mientras trazaba con su dedo los pasos a seguir en el adoquín saliente de aquel pasillo.

-¿Cuánto tiempo calcula que pueda comprar los boletos?-preguntó Luciano.

-10 minutos, a lo mucho, en cuanto salga tomaremos un taxi y regresaremos a la mansión…de ahí recorreremos el camino que hicimos la noche anterior, y con suerte estará la condesa predispuesta.

-No existe tal oportunidad-dijo en actitud pesimista Luciano –Pues la parte del callejón tiene una puerta la cámara, que se usa para disponer de los desechos del inmueble.

-¿Qué hora es?-

Luciano consultó su reloj, estrellado por la huida nocturna – son las diez de la mañana….

La mirada de Bautista se contorsionó en un par de ojos que se empequeñecían conforme la concentración de aquel buen hombre aumentaba.

-Usted Luciano, es el magistrado, el inmueble lo conocía de pies a cabeza, debe de haber una hora para el aseo, ¿no cree?

-Ah, entonces en ese tal caso, el aseo lo realizan a las diez de la mañana, empezando por el piso superior, bajando los 4 pisos del inmueble, de allí, comienzan la limpieza del auditorio.

-¿Y el tiempo?...

-Dos, tres horas cuanto mucho, pero dependiendo de la cantidad de desechos, lo depositan en aquel callejón, al final de la rutina, ó lo van retirando del lugar por partes, y en eso es donde peligramos, puesto que no sabría decirle Luigi, si hoy existe tanto desecho o lo contrario.

-Entonces se reduce a esto Luciano-dijo Bautista, en el momento en el que retiraba sendas pistolas con culata de marfil, adornadas finamente con entrelazados de palos de rosa…y cuya peculiaridad más grande….en los rodillos destacaba una pequeña cruz.

-Solo dispongo de dos cargas más, solo le proporcionaré una…el arma ya está llena…

-Pero…nunca pude disparar un arma decentemente…-confesó Luciano.

-Pues nunca es tarde para intentarlo, además es su vida la que está en riesgo.

Y diciendo esto, Luciano y el señor Bautista se colocaron el arma entre los abrigos…para salir a la calle…Luciano, tal cual como estaba señalado en el plan…iba detrás de Bautista, y mientras el criado iba por delante, Luciano dio la vuelta, para toparse de frente con el edificio de la cámara.

Imponente e inmaculado, la cámara se encontraba en frente a sus ojos…con las escaleras forradas de un mármol blanco, en sendas fuentes se encontraban ángeles esculpidos con fina labor, señalando al cielo, y en el pórtico principal, donde conducía a las oficinas, se observa el emblema de los dominantes, el león, y el lema de la ley política de aquellos días “Il giorno domina, Dio condanna”.

Su miedo se hizo visible, pues aquellas leyes, que condenaban a todos aquellos que se oponían a un nuevo nivel, ahora se volteaban contra la mano que firmó su aceptación.

Pues él despertó del largo letargo en donde se encontraba, su realidad se encontraba colocada sobre la mesa, moriría si fuera capturado, o lo que es peor…le torturarían para que revelara información acerca de aquellos seres que lo intentaron proteger.

Se estremeció…necesitaba llegar hacia aquel callejón, esconderse y confiar en que Bautista no demorase tanto en su compra.

Miró una vez más a su acompañante, que distaba de unos cuantos metros de donde se encontraba él, Luigi hizo un rápido movimiento y hecho andar hacia la agencia, mientras, presa del nerviosismo, Luciano se conducía hacia el edificio y de allí…a su lugar de salvación.

Su mirada era demasiado delatadora, pues movía los ojos de un lado a otro, y volteaba la cabeza para mirar su retaguardia, afortunadamente en aquel lugar solo se escuchaban los pájaros que cantaban sus suaves melodías en la fuente.

Siguió recorriendo el trayecto, hasta ver que Bautista se introducía en la agencia de viajes con éxito, hecho polvorosa para llegar al callejón…su miedo había sido enfrentado y vencido, estaba a salvo, por ahora.

Sin aliento, por la carrera, se encontraba además demasiado difícil de controlarse, pues si bien era cierto que el peligro había pasado, todavía faltaba la larga y lenta espera…

Para dar mejor aspecto, a su apariencia, se recostó cerca de un basurero, y fingió quedarse dormido, sin embargo, la espera y el calor le hacían un efecto somnoliento, haciendo que se quedara dormido.

Pero aquel estado no duró mucho, pues un disparo le hizo levantarse, con el arma en mano…lista para cualquier evento que se suscitase.

Y entró Bautista en el callejón…mientras una alarma sonaba en aquella plaza…

-¡Que fue lo que hiciste!- gritó por encima de las alarmas, Luciano.

-Te lo contaré después, necesitamos un automóvil…-dijo su cómplice.

Corrieron por el lado opuesto a la plaza, al salir de aquel callejón…Luciano no pudo contenerse y lanzó al aire un gemido aterrador.

En frente de ellos, se encontraban cuatro camionetas de las que habían sido enviadas para destruir a Luciano, hace días.

Los hombres escucharon aquel sonido delatador…y rápidamente retiraron sus armas de sus fundas….y la refriega comenzó.

Esquivando las balas, Luciano se colocó detrás de una pared de un terreno baldío, mientras Bautista se colocaba en su opuesto…disparando a diestra y siniestra…unos gritos de dolor, le hicieron saber a Luciano que las balas de Bautista habían sido despedidas con buena puntería, derribando a alguien, ó algunos, quizás.

-¡Te quedarás así sin hacer nada ex magistrado, ó me ayudarás!-gritaba Bautista.

Pero Luciano no se movía, se mantenía agachado, pero inmóvil, se había bloqueado…no tenía consciencia de lo que sucedía en aquel momento…

Las balas seguían cayendo sobre ellos, una lluvia de plomo deshacía los muros que actuaban de escudo ante estos personajes…

El señor Bautista, al darse cuenta de la situación interna por la que pasaba Luciano, se acercó a él, una bala rozó su pierna, haciéndole perder el control sobre su cuerpo…

Luciano despertó de aquel bloqueo, jaló a Luigi de donde se encontraba…

-Mi última carga- dijo Bautista colocando las últimas balas en su arma… -Creo que no lo lograremos…

-No se preocupe…necesitamos huir de regreso al callejón…tomar un auto y escapar…

-No lo lograremos…

-Al menos debemos intentarlo…ahora…yo aún no gasto bala alguna…yo por detrás mientras usted se encarga de lo que suceda al frente…

Tal resolución fue tomada a tiempo, pues el muro se deshacía en el momento en que el polvo actuaba como una cortina, Luciano disparaba a diestra y siniestra, haciendo que sus atacantes se refugiaran tras las camionetas…

Aquella oportunidad fue la esencial para poder correr…todo iba de acuerdo a lo que se suponía debía ocurrir, del otro extremo una brigada de inquisidores estaba al pie…

-Maldición, inquisidores…que no le agarren Bautista, no por nada le dicen así a tales sujetos…

Bautista corría, en el momento en que uno de ellos disparaba su arma…Luciano tomó reflejos muy rápido, accionando de nueva cuenta su gatillo, su bala dio de lleno en el pecho del inquisidor…que cayó mortalmente herido…

La suerte al parecer sonreía ante estos seres, pues un taxi se encontraba en el lugar, al parecer vacío.

Bautista entró primero…seguido de Luciano…quien con un golpe de la culata, rompió la ventanilla para poder entrar por la parte trasera del automóvil.

-Bautista….-dijo Luciano desesperadamente, pues el también tenía una última bala.

-Espera, necesito encenderlo…pero no hay llave…estamos perdidos…

Los inquisidores corrían en pos de ellos, y una nueva lluvia hacia añicos las ventanas, puertas y llantas del lugar…

-He aquí…el final-dijo desesperadamente Bautista…

Al no ver otra opción…Luciano salió del otro lado de automóvil, tomó a Bautista del brazo, haciéndole salir del vehículo, al momento en que hacia explotar el tanque de gasolina…

Una voluta de humo y fuego se levantó ante ellos… el infierno había despertado, y mientras este arrojaba al cielo sus llamas…ambos señores atravesaron la calle…retiraron del automóvil a un joven, que se había detenido al ver a los hombres que corrían…

Bautista se dejó caer en el asiento trasero, mientras Luciano conducía en sentido contrario…para poder librarse de todo este embrollo, no pararía hasta llegar a las afueras de la ciudad, donde, aún siguiendo el plan, llegarían a la casa del conde…

-Por poco señor Bautista…

Pero Luigi Bautista no respondía…

Luciano miró por el espejo retrovisor, y un terror invadió su semblante, al ver que en el asiento había sangre, buscó el rostro de Bautista y allí lo vio, contorsionado por el dolor que le causaban las heridas…

Momentos después llegaron a la subida empedrada, mientras se levantaba, majestuosamente y melancólicamente, la morada del vampiro.

Estacionó el carro dentro de los jardines, pues no podía dejar a la vista la prueba de que los fugitivos se encontraban dentro de esas ruinas…

Llevó a Bautista por los hombros…mientras le decía palabras de fuerza y valor para que no cediera a la muerte. Tenía que salvarlo…

Apartó la puerta de una patada…mientras lo conducía escaleras arriba, donde aún se encontraba el retrato del Barón de Dreux, dejó a Bautista en el asiento donde el conde se colocaba al hablar…

Examinó el cuerpo de Bautista para buscar las heridas…y su alivio fue tal, al ver que solo era una pierna rota por una ráfaga de balas, la que le estaba causando el dolor a Luigi.

Rápidamente, le dio un poco del licor que quedaba de la botella, mientras con el restante, Luciano vertía a la herida, limpiando la sangre con lo que quedaba de su chaleco…

Bautista pudo recuperar el habla poco a poco, mientras el silencio se hacía demasiado ensordecedor…

Al cabo de unos minutos, Luciano irrumpió en aquel ángel débil…

-Debemos ir a un médico, no creo que pueda resistir más…el dolor lo puede dejar en un coma Bautista…

-Escúchame…-dijo al fin Luigi… -Estoy acabado, y estoy feliz por ello, no puedo tener más felicidad, pues al fin podré descansar…solo quiero pedirte algo.

-No digas eso, te salvaré, hay que buscar medicina o anestesia…

-Olvídalo, dentro de poco me desvaneceré, y quiero ya este final…ten…-dijo Bautista a Luciano, mientras le entregaba una llave pequeña que arrancaba de una cadena, colocada en su cuello. –Ésta llave es la que abre mi cajonera, debajo, detrás de la escalera principal, la puerta está abierta…

Luciano no podía hablar, él sabía que podía salvar a este señor…

-Hazlo, y el último favor que te pido…es que solo me hagas parar este dolor…

-¿Cómo?-dijo Luciano, aunque en realidad conocía el tipo de respuesta

-Como lo hiciste con aquellos jóvenes…

-No puedo, de verdad que no lo haré, no puedo, no quiero…

-Hazlo…es mi última plegaria…

Y acto seguido el señor Bautista terminó el contenido de la botella…

Luciano, miró su arma…amartilló…y se dispuso a colocarla, en el corazón de su protector…

-No puede terminar así…

-Es inevitable, te diría el conde, que es lo que es…sin más ni menos- dijo Bautista

-Entonces, sea así…muere en paz…

-Los boletos del avión se encuentran en mi camisa…protege a la condesa con tu vida, en lo que el conde llega de nuevo.

De nuevo el silencio…solo un mirar, uno con seguridad, el otro con tristeza.

El gatillo fue jalado…el sonido apareció, y el telón del señor Bautista, se cerró.

Había muerto…y Luciano de nueva cuenta se hallaba solo…

Retiró los boletos de la camisa…mientras miraba aquel rostro…sereno, paciente, que inclusive parecía que sonreía.

La escena no la podía contemplar más…Luciano salió rápidamente de la habitación…bajando a toda velocidad las escaleras…

Al final llegó a la habitación que se encontraba detrás, abrió la puerta con sumo cuidado, mientras con la llave abría el único cajón del mueble.

En él había cartas, y pequeños libros, con llave…Luciano intentó abrir la cerradura con la misma llave, más no lo consiguió…al fin, debajo de todo esto, se encontraba un libro de mayor tamaño, forrado de piel, que con el tiempo se había cuarteado, sin embargo era muy liviano, a pesar de su pesada apariencia, contenía pocas hojas, lo abrió y con un grito de sorpresa, contestó lo que aquél texto decía.

EL DIARIO DE BAUTISTA.

13 Marzo 2081

He seguido el rastro de mi padre, pues unos habitantes de Orleáns me dijeron haber escuchado el apellido Bautista, en el poblado de Dreux…al llegar allí, encontré una magnífica mansión, mi madre había muerto y entonces era dueño de mi suerte…tras haber viajado por 4 días, me detuve en aquel lugar, sin pensar en que aquellos aposentos, serían el inicio de mi vida como tal.

Al momento de tocar la puerta un sirviente me abrió, ¡Qué extraño era aquel paisaje, era el pleno siglo XXI y aun así habían lugares donde al parecer no existía noticia alguna de la democracia!

No diré con detalles está historia, pues pueden ver este documento y podrán entonces conocer la vida de mi amo…

Tales palabras suenan extrañas inclusive al momento de escribirle…el Barón de Dreux, quien es el dueño de la casa, me brindará amparo y hogar, a costo de mis servicios…y lo extraño del asunto, es que al momento de decir mi nombre…su rostro se hizo en una sonrisa espantosa, no entiendo que pasa…

25 Marzo

Hoy sucedió algo meramente extraño…

Me encontraba limpiando la habitación del Barón de Dreux, ya que en todo el día no le veía, de hecho, es extraño, casi nunca lo veo…solo en las noches, se queda platicando con un tal conde de la croix…no entiendo porque ésta gente usa títulos de aristocracia…

Pero como te decía mis queridas páginas, me encontraba limpiando la habitación, cuando el tal conde, de la nada se apareció…al verme se mostró indiferente…

-Solo tomaré un poco de la loción del barón, mi joven sirviente, podéis continuar con vuestra tarea.

Algo extraño estaba en todo este lugar, ¿Por qué me decía, joven…si tenemos la misma edad?...si, es cierto soy un sirviente, pero… ¿De él?...algo raro sucede aquí…

Aún con todo los pensamientos que tuve, me puse a seguir limpiando, pero hasta ahorita que escribo estas páginas, la mima pregunta me hace temblar… ¿Cómo llegó tan rápido a donde estaba…?. Todo estaba oscuro, no pude ver si ya estaba allí…mañana le preguntaré al barón de Dreux si es que acaso sabe que sucede con ese joven.

26 Marzo

Esté día fue verdaderamente horrible, me enviaron a la bodega de vino para limpiar los barriles, sin embargo me percaté de que aquel lugar jamás fue limpiado, y que al parecer antes tenía la pinta de ser algún tipo de matadero, pues olía a sangre. No pude estar mucho tiempo allí, nunca me ha gustado el olor de la sangre, ni mucho menos verla…me espanta la idea de que tan siquiera voy a morir tarde o temprano…

Y por más que evito esa idea, esta casa tiene un aura demasiado extraña, pues cada vez que despierto…mis pensamientos siempre atribuyen a una voz, que siempre me dice “tarde o temprano morirás”…lloro, pues no quiero morir, no quiero dormir y pensar que jamás despertaré, no sé qué hacer.

Al momento de ser enviado a limpiar las rosas de los jardines, mi mente se concentró en quitar los pétalos marchitos, regarlos, y aspirar toda la fragancia de las flores, en si el lugar es muy acogedor, lejos de la civilización, sin nadie quien te pueda molestar.

Al terminar mi tarea me fue asignada otra, que me hizo temblar inconscientemente, en realidad hasta ahora que lo pienso, no sé por qué temblé de esa forma, mi tarea era simple…limpiar la habitación donde se hospeda, el Conde De La Croix.

Muchos de los sirvientes, me dijeron que intentara razonar con el jefe de la servidumbre, pues ese piso estaba maldito… ¡Qué locura!, el Barón nos tenía estrictamente prohibido salir a la ciudad, y entonces en aquel lugar, lejos del siglo que estaba sobre nosotros, hacía que la gente se volviera al tiempo en donde fantasmas y brujas eran la noticia de todos los días…

Pero mi superstición ganó a la razón, pues entonces recordé el estremecimiento que me dio, cuando me enteré que la habitación era del Conde.

Se encontraba en el tercer piso de la casa, por casualidad, su habitación se encontraba debajo de la del Barón…me puse a tocar la puerta, pero no había respuesta del otro lado…y con mis latidos desbocándose, me aventuré entonces a entrar.

Aquella habitación jamás la había limpiado, y por lo tanto, si quiera entrado en ella…era un aposento demasiado amplio para una sola persona, las cortinas estaban corridas y mi primera impresión, fue que el conde aún estaba dormido…

Pero hablé, diciendo que le iba a hacer su limpieza, y si era tan amable de indicarme si podía hacerla ahora, o cuando el cuarto estuviese vació…pero nada.

Abrí las cortinas para dejar pasar la luz…hasta que encontré el interruptor para las lámparas del candelabro.

El cuarto estaba vacío, sin embargo, juro, que sentí que el conde estaba allí, escuchándome.

Me puse entonces a limpiar, la habitación se encontraba en un estado muy lamentable, polvo por doquier, y las sábanas llenas de polillas, me impresionó tanto el hecho de saber que en este lugar el famoso conde se quedaba…en fin, no le di vueltas al asunto y emprendí mi labor, no sé cuánto tiempo transcurrió, pero ya era tarde, el anochecer estaba llegando , y al momento de desempolvar uno de los cajones del buró, se me cayó un libro, que a su vez dejó caer una fotografía…

Te contaré como era, diario, pues mujeres como esta no encontraré en toda una vida.

Era una fotografía, como te dije, de una mujer…en ella está vestida con un corsé, con adornos y encaje en negro, sus brazos y sus hombros, eran cubiertos por una prenda de una tela suave al tacto, me imagino, negra y translúcida.

En el cuello, llevaba una cruz de plata, su cabello era de un lacio negro, una nariz muy fina y unos labios que componían algo que parecía ser una sonrisa, sus ojos eran del mismo color que su cabello…quizás un poco más claros…

En si, la mujer era muy bonita, no sabía de qué época pertenecía, sin embargo, me recordaba a las damas de una época pasada, renacimiento creo le decían, o romanticismo, no recuerdo…

Sin embargo, en esa época no existían cámaras, me sorprendía tanto ver que aún algunas personas usaban esa indumentaria, ¿El conde también usaría ropa antigua?... en cuanto al Barón, el usaba siempre pantalón, camisa, saco, y encima de ello, una larga capa de terciopelo rojo, que hacían juego con sus ojos…aunque parezca increíble, el tiene los ojos rojos, quizás sean lentes de contacto, supongo.

El libro que contenía aquella fotografía era nada más y menos que aquel clásico del cual había escuchado decir alguna vez a mi madre… Romeo y Julieta, de un tal, Shakespeare, detrás de la fotografía, había algo escrito, a pesar de no tener recursos, mi madre se las arregló para por lo menos supiera leer y escribir…y empecé a leer lo que decía atrás de la fotografía…escrito con una muy pulcra cursiva:

Solo mira por el alfeizar de vuestra ventana, y mirad en el espejo de la realidad, mi corazón contigo siempre estará, pues no existe mujer, a quien pueda amar…más que a vuestra mirada angelical”

No podía creer lo que he leído, pues me sorprende, el conde entonces si tiene corazón, muchos en la casa dicen que ambos seres, son muy fríos y que creen que son vampiros, honestamente no creo en eso, pues solamente estoy aquí con un propósito, servir y mientras pueda conseguir información del paradero de mi padre, todo estará bien, estaré con él algún día y entonces podré irme de ese lugar.

Volví a colocar los objetos en su lugar, sin embargo un cierre de puerta tan ligero, me sorprendió de súbito y el alma se me cayó a los pies cuando vi en frente de mí al autor de las palabras detrás de la fotografía…el conde.

Solo me miró con sus ojos, que eran de un negro impresionante, sin embargo no me atreví a mover, hasta que él hiciera lo que fuera conmigo, no quería ni verlo, hasta que habló con un matiz de voz, menos frío, más humano…

-Joven Bautista, conocéis el dicho, “la curiosidad mató al gato”, por favor tenga la mera amabilidad de no contar palabra alguna de lo que habéis visto en la imagen, ni siquiera del hecho de haber encontrado tal libro, bien, solo…venía por mi capa, aurevoir”

Y diciendo esto, tomó una capa de terciopelo negro y se fue, cerrando la puerta sin perturbarse.

No sé qué pasa dentro de este lugar, pero la verdad son cosas demasiado extrañas, ¿Por qué no querría el conde que pronunciase palabra alguna?

29 de Marzo

Las cosas no pueden ir de mal en peor. Habiendo sobrevivido a la furia calmada del conde, se me ocurrió hoy hablar con el señor D`Liex, que es el único ser con quien converso en toda la casa…

Le conté acerca del incidente, de cómo se me cayó el libro y lo que encontré en él, eran las 8 de la noche supongo, y por desfortuna, el Barón de Dreux escuchó lo que había sucedido 3 días antes.

-Fotografía decís, ¿monsieur Bautista?- me dijo el señor de la casa

Tímidamente le pude solo afirmar con la cabeza, pues mi terror de verdad era tal, que no podía articular palabra alguna.

-Vamos, vamos, no os pongáis nervioso, no habéis cometido el pecado de la lujuria o algo así por el estilo, le agradezco la información, me es de mucha importancia, solo una cosa joven maestre, ¿El conde mencionó el nombre de la mujer?

Ahí mi boca pudo reaccionar casi al instante…

-Yo jamás dije que era una mujer- le dije con horror pues supuse que el Barón percibió mi intento de rebelión, a lo que él, por sorprendente que sea, me respondió con una sonrisa…

-No, es cierto, pero yo mon ami, supuse que era una mujer, pues tal descripción que le dio a monsieur D`Liex, no podría ser de un hombre…con vuestro permiso, regresad a vuestras tareas.

Realice la última vuelta a los jardines con mucha rapidez, coloqué seguro a mi puerta y me dispuse a tomar, sin embargo, en este cuarto, me sentí demasiado perturbado, pues seguía sin poder adivinar que me podrían hacer estos aristócratas, si era cierto que son fríos como se les dice…entonces correrme, no iba a ser suficiente para ellos.

Siendo las 4 de la mañana, tocaron la puerta de mi aposento, “ya es hora, me matará, estoy seguro”, me decía a mí mismo, mi terror me hizo gritar, pues no quería morir, no quiero, ni hoy ni nunca, no debo, lo que sea menos la muerte…

Abrí la hora, y en efecto, su rostro de profunda tristeza, una palidez no tan impresionante como la del Barón, pero no era despreciable, venía esta vez solo con la camisa, pantalón, botas.

-Seguidme, no tenemos mucho tiempo…solo un par de horas…

Aquí concluyó el día, con el terror en mis manos, en mi vida, en mi rostro, oh Dios mío, por favor protégeme…

Aquí el diario del can cerbero del señor Luciano, llegaba a su fin, con una mirada desesperada, empezó a buscar dentro del cajón para buscar las otras partes, no había nada…libros, notas, una carabina antigua, dos cigarros, era lo que componía en su mayoría al espacio que tenia para si, el señor Bautista…

-Oh, que sucedió, si, en efecto no lo mató, pero quiero saber su historia…- se decía a si mismo el señor Luciano…

-La historia no fue contada por el conde, solamente le pidió que le siguiera sus pasos, que fuera su amigo y confidente, y que de favor no escribiera nunca más lo que el conde decía al señor Bautista en una hoja de papel, que lo llevara solamente en su mente- dijo una voz suave y perfumada…

Luciano se dio media vuelta, y vio a la Condesa en el marco de la puerta, acariciando sus guantes de seda blancos, un vestido vaporoso de color vino y un abrigo negro, la Condesa tenía con tal indumentaria un parentesco de una verdadera princesa.

-Ya atardeció, pues cuanto tiempo estuve aquí…-dijo Luciano…

-En efecto, es tarde, más no tiempo para que esté aquí, por lo que observé en el comedor, el señor Bautista expiró, ¿es así?...

-No señorita, se pudo haber salvado, pero…- Luciano no se atrevió a decir lo demás, pues para él ahora era un crimen lo que hizo…

Ante tal comportamiento y frase inconclusa, la condesa simplemente dio media vuelta, y antes de salir dijo a su oyente.

-El pidió una plegaria, solo vos fuiste el cura que la escuchó…ahora bien, necesitamos irnos, el viaje está pronto a empezar, ya habrá momento de arreglaros señor Luciano.

Acto seguido, ambos partieron, dejando la casa abandonada de nuevo, el hogar de un alma eterna, de su eterna dueña de su corazón, y la última morada del guardián…donde los vestigios mudos, eran la tumba de aquel mortal.

[…]

La hora era muy temprana, para que la condesa hallase despertado…la luz del sol todavía estaba en un poco de su esplendor…eran las 6 de la tarde.

-Trataremos de ir por sombra señor Luciano, de lo contrario tendremos consecuencias grandes, y no solo cargará en su mente una muerte…si no dos.

Ante tales palabras Luciano condujo a la condesa en el automóvil, buscando siempre una sombra de algún árbol, hasta haber llegado a la ciudad, los edificios se convertían en la protección de la condesa…al llegar al aeropuerto, el ocaso ya estaba en su punto final.

-Creo condesa, que no podré entrar en estas prendas, puesto que un indigente que tenga un viaje a Italia con una mujer con vestido caro…

-No os preocupéis, no necesitamos ser tan mascarados, puesto que como bien decís, una fina mujer con un hombre en ropas sucias, puede significar un sirviente…ahora bien…introduciros en vuestro personaje.

La condesa esperó a que el señor Luciano le abriera la puerta…la condesa frunció el seño de una forma molesta…mientras Luciano cargaba una maleta y se colocaba detrás de la mujer.

-Espero que no lleguemos tarde Bautista, pues si pierdo este vuelo…vos perderéis el empleo… ¿estáis escuchándome?- decía la condesa con aspecto molesto y dueña de sus palabras…tales frases salían con una naturalidad de la voz de aquella dama.

-Si mademoiselle, entiendo- dijo Luciano, con un gesto de dolor…convincente para las personas que miraban tan curiosa escena…pero para Luciano, el haber entrado en el personaje de Bautista, le lastimó más que otra cosa.

Al entrar al aeropuerto, las miradas se voltearon al mismo tiempo…y mientras avanzaban con seguridad…la condesa decía para sus adentros, más no en los pensamientos.

-Como antes, vaya que la gente no cambia, mi conde de la croix, que razón tenéis, “los mortales nunca cambiaran”

Al llegar al hangar, el encargado de revisar los boletos se maravilló al ver a la condesa…rápidamente, en su papel, Luciano se colocó en frente de ambos personajes.

-Boleto señorita, si es tan amable- dijo el encargado, con una mirada un tanto reprochable a la vestimenta de Luciano.

-Signore Bautista…-dijo la condesa, extendiendo su mano gentilmente, mientras Luciano colocaba dos tiras largas en la mano, enfundada en el guante de seda de la condesa.

-Todo está en orden, adelante, y buen viaje- dijo el encargado, mientras entregaba de nueva cuenta los boletos a la condesa.

Al entrar al avión, nuevas miradas se cruzaban al ver a la condesa y al señor Luciano. Al llegar a sus asientos, Luciano se sorprendió al ver que era un cuartito, una cama y dos sillones, mirando hacia la pantalla de LCD.

-¡Oh!, mon Dieu, el señor Bautista si que sabe definir los gustos- dijo la condesa con una infantil risa…y en un parpadeo, se encontraba en la cama recostada, mientras Luciano colocaba la maleta en el piso y se dejaba caer en el asiento.

-Muy bien señor Luciano, encontrará todo lo que necesita en la maleta, haga un buen trabajo y quede irreconocible, por suerte existe un baño pequeño en este lugar…-dijo la condesa, señalando una puerta pequeña, que estaba a su lado.

Del Valle fue directamente a la puerta, colocó el seguro, y abrió la maleta.

El equipaje contenía un pantalón de seda, muy brilloso a la luz, un par de zapatos negros charolados, junto con una camisa blanca con cuello levantado, chaleco gris bordado con botones dorados, un saco de terciopelo gris, y encima de todo ello, una capa de viaje, también, gris.

Al lavarse el cuerpo y colocarse el atuendo…al fondo de la maleta había lo que se necesita para afeitar, las navajas, colocadas en un estuche y la crema en bote.

Se quitó las patillas que eran muy delatadoras, el bigote que durante tanto tiempo llevó en su rostro… y la barba se la cortó a modo de que solo quedará un poco en su barbilla…

Al mirarse en el espejo, el mismo se sorprendió de su cambio tan radical, pues bien…el antiguo magistrado en el rostro llevaba gafas redondas, su bigote y su barba cafés, le hacía tener una apariencia amenazadora, sus ojos claros, hacían verle bondadoso, si es que no hubiera delante de ellos un tono de voz muy grave.

Todo había cambiado ahora…en pocos días, el hombre justo y recto…era el fugitivo y condenado, sus gafas habían desaparecido, sus barbas fueron reducidas a la barbilla y no había bigote, incluso su voz resultaba tímida y con temblores…y su mirada ya no era de un gesto amenazador, si no de un carácter de consternación y duda.

Al momento de salir del cuarto de baño…la condesa se encontraba revisando un librito, en donde escribía ciertas palabras.

-Condesa…que opina…-dijo Luciano, y mientras estas últimas palabras eran articuladas, la condesa ya se colocaba detrás de él, ajustándole el saco.

-La opinión…simplemente es debida cuando lo amerita, por ahora solo puedo decirle que Gradenigo no sospechará mucho, salvo por el color de piel un poco más morena que la nuestra, y los colmillos claro…

-¿Colmillos?, ¿qué quiere decir con colmillos?

-Pues que el conde Gradenigo acepta a los humanos en su aposento, solo cuando hay vacantes en sus filas de siervos, o cuando le servirán de alimento… no puedo aseguraros nada señor Del Valle, solo confío.

-¿Confiar?, ¿en qué?, no es por ofender, pero entonces por lo que veo…me enviaron a la boca del lobo.

La condesa solamente dio una rápida sonrisa al rostro desesperanzado, y colocándole la capa encima le dijo.

-La confianza que tengo en mi conde, si el ángel cayó y no él, entonces nos estará ya esperando en el palacio del Giovanni.

-¿Giovanni?, ¿no era Gradenigo?- dijo confusamente Luciano.

La condesa hechó a reír de una manera parecida al conde…de una forma burlesca.

-Tenéis mucho que aprender si queréis saber la verdad señor Luciano, aún así, no daré cuenta de lo que no me corresponde, solamente tenga paciencia…recuéstese y duerma…el viaje será algo largo…

-¿Qué sucedería si llegamos en el día?- preguntó Luciano mientras se recostaba en la cama.

-No sucederá, pues llegaremos a Roma en la madrugada.

Luciano se quedó callado un momento, mientras la condesa se quedaba otra vez sumida en la escritura en aquella misteriosa libreta.

-¿Tiene algún otro título?-le preguntó Luciano.

-Condesa, Princesa y Esposa- dijo riéndose la condesa.

-¿Por qué tienen esos títulos?-

-Ya se lo habíamos explicado monsieur, no tengo por qué volver a explicarlo…

El silencio de nuevo…la condesa era una persona, o mejor dicho una vampira, difícil de tratar.

-En la noche…-dijo al fin Luciano – en que nos perseguían, me pregunté muchas veces, el por qué había tenido ese sueño…

La condesa no se inmutó si quiera en preguntar, pues cabria la posibilidad de que no le interesase el relato, o porque sabía que Luciano iba a continuar contándolo.

-En mi sueño, primero estaba mi esposa- dijo Luciano –de allí escuche la voz de aquel mago en mi cabeza…como si estuviera a lado de mi.

-Un mal sueño seguramente…-dijo la condesa

-No, cuando él me hablaba, sabía que estaba pronto a despertar…además al final, el dijo que ya estaban, donde me encontraba.

Ante tales palabras, la princesa dejó de escribir…miró fijamente a Luciano, quien a su vez, habría jurado que en los ojos claros de la mujer, había un destello rojo.

-¿Qué se encontraban allí decís?, ¿En qué momento dijo aquel ser algo así?

-Lo vuelvo a decir señorita, lo dijo en mis sueños…y en ese momento…desperté, y encontré con la mirada a Bautista.

-¿Habéis vuelto a sentir tal evento señor Del Valle?

-No, puesto que tampoco he dormido, en lo que va del tiempo transcurrido…de ayer a hoy.

La condesa se quedó viéndole, fijamente, sin parpadear, tal mirada no podía sostenerla Luciano, quien en repetidas ocasiones, desviaba sus ojos hacia la puerta, o hacia alguna parte de la pequeña habitación del avión.

-Cuando lleguemos a Italia, vos no tendréis tiempo de descansar, así que os sugiero que lo haga ahora.

-Pero, tengo el temor de que aquel mago, pueda rastrearme en mi sueño, o que se yo…-dijo Luciano.

-Perded cuidado, no creo que esa situación pueda ocurrir de nuevo…dormid pues.

La condesa se levantó, abrió la puerta y salió al pasillo, dejando de nuevo a Luciano solo.

Luciano se volvió a acostar, absorto en tantos pensamientos que nunca en su vida le habían invadido tan a la vez…lentamente se fue quedando de nuevo dormido, con el temor de escuchar la voz de Sir Azincourt en cualquier momento.

[…]

-Señor del Valle...-susurraba una voz muy familiar, en la mente de Luciano…o ¿estaba ya despierto?

Abrió los ojos de par en par, y vio a la condesa que le hablaba desde el marco de la puerta…

-Estamos prontos a aterrizar, le gustará Roma, en fin, disponga de lo necesario…

Luciano se levantó y se acordó que las ropas estaban en el baño, llenas de polvo, sangre y sudor…

-¿Qué hacemos con las prendas que traía antes?- dijo Luciano.

-Dejadlas en donde se encuentren, no habrá sospecha, pues entraste como mi sirviente, y saldrás como mi sirviente…solo que un poco más arreglado.

Salieron del avión, al llegar al hangar y posteriormente a la sala de recepción, Luciano se encontraba siempre detrás de la condesa, cargando la maleta vacía, fingiendo servidumbre.

En este lugar las miradas no eran tan concurridas en tal escena, quizás porque en Italia piensan que es un gesto de amabilidad portar las maletas, en lugar de un servicio que necesita un amo.

Salieron del aeropuerto donde un carro negro, muy lujoso, los aguardaba…

El conductor le hizo señas a la condesa, quien grácil, fue a su encuentro. Tal personaje le dijo unas cuantas palabras en voz baja, e incluso apenas movía la comisura de los labios el conductor, le entregó unas cartas a la condesa, mientras ella las leía, el conductor tomó la maleta vacía, quien la coloco en la cajuela y le indicó a Luciano que se metiera en el automóvil.

-Io personalimente stare a vuestros servicios, me llamo Alessandri Liborga

-Es un placer monsieur, y dígame, ¿existe algún otro recado para mí?- dijo la condesa

-Niente, todo lo que le brindé es todo lo que se me entregó, a pesar de ello, la casa de mi capo está più allarmada de lo normal, me parece que recibirá más visitas.



[1] “Eterna duda, enterrada estas”

[2] “La Eterna alma, no cambiará”

[3] El alma eterna, la luna ama

[4] El día domina, Dios condena


AUTOR: † Vampire Count De La Croix †