sábado, 16 de mayo de 2009

Rosales Marchitos


El viento de la noche acaricia mi rostro
lágrimas brotan del corazón cansado,
y de aquellos hermosos rosales
solo quedan las hojas marchitas,
marchitas como la vida misma
como el alma doliente...
Las rosas putrefactas que carcomen los gusanos
tal como sucede con el humano cuando ya en su tumba yace.
Dolor y ternura acompañan el alba,
al igual que lo hacen con el crepúsculo de la vida,
de mi vida vacía y obsoleta
de esa vida que se apaga eternamente.
Cuán absurda es la existencia,
cuán despiadado es el amor conmigo...
El epitafio de mi tumba cruel será,
más aún así menos cruel que mi destino.
Los rosales afrontan ya la muerte de su aroma y belleza
tristeza desmedida irradian con las marchitas rosas,
así una dama lo hace con el alma muerta,
con el corazón ensangrentado y mortecino.
Oh Dios quisiera morir por causa del olvido,
oh cruel destino ¿Hará alguna vez la felicidad presencia en mi camino?.
Los rosales muertos ya están
es hora de marchar con la tenue luz y sin el aroma de las rosas...
Marchita mi alma y la rosa de mi cripta están.

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